Argentina se ubica en el quinto lugar en América en producción eólica

Argentina se ubica en el quinto lugar en América en producción eólica

En la Patagonia argentina, tierra de fósiles gigantes y petróleo, el viento desgarra. Su fuerza y constancia, únicas en el mundo, son un imán para las inversiones en energía eólica y motor de la investigación sobre la forma de almacenar esta fuente de generación intermitente.

A la par del megayacimiento no convencional de petróleo y gas de Vaca Muerta, uno de los más grandes del mundo, Argentina tiene en su territorio austral su ‘Vaca Muerta del viento’, según expertos.

«En los últimos años Argentina experimentó un boom frenético de las energías renovables», afirma el ingeniero Maximiliano Morrone, director de Energías Renovables de la Secretaría de Energía de la Nación.

En las áridas mesetas patagónicas al sur del paralelo 42 el viento sopla a un promedio anual de 12 metros por segundo.

Argentina «es considerada el granero eólico en cuanto a vientos y lo estamos viendo en los parques que entraron en funcionamiento, con un rendimiento único a nivel mundial», apunta Morrone al dar cuenta de 56 emprendimientos, la mayoría de empresas privadas.

Argentina se ubica en el quinto lugar en América en producción eólica, y aunque las energías renovables, incluida la solar y la bioenergía, representan el 11% de su matriz energética, el acelerado crecimiento promete alcanzar el 15% el año que viene y 20% en 2025, según la meta trazada en una ley de promoción aprobada en 2015.

Sostener el crecimiento presenta sin embargo desafíos. Las redes de transporte de energía eléctrica hoy están al 98% de su capacidad y los proyectos para su expansión se enmarcan en una coyuntura desfavorable, con la economía en recesión y la incertidumbre de elecciones presidenciales el 27 de octubre.

Para blindar estas inversiones, Argentina promovió contratos a 20 años con un sistema de garantías respaldado por el Banco Mundial, por el que logró adjudicar unos 2.400 MW de potencia.

La ciencia busca resolver las intermitencias de estas fuentes de energía.

En Argentina la investigación está a la par de los principales centros de estudio mundiales, asegura la ingeniera química Fabiana Gennari.

Gennari lidera un equipo del Conicet, el organismo de investigación científica de Argentina, que busca desarrollar «celdas» o baterías capaces de almacenar energía renovable en forma de hidrógeno, proyecto por el que ganó un premio de Unesco en 2016.

«Desarrollamos almacenadores de hidrógeno que son seguros a partir de un material sólido que actúa como una esponja, es decir que incorpora el hidrógeno para liberarlo después», explicó Gennari desde su laboratorio de la ciudad andina de San Carlos de Bariloche.

De esa manera se pueden superar las oscilaciones de la energía eólica o solar para mantener constante la tensión eléctrica que se entrega al sistema.

El almacenamiento con hidrógeno ya es una realidad en la industria automotriz. Alemania, Japón, Estados Unidos o Corea del Sur producen vehículos alimentados a combustión de hidrógeno.

El hidrógeno puede producirse a partir de combustibles fósiles, como el gas, pero en ese caso libera carbono al entorno y su utilización pierde sentido económico y ambiental.

El equipo de Gennari ha experimentado la generación a partir de deshechos de la agricultura, pero es un proceso en el cual también es necesario buscar solución al dióxido de carbono que libera.

Una posibilidad explorada es su conversión en gas para reutilizarlo a nivel industrial.

Desde hace una década y merced a los excelentes vientos de la Patagonia argentina, funciona en Comodoro Rivadavia la única planta de producción de hidrógeno a partir de energía eólica, un emprendimiento de la privada Hychico.

Allí se utiliza energía renovable para separar mediante catalizadores eléctricos las moléculas de oxígeno e hidrógeno del agua.

El primero se comercializa a alta presión para la industria y el segundo se inyecta mediante un hidrogenoducto a yacimientos ya agotados de gas natural.

La planta, ubicada a 20 km de Comodoro Rivadavia, en la provincia de Chubut, obtiene oxígeno e hidrógeno de alta pureza.

«Es el caso más importante de desarrollo privado de hidrógeno a partir de energía eólica», afirmó Morrone al indicar que los datos obtenidos en relación a la posibilidad de almacenamiento en pozos de gas «llamó la atención de la comunidad científica internacional»

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