Habrá más cambios en el Ministerio de Salud que conduce Jorge Lemus. Desde el lunes pasado entró en funciones el secretario de Operaciones y Estrategias de Atención de la Salud David Aruachan. El hasta ahora coordinador de la superintendencia de Salud ocupará el cargo que ocupaba Andrés Scarsi, quien tras asumir en febrero dejó en julio su lugar para hacerse cargo de la Cartera bonaerense de Salud en reemplazo de Zulma Ortiz.

El flamante nombramiento representa mucho más que un cambio de nombres. Aruachan es el máximo hombre de confianza de Luis Alberto Scervino, titular de la Superintendencia de Salud y muy cercano a José Luis Lingeri, presidente del gremio de Obras Sanitarias, uno de los gramialistas que mantiene relación más estrecha con el macrismo. Scervino dirigió la Obra Social de Trabajadores de Obras Sanitarias desde 2003 hasta 2015. Desde la asunción de Mauricio Macri, junto con su mano derecha Aruachan manejaban el tercer organismo descentralizado con más presupuesto del país, que administra el dinero de las obras sociales. Ahora tendrán más poder. En el organigrama el secretario es un virtual viceministro.

La flamante designación dejó heridos en el Gobierno. En primer lugar, el golpe lo acusa el ministro de Salud. Desde su cargo, Aruachan tendrá plena incidencia Unidad ejecutora de la Cobertura Universal, corazón de las políticas de Lemus. “No es bueno para la gobernabilidad de Lemus”, explicó un alto funcionario.

El ministro, que ya estuvo en la cuerda floja en 2016 tras la epidemia de dengue, quería imponer a Jorge San Juan, uno de sus hombres de confianza, a cargo de la subsecretaría de Estrategias de Atención y Salud Comunitaria. En su defecto prefería impulsar al médico y ex futbolista Sebastián Neuspiller, concejal por Pilar y con llegada al Presidente. La opinión del vicejefe de Gabinete Gustavo Lopetegui, que supervisa la administración de Lemus, fue terminante. “Lo elegimos por su experiencia e idoneidad”, aseguraron cerca del ex CEO de LAN.

No todos piensan igual. Aunque nadie se atreve a levantar la voz, en Salud y en algunos despachos importantes del ministerio de Trabajo consideran que abrir el juego a algunos actores de la CGT puede complicar la gestión y perturbar la frágil relación con otros gremios.

El gesto representa una nueva concesión de Mauricio Macri a la cúpula sindical. Hace exactamente un año firmó un decreto para devolver $ 2700 millones de los $ 30 mil que el Estado les retenía en concepto de excedentes. Hasta mayo, a través del Fondo Solidario de Redistribución que administra la Superintendencia de Servicios de Salud, el Gobierno inyectó $ 2300 millones en las cajas de las obras sociales de los sindicatos.

Todavía es una incógnita qué dirá Graciela Ocaña. La primera candidata a diputada por la Provincia no estaba al tanto del nombramiento de Aruachan, que significará más poder para Scervino y Lingeri. Cuando dejó el ministerio de Salud por sus denuncias contra la mafia de los medicamentos truchos, Ocaña apuntó también contra Lingeri y la Obra Social de Obras Sanitarias.