La ampliación de la cuarentena y la coordinación sanitaria preocupan a la CGT

La ampliación de la cuarentena y la coordinación sanitaria preocupan a la CGT

Los sindicatos pidieron centralizar en Ginés la organización de los hoteles puestos a disposición para contener la pandemia. Atentos al pico que esperan en pleno otoño, miden atentos el humor social.

Por FRANCISCO BASUALDO.

Apenas unas horas después de la entrada en vigencia de la cuarenta obligatoria, los principales dirigentes de la CGT se reunieron con el ministro de Salud, Ginés González García, para pulir los detalles sobre cómo funcionará el operativo sanitario ante el inminente aumento de la cantidad de casos de coronavirus.

"La reunión estaba pactada desde hace dos días y se mantuvo porque es más necesario que nunca afinar criterios", analizó un sindicalista para explicar que se haya mantenido la reunión en la que la mayor cantidad de los participantes son población de riesgo por su edad.

En la central obrera arrastraban cierta preocupación por los pedidos descentralizados y caóticos que recibían por parte de gobiernos provinciales y municipales. En función de eso, planteaban que era necesario aunar criterios con el ministro y definir interlocutores claros para lo que se viene. Ginés escuchó de parte de los sindicalista el planteo de que la incorporación de los hoteles sindicales al operativo sanitario sólo lo iban a discutir con él, no con otro nivel de gobiernos. 

El planteo radica en buena parte de las 10.000 plazas hoteleras puestas a disposición por los gremios, distribuidas en todo el país. En las últimas horas, el Gobierno de la Ciudad y el de la provincia de Buenos Aires habían tomado contacto con diferentes gremios para empezar a utilizar esas instalaciones sin una lógica común. El acuerdo fue que, en adelante, ese tema va a estar centralizado por el propio González García, del lado estatal, y el secretario general del gremios de Obras Sanitarias y cerebro del sistema de salud sindical, José Luis Lingeri. 

Funcionarios y sindicalistas coincidieron en que había sido inevitable tomar las medidas anunciadas por el Presidente, aunque en los dos sectores existen dudas y contrapuntos sobre cuándo será el pico del brote. Incluso con matices internos, en el sindicalismo creen que, si funcionan las medidas de restricción, el pico de infectados va a estar entrado el mes de mayo, mientras que en los despachos oficiales lo ven más cerca del fin de abril. Ninguno de ellos duda de que en las próximas semanas se van a disparar los casos, sea por la masificación de los test o por el aumento de contagios. Tampoco hay desacuerdo en que, si no crecen escalonadamente, no hay sistema de salud que resista.

La diferencia del diagnóstico abre otro interrogante que tiene más que ver con el rol de regulador del humor social de los sindicatos: la posible extensión del aislamientos social obligatorio más allá del 31 de marzo.

La preocupación de los dirigentes sindicales es el impacto social de una medida de esas características, pero también el interno. Cuánto pueden soportar los trabajadores de los sectores considerados esenciales seguir desempeñando sus funciones en medio del auge de contagios. Una buena noticia que llevó algo de tranquilidad a los trabajadores del sector asistencial del sindicato de Sanidad, que pelean contra el virus en el frente, fue el cierre de una paritaria que les va a empardar los salarios con la inflación.

Con ingresos que habían quedado casi un 18% debajo de la inflación, el acuerdo para los enfermeros, maestranzas, laboratoristas, entre otros enrolados en el sindicato que conduce Héctor Daer, fue aceitado por la decisión oficial, publicada hoy en el Boletín Oficial, de eximir del impuesto al cheque y rebajarles los aportes patronales a las empresas del sector.

Sin integrarse al comité de crisis, los gremios mencionan un período de dos semanas para evaluar los resultados de las medidas y evaluar el avance de una epidemia que no vio venir nadie.

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