Todo comenzó con una lista de palabras que dio nacimiento a distintas historias: cuentos de miedo, de amistad, de animales, del circo, de valentía, de magia y otros, que comenzaron a tomar forma a medida que transcurrían las clases.

Los mismos fueron escritos por cada uno de ellos y luego, diseñados en la computadora, intercalando frases con imágenes. Finalmente, fueron encuadernados con tapas artesanales, planteadas en conjunto con interesantes colores, figuras y tipografías.

El mismo grupo de alumnos propuso que los cuentos tuvieran un destino útil y decidieron donarlos a la sala de la Biblioteca Rivadavia, que los recibió con gusto, para que los pequeños que asisten a la institución puedan disfrutar de las producciones originales realizadas en la escuela.

Al respecto, María Amelia García, presidenta de la biblioteca, se mostró muy satisfecha con las producciones de los alumnos y no sólo agradeció la donación que se colocó con los autores en las mesas de la biblioteca, sino que los alentó a continuar trabajando con tanto ahínco en producciones que se conectan con lo educativo, lo cultural y lo social.*