Calidad o cantidad: qué desafíos tiene el mercado laboral en Argentina

Calidad o cantidad: qué desafíos tiene el mercado laboral en Argentina

En el contexto actual la generación de puestos de trabajo es una variable que se sigue con atención pero cómo de donde salen las ofertas también es importante.  Qué rol cumple el trabajo informal y cómo se posiciona el país e relación al mundo.

La radiografía del empleo en la Argentina muestra que, en 2017, se crearon 507.000 nuevos puestos de trabajo, lo que se traduce en un incremento de 2,5 por ciento entre enero y diciembre. Ahí, el número de asalariados llegó, en el cuarto trimestre del año pasado, a 20,84 millones. La foto, a simple vista, es una buena noticia. Sin embargo, del poco más de medio millón de nuevos empleos, un buen número corresponde a la economía informal.

Según datos de la Cuenta de Generación del Ingreso e Insumo de Mano de Obra –un informe que publica el Indec–, del total de empleo que tenía la economía argentina en el último trimestre de 2017, 10,74 millones corresponde a asalariados registrados; otros 4,91 millones, a asalariados no registrados (en negro); y poco menos de 5,91 millones, a no asalariados

“En 2017, como fue un año donde se sostuvo el crecimiento económico que venía desde el anterior, tuvo una pendiente muy suave y se generó demanda en el mercado laboral. Hubo sectores que traccionaron más que otros”, explica Matías Ghidini, General manager de GhidiniRodil y autor de Mi trabajo ahora. Con respecto al último trimestre de 2016, la calidad de los nuevos puestos generados no fue tan homogénea: los asalariados en blanco crecieron en 127.000 puestos (1,2 por ciento), mientras que los asalariados no registrados lo hicieron en 157.000 (3,3 por ciento) y los no asalariados, en 222.000 (4,5 por ciento).

Así, en el total de puestos del cuarto trimestre de 2017, los asalariados representaron el 51,53 por ciento; los empleos en negro, el 23,59 por ciento; y los cuentapropistas, el 24,88 por ciento.

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“El empleo creado en la Argentina en 2017 es, en general, de calidad”, analiza Francisco Martínez, CEO de Adecco. Los datos son muchos y es relevante analizarlos en profundidad para entender el déficit de creación de puestos de calidad que presenta el país. Esto no es una novedad: sucede desde hace ya varios años. De hecho, entre 2012 y 2015, los tipos de empleos registrados que más crecieron fueron los del sector público y los monotributistas. 

Con respecto al último trimestre de 2016, la calidad de los nuevos puestos generados no fue tan homogénea

Luis Guastini, director General de ManpowerGroup Argentina, explica que, para entender la situación del empleo, hay que considerar dos variables: una coyuntural y estructural del país, y otra de contexto global. “Si bien no tenemos el índice más alto de la región, históricamente, la Argentina ha tenido un alto porcentaje de trabajo no registrado, que genera una mayor precarización y deriva en un problema complejo: una importante masa de ciudadanos sin acceso a seguridad social ni protección sindical”, explica. “Por otra parte, en el mundo están surgiendo nuevas formas de trabajo muy diferentes a las tradicionales, como las modalidades contractuales basadas en plataformas, entrepreneur o crowdsourcing. Esto está generando un debate acerca de qué tipo de regulación deben tener, ya que hoy no están contempladas en las legislaciones vigentes, y cómo darle protección social a todas las personas que están (o estarán) desempeñándose bajo estas nuevas modalidades”, añade.

Un trabajo conjunto, con desafíos

Para la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el trabajo decente significa contar con oportunidades de un empleo que sea productivo y genere un ingreso digno. Implica, además, seguridad en el lugar de trabajo, protección social, perspectivas de desarrollo personal e integración a la sociedad. También, igualdad de oportunidades y trato para mujeres y hombres.

Así, los analistas entrevistados coinciden en que es necesario que la Argentina empiece a focalizarse en generar empleo de calidad o de valor. Uno de los puntos para reducir estructuralmente la informalidad y mejorar la calidad del empleo es aumentar las inversiones, con nuevas empresas, expansión y mayor incorporación de innovaciones. “Tenemos que poder desarrollar empleo donde puedan dejar de hacer tareas repetitivas y se dediquen a agregar valor. Como país, generamos mucho empleo focalizado en una gran porción de tareas repetitivas, que pueden ser en un futuro automatizadas”, asegura Andrea Ávila, CEO de Randstad para la Argentina y Uruguay.

De acuerdo a Ghidini, uno de los ejes para ayudar a la creación de puestos formales es la reforma laboral . “Hay una asignatura pendiente de la reforma laboral que es necesaria para facilitar el eje en cómo la empresa vincula un empleo, cómo lo retiene y las condiciones para prescindir. Hay que ver cómo se aggiorna esa ley”, explica, al tiempo que Francisco Scasserra, director de Page Personnel, apunta que, para el empresario argentino, la presión tributaria es importante. “Se entiende que es difícil de modificar en el corto plazo, por la perspectiva que está viviendo el país, donde cada impuesto vale. Eso hace que sectores más informales mantengan la informalidad y no ayuda al empleo de calidad”, amplía.

En este sentido, es cierto que la posibilidad de una reforma en esta materia tiene un impacto diferente en multinacionales o en pymes. Las últimas –generadoras del 70 por ciento del empleo en el país– tienen un tiempo distinto en los procesos de selección y vinculación. “Las contingencias y dificultades de contratar a un empleado se sienten más. Nadie pide que no haya que pagar, sino que sea más fácil”, opina Ghidini. Guastini coincide: “El primer desafío es ayudar a estas pymes a sortear los obstáculos necesarios para que puedan generar empleo dentro de marcos formales. Su principal problema, hoy, es no tener la estructura para lograr niveles de productividad”.

Hay una asignatura pendiente de la reforma laboral que es necesaria para facilitar el eje en cómo la empresa vincula un empleo

Otro tema que también es relevante es entender qué es lo que el mercado genera y lo que precisa. Este debería ser un trabajo conjunto entre el Estado, las universidades y las empresas, para que quienes buscan una salida laboral –sobre todo, los jóvenes– pueden tener una mejor perspectiva de las oportunidades. Al respecto, Scasserra dice que, en 2017, la Construcción fue protagonista en generación de empleo. También hubo un movimiento interesante en energía renovable y Vaca Muerta. A contracara, Retail y Consumo Masivo fueron los que registraron menor cantidad de nuevos puestos. “Son grandes empleadores y están viviendo una situación más delicada. Hay que esperar que pase este ciclo para que vuelva a calentarse con el crecimiento del consumo”, puntualiza Scasserra.

Por su parte, Martínez explica que, para crear empleo de calidad, además hay que desarrollar sectores industriales de valor añadido. “Ir a sectores como puede ser la Tecnología, Biotecnología, Automoción, Ingeniería y Petróleo, que puedan generar puestos de calidad y bien retribuidos”, explica. En el país, hay industrias de sectores primarios que generan mucha mano de obra intensiva, pero con menor retribución e, incluso, carácter temporal.

Para Ávila, el desafío implica también atender las necesidades de los más jóvenes, desde una edad temprana. Un ítem vital es mantener a los chicos en la escuela. “La tasa de deserción es altísima. Necesitamos replantearnos cuál es el sistema educativo y aggionarnos a los tiempos que corren”, concluye.

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