Dos batallas decisivas de cara a 2017

Dos batallas decisivas de cara a 2017

Por estas horas, el oficialismo y la oposición mueven sus fichas con la cuenta regresiva de un calendario electoral que tiene plazos prefijados, con decisiones pendientes de las cuales depende la conformación del escenario político en la disputa por la sucesión de Colombi.

 

Lo que está claro, es que Ricardo no ha resignado sus aspiraciones de ir por un nuevo mandato, sea de dos, de cuatro o quizá de seis años; lo cierto es que Colombi parece dispuesto a redoblar la apuesta las veces que fueren necesarias, sin trepidar en los medios ni en las formas.Es consciente de las resistencias que hay en su propio Partido, algunas sórdidas, pero por ello, no menos evidentes, y aprecia que la misma resistencia se da en sus aliados que ya no comparten el objetivo de su perpetuidad como nave insigna de la alianza gobernante.En este marco, busca socios, afuera, pero quizá de manera torpe en las vías de convencimiento. La presión que ejerce sobre la Capital genera interrogantes en cuanto a sus resultados, siendo claro que, hasta ahora, lo que viene consiguiendo es algo contrario al efecto buscado. Ha logrado abroquelar al justicialismo que aprecia como importante encontrar coincidencias por sobre las diferencias que existen pero que son disimuladas ante la ofensiva desordenada y, por momentos feroz, del ricardismo.En este contexto se da la disputa por un Juzgado Federal vacante en la ciudad de Paso de los Libres. Colombi, quemando las naves, ha logrado que el Gobierno nacional ceda a la presión del Comité Nacional de la UCR y reenvíe el pliego de Gustavo Fresneda para la titularidad del Juzgado que se mantiene sin juez natural desde 2009, en que renunció Ángel Oliva.Mauricio Macri asumió el costo político de promover para un Juzgado Federal a un candidato que fuera imputado en dos causas vinculándoselo con acciones del narcotráfico. Para ello, la alianza Cambiemos debió arriar sus banderas de transparencia y de cambio, en pos de mantener la cohesión de sus bases de sustentación. Colombi volvió a mostrar que es un peso pesado, capaz de enfrentar al Gobierno nacional como lo volverá a hacer cuando se discuta la cuestión de la Reforma Constitucional en la provincia. Hasta ahora viene imponiendo su impronta logrando ubicar a alfiles propios en los cargos nacionales, en desmedro de los demás socios y del propio PRO, notoriamente relegado. La misma suerte no tiene en las ligas grandes. Colombi no ha podido ubicar ningún correntino en las primas líneas del Gobierno nacional. No ha logrado ninguna Embajada de países limítrofes, ni tampoco la titularidad de la Dirección Ejecutiva de la Entidad Binacional Yaycretá, en la que sólo debió contentarse con dos cargos sin poder real, como el que tenían Jorge Antonio Romero y Gustavo López.Lo cierto es que el tratamiento del pliego de Fresneda quedó a consideracion del Senado de la Nación, por pedido del Poder Ejecutivo. La insistencia de Macri contrastó con la actitud de la ex Presidente que, advertida que fuera del costo político de mantener la decisión de promover a un juez cuestionado, resolvió, por primera vez en los 12 años de gobierno K, retirar el pliego.En el Senado de la Nación el justicialismo es clara mayoría. Y los senadores están informados de la situación particular del pliego de Fresneda, porque el mismo ha sido ventilado en dos audiencias públicas, no obteniendo dictamen como sí los demás postulantes.En el rechazo, las distintas vertientes del justicialismo local han operado de consuno, en una posición unívoca que no ha pasado desapercibida para los senadores peronistas que rescataron el hecho de una extraña coincidencia entre los justicialistas de Corrientes que, al menos por un momento, dejaron de lado sus diferencias internas.La coincidencia dentro del PJ se extendió hacia afuera. La diputada nacional del Fpv, Araceli Ferreyra, es una de las firmantes de las seis impugnaciones planteadas al pliego. La Cámpora también cerró filas por el rechazo. Ana Almirón, senadora nacional por Corrientes y exponente de la agrupación, asumió ante los intendentes peronistas el compromiso del rechazo. Estuvo, como el presidente de la bancada, Miguel Pichetto, aunque no forman parte de la Comisión de Acuerdos, en la Audiencia Pública del pasado jueves.A partir de ahora la mayor responsabilidad política recae en el senador Camau Espínola, como operador calificado del justicialismo de Corrientes, en la bancada que conduce el rionegrino Pichetto.Camau ya fijó en el bloque su posición por el rechazo como lo hicieron otros referentes de peso del justicialismo provincial, tal el caso de los ex senadores nacionales, Rubén Pruyas y Fabián Ríos, así como el ex diputado nacional, Rodolfo Martínez Llano, quien además suscribió una de las impugnaciones y a quien se lo vio, en la Audiencia Pública, junto al secretario general del gremio de los judiciales, Julio Piumato, que en declaraciones a este medio dejó en claro que no le veía futuro al pliego de Fresneda.Está claro, entonces, que todos los justicialistas hicieron cada uno lo suyo, quizá porque son conscientes que más que discutirse la aprobación o el rechazo de un pliego se está ante una pulseada de poder en la que quien resulte ganador tendrá mayores chances de pelear en 2017.En este contexto, se destaca el rol que está llamado a tener Camau Espínola, uno de los declarados aspirantes al Sillón de Ferré, quien, antes, deberá mostrar a los peronistas de Corrientes logros concretos en su accionar en el Senado de la Nación, logros acordes a la huella que supo dejar el senador Pocho Romero Feris, un operador todoterreno, con muñeca y voluntad política, para ser tenido en cuenta a la hora de designar a los jueces en la provincia, aún, en una situación desventajosa porque no se da, como en el caso de Camau, que es parte del bloque mayoritario. LA DISPUTA EN EL SENADO DE LA PROVINCIA Casi como un calco de lo que sucede a nivel nacional, también en la provincia se plantea una disputa que trasciende y excede a la de una puja por el pliego de una Jueza. Lo que está en juego es una disputa de poder, y, del resultado, también dependen, en mucho, las posibilidades del oficialismo y la oposición de cara a 2017.Colombi, como en otras oportunidades, viene jugando fuerte. Es su naturaleza, y le ha dado resultados las más de las veces, aunque tuvo sus reveses, algunos recientes, como la derrota en la disputa de las comisiones en el Senado, o sucesivos fallos en el ámbito de la Justicia cuando tensó la cuerda más de lo prudente y se encontró con un Superior Tribunal que le marcó límites. La última vez con el embargo de las cuentas oficiales fallado a favor de la comuna de Mercedes. Al menos en seis oportunidades anteriores la Corte provincial resolvió en contra de las pretensiones del Poder Ejecutivo, dando señales claras de que, en la Provincia, hay un esquema de poder repartido al que contribuye la propia conformación de las cámaras legislativas.En este marco, está planteada la actual puja en el Senado. No está en discusión el pliego de una Jueza. Más parece que está planteada una puja en la que el peronismo no quiere ser funcional a lo que considera los caprichos y excesos del número uno de la Provincia.La Cámara alta efectivamente no sesionó en las dos últimas semanas. En la primera, por pedido de la alianza gobernante. En la segunda por decisión política de la oposición que inesperadamente sufrió la baja, se cree  transitoria, de un Senador, en circunstancias poco claras, que hubiera llevado a que si el bloque se hubiera presentado al recinto el resultado de la votación hubiera favorecido al Gobierno en orden a que el desempate quedaba en manos del Vicegobernador.Hubo, en el peronismo, una cuestión de principios. El bloque consideró que, si cedía al embate oficialista, mostraba debilidad y habría una grieta que podría ser utilizada para avanzar con el proyecto de la Reforma que habilite la perpetuidad de Colombi. Lo que quedó en claro es que el Interbloque PJ-PaNu pasó una dura prueba y dio muestras de una fortaleza que no todos esperaban.Hacia adentro del PJ una señal que fue bien apreciada, y hacia fuera, una muestra que por sobre las diferencias hay conciencia de que capitular ante la ofensiva colombista hubiese sido resignar algo más que principios.El oficialismo planteaba romper el dictamen, luego que los peronistas den quórum y se resignen a perder y, por último, que quede para la sesión siguiente. Ninguna de las propuestas prosperó, quizá porque los senadores justicialistas se vieron quedando muy expuestos. Son conscientes de que están en la mira. De que hay un justicialismo que espera algo más que señales. Y que, cada uno de ellos, tiene una trayectoria, una representación territorial y un orgullo que los limita a la hora de considerar concesiones como las pretendidas por el Gobierno.Tampoco podría decirse que cayó bien la ausencia de uno de sus pares, que lo puso al resto del bloque en una encerrona. En parte porque no hubo comunicación clara de las razones que iban desde la presunta enfermedad de un pariente, hasta la posibilidad de ser rehén de las pretensiones del Gobierno, algo que, de ser así, supone un grave daño institucional en cuanto se vicia la voluntad de un Poder del Estado mediante el ejercicio de alguna presión que se suponía se estaba haciendo sobre el Municipio de la ciudad Capital en la disputa por la Coparticipación.La semana de plazo que se tomó la oposición, hasta el jueves 26, permitiría disipar la situación del octavo voto, de por sí definitorio, y, en el caso del justicialismo, la redefinición de su discurso de cara a la sociedad y a sus aspiraciones de ser una opción de poder sustentable para 2017.Así como en el caso del pliego del doctor Fresneda la "mbopa" queda por la operatividad de Camau en el ámbito del Senado de la Nación y su capacidad para asegurar el acompañamiento comprometido por los demás senadores nacionales del Fpv, en el caso del Senado provincial cobra significación la posición política que asuma el intendente de la Capital, Fabián Ríos, quien no ignora, a esta altura, el grado de exposición que ha tomado la disputa con el oficialismo gobernante en la cual resulta clara la necesidad del justicialismo de plantar bandera como un mojón en la carrera por la Gobernación.Como corolarario, resulta entonces claro que el escenario del Senado de la Nación y el del Senado de la Provincia son el epicentro de una disputa de poder de Colombi contra el justicialismo, donde no se juega la suerte de dos pliegos sino las posibilidades de uno y otro sector de ser opción de poder en las elecciones venideras, con dos actores centrales, el caso de Camau en la Nación y de Ríos en la Provincia, sin dejar de tener en cuenta que, frente a ellos, y al justicialismo en su conjunto, está la omnipresente figura de Colombi, quien aspira a refichar con su proyecto de Reforma.Se entra en tiempo de definiciones y de toma de posiciones.

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