Un basurero dentro del Corralón

Un basurero dentro del Corralón

Si bien oficialmente se habló de vehículos en estado de abandono y chatarra, lo cierto es que al momento de ingresar al Corralón, lo que el equipo de Crónica vio es bastante distinto. A simple vista resulta abrumadora la cantidad de autos y motos apilados. Hay 530 autos y 200 motos que esperan en fila desde julio de 2015 cuando se dio la orden de “prepararlas” porque iban a ser trasladadas al nuevo Corralón en Km. 17. Aún esperan apilados.

 

Entre estos autos hay algunos semi enterrados desde el temporal, otros cortados porque con ellos practican con sus tijeras los bomberos. Pero el trabajo de amontonamiento no se puede hacer en determinados sectores porque abajo hay caños viejos de YPF.

Antes los autos entraban y salían en dos días, pero como las multas son muy altas ahora, por ejemplo las de alcoholemia, a veces pasan años y no los retiran. De hecho, el auto que estuvo más tiempo por esto es uno que estuvo 4 años hasta que lo retiraron.

 

Chatarra electrónica y más

Sorprendió ver una montaña de chatarra electrónica. Se trata de computadoras y elementos electrónicos que desde los distintos sectores de la Municipalidad fueron desafectados y quedaron amontonados allí. También hay una gran cantidad de cubiertas, porque antes las recibían en el Corralón. Ahora todas las cubiertas viejas se encuentran amontonadas en un sector de Km. 17 en medio de un basural clandestino.

Entre los autos también se ven chapas, cercos, postes, maderas, material que permanece acumulado producto de cada asentamiento ilegal que la Municipalidad levanta. Hay carteles que con los temporales vuelan de sus lugares y están en la calle, también se amontonan allí. Se ven acumulados y oxidados los viejos carritos de la Costanera que fueron levantados hace ya años y depositados allí.

Pero los problemas del Corralón no terminan en la acumulación de autos viejos, más nuevos y depósito de basura, de noche hay muy poca iluminación, por lo que entran personas a vandalizar, prender fuego y dañar o robar. Ya de por sí los químicos vertidos por las baterías de los autos dañan el suelo que se convirtió en un extenso salitral.

También hay gran cantidad de perros sin dueño que deambulan en ese sector, hay muchas liebres y proliferan las arañas, como es de esperar en un lugar con ese nivel de abandono.

El traslado del Corralón es un viejo anhelo de los vecinos de Km. 4 y una vez más se habla de ese traslado tantas veces prometido y resurge la esperanza de ver limpio ese sector.

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