Mientras avanza el proceso de normalización del convulsionado Sindicato de Obreros y Empleados de la Minoridad y la Educación (SOEME), intervenido desde hace algo más de un año por la Justicia Federal, y a poco más de un mes de ir a las urnas. desde Uruguay aparecen algunas maniobras sospechosas.

El origen de la jugada es el sindicalista empresario, hoy detenido en el país oriental, Marcelo Balcedo, quien desde su grupo cerrado busca operar con sus viejos contactos en el sindicalismo y la justicia para evitar que los afiliados elijan una nueva conducción.

Los tentáculos del viejo caudillo sindical caído en desgracia, que se mueven en distintos sentidos, ahora exploran la vía judicial. El dirigente cierra su presión sobre la jueza nacional Analia Viganó, del fuero laboral, para buscar que curse un pedido de inhibitoria contra el Juez Ernesto Kreplak para detener el proceso electoral.

Viganó es una vieja conocida del ámbito gremial. Se trata de la esposa de Julio Piumato, el secretario General de la Unión de Empleados Judiciales de la Nación y dirigente de la CGT. Piumato supo ser un fiel aliado de Hugo Moyano, aunque en el último año se alejó del camionero y se abstuvo de sumarse a su plan de vaciar el Consejo Directivo de la central obrera.  

"Estimados! Buen día! Vamos a postergar la ida al juzgado para el próximo miércoles. Estuvimos hace un rato y nos dijeron que la jueza nos da la entrevista para el miércoles 10/7. Aprovechemos este tiempo que tenemos para seguir sumando compañeros que nos acompañen. Mientras mas seamos mas fuerza hacemos", reza el mensaje que Balcedo envió en el grupo cerrado de whatsapp que maneja y en el que envía ordenes al puñado de leales que le responden.

La cita de la semana próxima, entonces, se convierte en definitoria. Con el reloj corriendo Viganó parece ser la última carta del ex líder del SOEME, por lo que se descuenta que habrá un incentivo grande para darle curso al reclamo que le llevarán los voceros de Balcedo.