La caja de los partidos políticos en discordia

La caja de los partidos políticos en discordia

La ley de financiamiento de las fuerzas políticas de la provincia de Buenos Aires se asoma como una nueva batalla. Esta vez, la pelea no es entre grupos, sino entre históricos y modernos.

No todo es paz en la Legislatura, y menos en estos momentos. La holgada cantidad de representantes con que cuenta Cambiemos podría asegurar que todo circulara por la buena senda para el oficialismo, pero esto no ocurre. Es que, además de la reciente interna entre la institución Gobernación y las intendencias por el tema tarifas, se proyecta otro frente de conflicto, con particular foco en la misma alianza gobernante.

Según pudo saber La Tecla, circula por los pasillos del Senado bonaerense un borrador con reformas a la ley de financiamiento de los partidos políticos en la Provincia. El mentor del proyecto es, nada más y nada menos, el Ejecutivo a cargo de María Eugenia Vidal, que, a través del jefe de Gabinete, Federico Salvai, dispuso los principales lineamientos a seguir por su selecto grupo de representantes legislativos.

Si bien todos los sectores que conforman ambas cámaras coinciden en que es necesario realizar una modificación sobre la normativa vigente, son muy diferentes los postulados que busca promover cada fuerza. Pero parece ser un poco tarde. Desde Gober-nación ya se encargó al olavarriense Dalton Jáuregui, quien está al frente de la comisión de Reforma Electoral, que avance con el borrador, y en cuestión de días ingresaría en el Senado.

En ese sentido, las principales líneas están redactadas, y tienen un impacto importante en las fuerzas históricas. Allí radica el principal conflicto in-terno para Cambiemos. Con total impronta Pro, la normativa apuesta a quitar reconocimiento estatal destinado a financiar edificios de las fuerzas políticas con anclaje histórico, como la UCR y el PJ. Desde la rama boina blanca hablan de “desfinanciar” los partidos, mientras que desde el sector amarillo aseguran que “quitar participación estatal en los partidos es avanzar en la transparencia”. 

La medida tiene un antecedente cercano, cuando en el Presupuesto 2018, aprobado a finales del año pasado, se dio vía libre para ponerle un fin a la eximición impositiva sobre las casas de los partidos políticos. El artículo se aprobó en consonancia con la totalidad de la Ley de Leyes, y se espera una pelea judicial por su implementación. No obstante, fue la punta del iceberg para que la UCR y el PJ se pongan en alerta.

Con dicho panorama aparece en el horizonte el borrador de la reforma de la ley de financiamiento de partidos políticos, que tiene como objetivo comenzar a reducir escalonadamente la financiación estatal. Además, con un claro anclaje electoral norteamericano, apuesta a que sectores privados puedan intervenir sin problema alguno en los espacios.

Actualmente, ninguna empresa puede financiar fuerzas políticas más allá de un aporte mínimo, de entre el 1 y 2 por ciento del financiamiento partidario. Diferente es lo que aportan en las campañas electorales. Con la variable, el empresariado puede tener una constante inversión en los partidos. 

“Es una ley hecha por el Pro para el Pro”, comentó un senador del peronismo a La Tecla. Claro, desde el PJ y la UCR realizan prácticamente la misma lectura. “Ellos no tienen estructura partidaria, hace poco quedaron en falta con los afiliados; si entran las empresas, salen ganando”, señaló un senador del centenario partido.

La diferencia en los criterios es más que permeable por los pasillos de la Legislatura, y la crisis se avecina en la discusión interna. Justamente, la rama boina blanca pergeñaba un cambio para tratar en 2019, cuya meta era modificar la financiación, pero al contrario del postulado Pro, y asegurar mayor presencia estatal. En cuanto a los tiempos, la idea amarilla no distaba mucho, y se jugó con la posibilidad de enviar el proyecto en 2019, para dar un mensaje a la sociedad. No obstante, los tiempos que se viven apuraron el tratamiento del tema, y las reuniones para darle forma a la nueva legislación son cada día más. 

Una vez que salga a la luz jugará fuerte la palabra “austeridad”. Es que el vidalismo quiere dar esa imagen. El Estado saliendo de la financiación de los partidos políticos va en línea directa con el achique del gasto público.

Días más, días menos, la nueva pelea de la Legislatura no pasa por el oficialismo y la oposición. Los históricos y los modernos se miran con desconfianza y están atentos al parpadeo del otro. Por ahora, la “nueva política” va un paso adelante. 

Comentá la nota