Avasallar derechos no significa generar empleo

Avasallar derechos no significa generar empleo

por Carlos Marín*

 

El Ministro de Trabajo Dante Sica insistió ante la OIT sobre la "modernización de las relaciones del trabajo", término que no quiere decir nada por sí mismo. Sin embargo, tanto en boca de ese funcionario como de los economistas liberales la cuestión implica flexibilizar las condiciones de trabajo, lo que denominaremos "contra reforma laboral". ¿Por qué? Debido a que tales mecanismos pretenden un avance positivo sobre aquello que se quiere modificar. Apelan ellos entonces a la "modernización ", cuyo objetivo es poner realce en el costo del salario, aportes y contribuciones, indemnizaciones, licencias y convenciones colectivas de trabajo, en un prisma donde tales derechos son perjudiciales para el crecimiento del país y la creación de empleo.

Con este discurso se pretende justificar la necesidad de una "contra reforma laboral", eliminando normas que, a favor del trabajador, protegen el desbalance que existe entre el capital y el trabajo. Este "speach" tiene como fin medir o abarcar, en términos económicos, normas que son de valor social. Y gobierno o economistas apelan a la siguiente muletilla: "Así lo establece la teoría económica". Buscan imponer un discurso único y obturar todo tipo de debate. No existe tal teoría específica pero si hipotesis liberal. La relación capital û trabajo tiene dos aristas: la económica y la social. El liberalismo pretende subordinar la social a la económica.

Cuando hablamos de cuestión social lo hacemos desde el punto de vista de las normas laborales y su carácter protectorio en un marco capitalista. En este sentido la relación "crecimiento" (sustentado en una economía liberal) û empleo versus derecho del trabajo es un falso debate. Los mal llamados "privilegios de los trabajadores" son en realidad un derecho social y no un económico. Tiene un único sentido; La protección del trabajador frente a la inmensa fortaleza del capital. Poner esa tutela en un debate económico, desnaturaliza la discusión y "esconde" la pretensión real: eliminar la tutela a favor del trabajador. Hay una consecuencia, la descalificación al derecho laboral como herramienta en las relaciones de producción. Se invierte la ecuación y, pasaríamos, del derecho del trabajo al "derecho de la empresa o del empleador"û "salario diferido para la empresa". Por eso uno de los conceptos que tratan de imponer es la "liberación de las fuerzas productivas", o sea, los trabajadores librados a la buena de Dios, a un paso de la esclavitud. En este sentido, para esta corriente, el mejor régimen laboral es el que no existe. Y no en razón del crecimiento económico, sino por razón ideológica y de clase. Se habla de justificar avasallamientos en rigor de una "vuelta al mundo".

El fuerte endeudamiento externo, la liberalización de la economía, el foco en la exportación de productos primarios es un modelo de país que no promueve el crecimiento y mucho menos empleo. Apostar a la producción primaria relega la producción industrial, las pequeñas y medianas empresas y a los bienes con valor agregado que son los que logran extender la oferta de empleo e impulsan el crecimiento económico. Como se puede ver, esto nada tiene que ver con los derechos de los trabajadores. ¿Con cuántos meses de salario puede un empleador pagar con un 3500% de aumento de luz o gas? , es un ejemplo. Analizar el desarrollo de un país como consecuencia directa de sus normas laborales, es un razonamiento lineal insostenible y que, no tiene ninguna base científica corroborable.

Para la historia argentina reciente, se podrán decir muchísimas cosas buenas o malas de la época kirchnerista pero el avance de la matriz productiva del país en esos 12 años es incontrastable.

* Abogado laboralista, experto en derecho sindical y politólogo.

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