Bolivia: un golpe de Estado de manual

Bolivia: un golpe de Estado de manual

Por Bruno Marchetto 

El inicio del neofacismo violento ante el agotamiento y el fracaso neoliberal. La oposición digitada por la derecha vernácula y con mandato de avanzada por la embajada norteamericana no acepta el resultado de las elecciones parejas ocurridas en Bolivia.

La Policía boliviana se subleva y toma cuarteles. Líderes de la oposición pidiendo que hay que sacar a patadas al gobierno electo. Las fuerzas armadas pidiendo la renuncia de Evo Morales. La OEA se prestó a realizar una auditoría de las elecciones con el discurso de "cuidar la democracia de la región". 

Evo Morales, negado en reprimir al pueblo boliviano, llama al diálogo pero la oposición no responde. Evo Morales, ante la no respuesta, llama a nuevas elecciones.

La oposición no acepta, la violencia se expande por las calles aunque no haya ninguna fuerza estatal, policial o militar que responda al gobierno que esté repimiendo.

Fernando Camacho, líder opositor, se arrodilló dentro del Palacio de Gobierno, con una bandera de Bolivia y la Biblia, y le dejó una carta de renuncia al presidente Morales. 

Evo Morales y Álvaro García Linera, dupla ganadora de las elecciones, renunciaron, en vivo, con tal de que no siga la escalada de violencia.

Posteriormente, el ejercito boliviano reprimete en la ciudad del Alto, lugar donde los pueblos indígenes se estaban manifestando pacíficamente. 

Esto recién empieza. Cuando insistimos que las nuevas generaciones nos tenemos que organizar para liberarnos y resistir y ser artífices de nuestro futuro soberano y digno.

Ahora es cuando tendremos que trabajar incansablemente, todxs lxs que no quieran que esta violencia construída desde el pentágono, con complicidad local y aprovechamiento de la voluntad de lxs hermanxs del pueblo de pie, sea quien decida nuestro destino.

Esto recién empieza. Llegó la hora de ser inmensamente populares y humanos.

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