Cambiemos 2019: chau equipo, hola internas

Cambiemos 2019: chau equipo, hola internas

“Somos un equipo”, fue la frase más repetida por los candidatos de Cambiemos durante la campaña electoral. De hecho, en las entrevistas pos triunfo cada uno que hablaba insistía con las bondades de un equipo de trabajo, con objetivos comunes y una planificación aceitada. Como muchos equipos que alcanzan la gloria, pocos meses después de la consagración comienza a mostrar grietas: celos, intereses cruzados y algunas mezquindades, forman parte de esta novela que terminará en octubre de 2019.

 

Carlos Arroyo, ninguneado durante el cierre de listas por las máximas autoridades de Cambiemos, soportó el cimbronazo y hoy espera vivir una temporada a pleno en Mar del Plata que lo revitalice. La relación con María Eugenia Vidal, ya lo hemos dicho, está rota. Y no tiene vuelta atrás. Sin embargo, el jefe comunal no resigna por completo su deseo de continuar en la Intendencia por otros cuatro años. De no ser él, ya lo dijo a varios medios, quiere que su hijo Guillermo lo suceda. “Es muy inteligente”, dijo en una entrevista con Vencedores y Vencidos.

Hoy parece poco probable –casi imposible- imaginar que Arroyo pueda imponer un candidato de cara al 2019. Menos a su hijo, por más inteligente que lo considere. Y una patriada por fuera de Cambiemos, además de garantizarle la derrota, dejaría mal parado al resto de los dirigentes de su riñón.

Vilma Baragiola, ganadora de las elecciones, también quiere ser intendenta. Por lo pronto, decidió mantenerse al margen de la rosca de estos días y renovó licencias para no volver al Concejo Deliberante hasta el 10 de diciembre. Y mientras trabaja en la imagen que buscará exhibir por los próximos dos años. En las últimas semanas viajó a Italia para compartir experiencias con dirigentes de otros países y compartió actividades con referentes de Cambiemos a nivel nacional. Esa es el plan que tienen en el entorno de Vilma: despegarla de la gestión local (de Arroyo concretamente) y alejarla lo más posible del barro doméstico.

Saben que no será tarea sencilla. Primero, porque Baragiola siempre se caracterizó por no esquivar los roces y responder. Y segundo porque muchos la buscarán, por suponer que es la principal adversaria.

En las últimas horas, otro radical se sumó al ruedo: Maximiliano Abad. El diputado provincial, de estrecha relación con el vidalismo, confirmó que ser intendente de Mar del Plata “es un anhelo”, aunque aclaró que se definirá “dentro del equipo de Cambiemos”.

El legislador será jefe del bloque de diputados bonaerenses de Cambiemos, lo cual significa un fuerte espaldarazo. Más allá de su origen radical y su estrecho lazo con Ernesto Sanz, logró escalar posiciones dentro del imperio Pro.  Algunos lo cuentan como propio y apuestan por él de cara al 2019. Pero no todos.

“Tenemos que tener un hombre propio porque Mar del Plata es una ciudad demasiado importante”,  señalaron operadores del vidalismo. Y allí, la lista sigue sumando jugadores a un equipo cada vez más diverso. El diputado nacional electo Guillermo Montenegro nació en Mar del Plata y muchos lo ven como un posible candidato a la Intendencia. El exministro de Seguridad porteño está al tanto de la realidad de la ciudad y mantiene diálogo fluido con sus amistades de juventud. Ergo, la idea no le disgusta.

Otros, en tanto, insisten con Franco Baganto, aunque cada vez con menos chances por la falta de vocación de poder del conductor radial. Hasta el momento, ocupó el cargo como director de Radio Provincia y luego fue convocado a encabezar la lista de senadores de la Quinta Sección Electoral. Fue el dirigente más votado en la ciudad de Mar del Plata, por encima de Esteban Bullrich, Baragiola o Graciela Ocaña. Pero una cosa es una campaña para ser senador y otra la Intendencia. “No lo siente”, resumen.

En ese contexto, otro jugador se suma a la pelea: Lucas Fiorini. Con el respaldo del ministro de Gobierno Joaquín De la Torre, apuesta sus fichas a asumir la representación del vidalismo en Mar del Plata, un sector huérfano, más allá de que todos intentan sumarse a la ola triunfal de la gobernadora.

El senador electo sabe que puede hacer más méritos durante este año y medio que lo que pudo hacer durante la campaña. El tercer lugar en la lista de senadores buen un gran reconocimiento, pero le daba poco margen de acción para instalarse. Sabe moverse en distintas esferas de poder y confía en que a fuerza de trabajo puede ganarse la confianza del círculo más cercano de Vidal.

Además de los ya anotados o en vías de es probable que en este año y medio otros actores intenten incorporarse a la pelea. Por caso, el exsecretario de Seguridad de Arroyo, Julio Razona, abrió en las últimas horas un local de Cambiemos y se sumó formalmente al espacio. Y otros no descartan ir en busca de dirigentes foráneos: ya hubo contactos con Ariel Ciano y Santiago Bonifatti, por citar dos.

Si todos estos planes fallan, Cambiemos tiene otra carta que tienta a muchos: Marcos Cabrales. El empresario cuenta con un apellido estrechamente vinculado a Mar del Plata y una trayectoria difícil de objetar. ¿Estará dispuesto a poner en juego ese prestigio? El poder suele ser una zanahoria que arrastra a lugares impensados.

Comentá la nota