Cinco años del intento de homicidio contra el periodista Fabricio Glibota

Cinco años del intento de homicidio contra el periodista Fabricio Glibota
Se cumple hoy un nuevo aniversario de uno de los más graves casos de ataques a la libertad de prensa ocurridos en los últimos años en la Argentina: el intento de homicidio del periodista de NORTE Fabricio Glibota en plena cobertura de un enfrentamiento entre facciones políticamente antagónicas ocurrido en la peatonal de Resistencia.

A partir de este 14 de noviembre, ya son cinco los años que han pasado de aquel terrible episodio, sin que nunca se hayan producido avances en su investigación que permitieran encontrar al autor material del hecho y llegar hasta quien lo instruyó en el cometido de ese oscuro objetivo que por fortuna no se concretó, ya que Fabricio pudo recuperarse del cuchillazo por la espalda y la profusa pérdida de sangre gracias a la intervención de los profesionales del Hospital Perrando.

El procurador Jorge Canteros visito al periodista en el hospital, aunque la justicia todavía está en deuda en el esclarecimiento de este hecho.

Los antecedentes

Aquella mañana de viernes, y luego de meses de conflicto entre ‘vendedores ambulantes’, Cámara de Comercio y Municipalidad, se llegaba al límite de los plazos dispuestos por la Justicia de Faltas para el desalojo de los puestos ilegales de la peatonal, obra considerada ‘emblemática’ por la gestión de la intendenta Aída Ayala y que aún no estaba inaugurada.

En el transcurso de esos meses se habían producido constantes cruces entre los punteros que representaban a los ‘ambulantes‘ y funcionarios municipales, sin que nunca pudieran alcanzar un acuerdo. En el medio, el Gobierno provincial prometió livianamente la construcción de un shopping de varios millones de pesos en una de las zonas más cotizadas de la ciudad, con todas las comodidades, para instalar a los ‘ambulantes’. Provisoriamente, los puesteros debían acomodarse en el inmueble conocido como Viejo Galeón de la avenida 25 de Mayo, frente a la sede del Ejecutivo. La oferta no hizo más que enrarecer aún más el clima ya que un sector de los ‘ambulantes‘ accedió al cambio provisorio, mientras que el resto radicalizó su postura de no moverse de la peatonal hasta que estuviera terminado el shopping, apareciendo en escena el ‘dirigente social‘ Juan Rossi, conocido como “El Pelado”, que comenzaría a comandar al grupo.

Enfrentamientos con distinto grado de violencia entre ‘ambulantes‘ e inspectores municipales se sucederían casi semanalmente. En tanto que las acusaciones cruzadas entre los más altos funcionarios de la provincia y de la Municipalidad se intensificaban en los medios. Finalizaba el 2008, un año políticamente cargado de conflictividad en el país.

El jueves 13, para muchos ya parecía claro que al día siguiente algo sucedería. El propio Jacinto Sampayo, secretario general del STM, advirtió en una radio que si los ‘ambulantes’ no se iban, los sacarían por la fuerza. Esas horas previas, debajo de algunos de sus puestos, este grupo fue acumulando diversos elementos contundentes como barras, palos de golf y hasta armas blancas.

Una de las imágenes que recorrió el país, aquella batalla campal en inmediaciones de la peatonal resistenciana, donde fue arteramente herido Fabricio Glibota.

Un objetivo claramente identificado

A pesar de todos estos elementos, la Justicia no inició ninguna actuación de oficio y el Gobierno -en pleno recambio de ministros- vació de presencia policial la peatonal. El viernes 14 de noviembre de 2008 a las 10 de la mañana, solo había tres o cuatro cadetes de la policía, de los denominados ‘zanahorias‘ por su chaleco anaranjado y que solo tenían la función de observadores ya que aún no eran egresados y no portaban armas.

Esa mañana, antes del vencimiento del plazo judicial, llegó hasta inmediaciones de la peatonal la propia intendenta Ayala, quien saludó a Sampayo y toda su movilización de municipales, quienes estaban acompañados por la dirigencia de la Cámara de Comercio de Resistencia.

Luego transcurrieron varios minutos de gran tensión, con los municipales y los ‘ambulantes’ amenazandose mutuamente, hasta la aparición por avenida Alberdi de la camioneta blanca que transportaba a Rossi y otros puesteros, momento exacto en que se desató el caos.

Fabricio Glibota se encontraba sobre el cordón de la vereda de Peatonal Ilia y Alberdi, de espaldas a uno de los puestos cuyos titulares vestían camisetas de Sarmiento y remeras de Sandra Mendoza y en los que se escondieron diversos objetos los días previos y de un grupo de grandotes del STM que se encontraban recostados en una vidriera. Estaba claramente identificado como periodista: llevaba su teléfono para móviles de radio y hasta una pequeña filmadora, además de su grabador y mochila. La puñalada por la espalda la recibió casi en el mismo momento en que se originaron los disturbios. El cuchillo ingresó casi 15 centímetros y alcanzó su riñón izquierdo, provocando una intensa pérdida de sangre.

Fueron sus compañeros periodistas quienes lo socorrieron en primer lugar, sumándose luego algunos comerciantes que lo ayudaron a caminar unos 80 metros hasta un patrullero que no se animaba a acercarse hasta el lugar de los incidentes, donde lo subieron boca abajo en el asiento de atrás y lo llevaron hasta el Hospital para ser sometido a una extensa intervención quirúrgica que salvó su vida. A todo esto, los principales dirigentes que habían movilizado a sus matones, ya habían huído del lugar.

Nunca se esclareció

Al día siguiente, el jefe de Policía anunciaría que había sido capturado el agresor y secuestrado el ‘destornillador’ que utilizó, llegando a decir que el caso estaba esclarecido. Nada más alejado de la realidad.

La causa recayó en la Fiscalía 5 que tuvo varios cambios de titular durante los meses siguientes. Una causa íntimamente ligada, la generada por el intento de homicidio del municipal Walter Martínez, si avanzó y llegó hasta la condena del autor, el puestero Carlos Maciel, quien fue captado por las cámaras en el momento justo en que se abalanzaba con un cuchillo sobre su víctima.

Sobre el episodio, el por entonces ministro de Gobierno Domingo Peppo llegó a vincularlo a un supuesto complot para desestabilizar al Ejecutivo denominado ‘chaqueñazo’.

Lo cierto es que tanto desde la Municipalidad como desde el Gobierno Provincial, a pesar de los compromisos asumidos en cuanto a ayudar a resolver el caso, poco fue lo que se hizo al respecto.

Asegurar que este fue uno de los más graves casos de ataques a la libertad de prensa de los últimos años en la Argentina no es caprichoso. Así lo calificaron incontables organizaciones periodistas, desde el Foro de Periodismo Argentino hasta el Comité para la Protección de Periodistas y la red IFEX, todos los cuales lo incluyeron en sus informes de monitoreo anuales sobre la impunidad.

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