ATAMDOS: El fracasado programa de Antonio Cafiero que Kicillof quiere para el IOMA

La Atención Ambulatoria y Domiciliaria de la Salud (ATAMDOS) se aplicó durante cuatro meses, entre 1987 y 1988. Su corta vigencia se debió a la resistencia de nosocomios, relegados en la atención primaria por los centros de salud. El plan de Kicillof para IOMA, luego de que parte de sus fondos fueran destinados al salvataje de clínicas privadas.

Desde hace años, la mutual de la provincia de Buenos Aires atraviesa un gran deterioro: sus coberturas son cada vez más deficientes en cuanto a calidad, costo y cantidad, lo que repercute directamente en la salud de sus afiliados. Sin embargo, esta crisis se profundizó con la nueva gestión. Hoy los prestadores del IOMA, incluyendo a los asistentes terapéuticos y los cuidadores domiciliaros, mantienen cobros atrasados desde el año 2019. Como consecuencia, los médicos bonaerenses evalúan seriamente la posibilidad de dejar de atender por esta obra social. 

En este contexto, el gobernador Axel Kicillof y el titular del IOMA, Homero Giles, anunciaron un rescate de 400 millones de pesos mensuales para las clínicas y sanatorios privados, ante la crisis por la pandemia. Estos recursos saldrán directamente de las arcas de la mutual a modo de préstamo y deberán ser devueltos en doce cuotas sin interés, una vez finalizada la emergencia sanitaria nacional. La iniciativa inmediatamente llevó a que muchos se preguntasen si la provincia también tenía pensado salir en auxilio de otros prestadores que acarrean situaciones de crisis aún más profundas.

Mientras tanto, los más de 2 millones de afiliados con los que cuenta IOMA, que financian la obra social con el aporte de sus salarios, mantienen vigentes otras necesidades no contempladas en esta medida de “integración del sistema estatal y privado”, según las propias palabras del ex ministro de Economía de la Nación. 

Por caso, desde la junta interna de la mutual se manifestaron en desacuerdo con esta decisión de salvataje, a la que consideraron de “vaciamiento en favor de los privados” y hasta la calificaron de “estafa” para sus contribuyentes.

DEL SALVATAJE A LA COMPRA DE CLÍNICAS Y LA EXPANSIÓN DE LA CAJA DE LA POLÍTICA

Según datos arrojados por el propio gobernador bonaerense, con la pandemia cayeron hasta un 50 por ciento los ingresos de las clínicas privadas. Este fue uno de los motivos que utilizó en conferencia de prensa para justificar la ayuda del gobierno a los establecimientos sanitarios, que dispondrán del dinero según una categoría asignada por el ministerio de Salud provincial y será utilizado para costos estructurales. 

En ese marco, cada día que pasa aumentan las versiones sobre la intención del gobierno de Kicillof de avanzar, a través de IOMA, con la compra de sanatorios privados. Si bien desde la provincia lo niegan tímidamente, la comunidad médica y los directivos de institutos médicos así lo confirman off the record, evidenciando un claro rechazo ante esta idea. Empero, lo que a principio de la cuarentena era un secreto a voces, hoy comienza a tomar otra forma: ¿Será el principio del fin y las clínicas deberán ceder para vender sus acciones ante el ahogamiento de la provincia con sus fondos prestados?

En su momento, desde la Agremiación Médica Platense (AMP) mostraron su preocupación sobre las intenciones de Kicillof de adquirir, al menos, tres sanatorios locales. “Sería una pamización, porque se cercenaría la libre elección de médicos”, aseguraron sus directivos. 

Por otra parte, profesionales de la salud del Instituto Médico Platense reconocieron en numerosas ocasiones la existencia de una oferta de la provincia, a la que se opusieron fundamentando que una compra de tal magnitud implicaría que “después caigan el resto de las clínicas”. De hecho, la Federación de Clínicas, Sanatorios, Hospitales y Otros Establecimientos (FECLIBA) también admitió con preocupación el contacto provincial.

ATAMDOS 2, EN LA MIRA

Ante la crisis estructural de la obra social de la provincia de Buenos Aires, Kicillof tiene en mente recauchutar un viejo programa de asistencia sanitaria fracasado hace más de treinta años, durante la gestión de Antonio Cafiero. El abuelo del actual jefe de Gabinete de la Nación, previo a lanzarse como candidato presidencial, donde sería derrotado por Carlos Saúl Menem, rubricó el sistema de Atención Ambulatoria y Domiciliaria de la Salud (ATAMDOS), junto a su ministro de Salud bonaerense, el cardiólogo Floreal Ferrara.

Lo que en su momento se presentó como un programa innovador, basado en la atención primaria en los barrios del conurbano y en el interior de la provincia por un equipo interdisciplinario de médicos, enfermeras, psicólogos, trabajadora sociales, bioquímicos y odontólogos, terminó dilapidándose en tan solo cuatro meses. Una de sus principales dificultades fue la disposición full time de estos profesionales de la salud, quienes -bajo designación provincial- no podían trabajar en otro lugar, por lo que se les retuvo el título universitario.

Sin embargo, a pesar de que estos especialistas percibían sueldos similares a los de un ministro, según confesó el mismo Ferrara, no pudieron sostener el ritmo de trabajo. Además, estas contribuciones económicas fueron miradas con recelo por aquellos médicos que no pertenecían a este sistema, lo que constituyó un foco de conflicto para la gestión, sumado a que los hospitales se resistieron por no tener el control del proceso salud - enfermedad, abocándose únicamente a los casos más complejos.

Los directores de los hospitales sostenían que se fundirían y se lo hicieron saber a Cafiero, quien, presionado por estos sectores, más los laboratorios medicinales y la opinión pública, debieron dar marcha atrás con el programa sanitario. Esto incidió directamente en la renuncia de Ferrara, desmotivado por haber visto fracasar rotundamente su plan. 

Hoy, no obstante, Kicillof piensa en volver a darle vida al ATAMDOS para ajustar las cuentas deficitarias del IOMA.

De avanzar esta iniciativa, desenfundando un vetusto y fracasado programa, los pacientes de la mutual bonaerense quedarían a sujeción de médicos de cabecera, sin la posibilidad de elegir a su prestador, algo que contradice la carta orgánica de IOMA (cuando habla del “derecho” del afiliado a designar a un determinado especialista). 

En silencio, desde la asunción de Kicillof y el nombramiento de Homero Giles, la gestión del IOMA se llevó puesta la vida de muchos bonaerenses. Aunque la gestión de María Eugenia Vidal dejó una profunda grieta económica en la obra social, todo pareciera indicar que para los afiliados las cosas solo pueden empeorar.

Comentá la nota