Cientos de fieles participaron ayer de la ceremonia en honor a María Crescencia

Cientos de fieles participaron ayer de la ceremonia en honor a María Crescencia
Ayer se cumplieron 81 años del fallecimiento de la beata, por ello se celebraron cuatro misas en su honor. La actividad más destacada de la jornada se llevó a cabo en horas de la tarde, cuando un importante grupo de personas participó de la procesión que comenzó en el Hogar de Jesús y culminó en la parroquia Nuestra Señora de la Merced. En el templo, monseñor Héctor Cardelli ofició la misa.
Ayer se cumplió el 81º aniversario de la muerte de María Crescencia Pérez y esto motivó que la ciudad se tiñera del color violáceo que esta beata, con su muestra de fidelidad y entrega a Dios, supo imprimir no sólo en Pergamino sino en los corazones de la feligresía que participó de las actividades litúrgicas que se desarrollaron para honrar a la “humilde violeta”.

Los pergaminenses una vez más fueron anfitriones de cientos de personas que asistieron a la celebración religiosa que tuvo su máximo punto de congregación en horas de la tarde, momento en que se desarrolló la procesión y la misa presidida por monseñor Héctor Cardelli.

Desde que el Vaticano determinó la fecha de beatificación, a fines de 2011 y luego de que “sor dulzura” fuera beatificada en noviembre pasado, se inició un tiempo de preparación espiritual y de afianzamiento de la fe de los feligreses. Y esto se advierte diariamente cuando cientos de personas visitan la tumba en donde reposa el cuerpo de la beata, en la Capilla del Colegio Nuestra Señora del Huerto.

Preparación

Las actividades comenzaron días atrás cuando se inició la novena bajo el lema “Beata María Crescencia, una síntesis de fe y amor al prójimo”. La animación de cada misa diaria estuvo a cargo de las parroquias y capillas de la ciudad. Por otra parte en cada una de las celebraciones de la Eucaristía se rezó por las virtudes de la beata.

Desde el Municipio se organizaron dos festivales culturales. En este sentido el sábado en el Museo de la Ciudad se realizó, por segunda vez, la presentación del libro “Amorcito de mi alma”, que fue presentado días antes de la beatificación de Crescencia, en noviembre último. El libro, que muestra numerosas imágenes de Crescencia y lo que la beata genera en la feligresía, fue producido por Graciela Fidalgo, Cecilia Perich, y Cristina Torrano. Además se proyectó un video de la Beatificación.

Durante la semana las comunidades religiosas de las parroquias y capillas asistieron a las misas que se realizaron en la capilla del Colegio del Huerto. Entre las virtudes por las que se rezó se encuentran: caridad, sacrificio, bondad, alegría, sencillez, pureza, amor a María y las parroquias que participaron fueron: Sagrado Corazón, Santa Julia y Nuestra Señora de Fátima de Urquiza, Nuestra Señora de Luján, Nuestra Señora del Carmen y parroquia Nuestra Señora del Rosario de San Nicolás y San Carlos Borromeo, San Cayetano y San Vicente de Paul, Nuestra Señora de Lourdes y San Roque.

El domingo, último día, se rezó la novena en la parroquia Nuestra Señora de la Merced, mientras que la misa se celebró pidiendo por las virtudes de confianza y abandono.

Más tarde

Por otra parte el domingo se efectuó una vigilia de oración que comenzó con el recorrido de una batucada conformada por cuatro instituciones educativas: Scalabrini, Santa Julia, Gianelli y Huerto. El punto de llegada de la recorrida fue el gimnasio del Colegio del Huerto.

La vigilia se extendió hasta la medianoche, momento en que se saludó a María Crescencia entonando el himno dedicado a ella.

Día de la beata

Ayer, día de la beata, se oficiaron cuatro misas, distribuidas en la parroquia Nuestra Señora de la Merced y la capilla del Colegio del Huerto.

La celebración central se realizó en horas de la tarde con la procesión desde el Hogar de Jesús hasta la parroquia Nuestra Señora de la Merced. Cientos de fieles participaron de la celebración religiosa, marcharon por las calles rezando y entonando cánticos.

Una vez que la multitud llegó al templo dio inicio a la celebración de la Eucaristía que fue presidida por monseñor Héctor Cardelli.

La última celebración fue oficiada en la parroquia Nuestra Señora de la Merced y a posteriori se llevó a cabo, en el gimnasio del Colegio, el “Festival violeta”, con la actuación de Lucrecia Volpi, Grupo Sendero, Ballet El Triunfo a cargo del profesor Hugo Alvarez, Cuerpo de Danza Municipal dirigido por el profesor Pedro Marlo y la Pergamino Jazz Band bajo la dirección de Hugo Maqueira.

Cronología

La Hermana Crescencia Pérez nació el 17 de agosto de 1897 en la localidad de San Martín. Fue bautizada el 12 de septiembre de ese año recibiendo el nombre de María Angélica. Entre 1907 y 1914 realizó los estudios primarios en el colegio del Hogar de Jesús de Pergamino.

El 25 de septiembre de 1910 recibió la confirmación en la parroquia Nuestra Señora de la Merced de nuestra ciudad.

El 31 de diciembre de 1915 hizo su ingreso en la congregación Hijas de María Santísima del Huerto (noviciado de Villa Devoto de Buenos Aires).

El 21 de septiembre de 1916 viste el hábito y cambia de nombre a Hermana María Crescencia Pérez.

Después de haber hecho y renovado en varias oportunidades los votos simples anuales, el 12 de enero de 1924 emite los votos perpetuos.

El 11 de febrero de 1928 viaja a Pergamino a despedirse de su familia dado que le informan que debe irse a Vallenar, Chile. El 8 de marzo de ese mismo año se alojó en el Hospital “Nicolás Naranjo”, donde atendió la farmacia, la cocina y el pequeño coro de la Capilla del Hospital, enseñó, además el catecismo y brindó su ayuda en la sala de maternidad.

En diciembre de 1930 se enfermó de bronconeumonía. Aún convaleciente volvió a su trabajo y por esta razón su salud fue precaria durante 1931.

En diciembre de 1931 asiste a Quillota y no es aceptada en el hospital de Limache por su enfermedad: tuberculosis pulmonar. Es enviada al Hospital de Infecciones de Freirina por tres meses y regresa a Vallenar en marzo de 1932 donde muere el 20 de mayo.

Fidelidad

Crescencia fue una mujer que se caracterizó por serle fiel a Dios, por desplegar una intensa vocación de servicio. Entregó su vida por amor a Dios y a sus semejantes, y el amor es la síntesis de la santidad. El que ama va haciendo presente esa gracia bautismal entre sus hermanos.

“Sor dulzura” era feliz con su vocación, aprendiendo de las disciplinas humanas, cultivando su vida de oración, rezándole a la santísima Virgen que era en quien confiaba, a quien le rezaba.

En la vida religiosa, Crescencia fue obediente, generosa, siempre tuvo vocación de agradar a Dios, ofreciéndole a El su predisposición para que el Padre cumpliera en ella su voluntad.

Una de las grandes virtudes que Crescencia tuvo en su vida consagrada fue la humildad, simbolizada en la flor de la violeta y la caridad que fue la acción suprema de la perfección.

En la vida de Crescencia no se visualizan grandes cosas ni hazañas, lo importante fue la vivencia intensa de la fe.

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