¿Cómo se sustenta la solidaridad?

Encontrar la solución a estas situaciones es hoy una cuestión de supervivencia para muchas mutuales.

Los sistemas solidarios de salud, como las mutuales, tienen reglas simples y claras para su funcionamiento. Con el respeto de esas premisas es que estas redes se han mantenido a lo largo de la historia.

Pero en las últimas décadas, además de las crisis económicas, estos sistemas de cobertura de salud vienen soportando situaciones que ponen en riesgo su subsistencia.

Está establecido –y así debe ser– que la salud es un derecho de todos.

El dilema se presenta cuando, por ejemplo, ingresa a un sistema solidario una persona que sin haber realizado aportes exige la cobertura de un tratamiento que vale millones de pesos.

Los fondos de una mutual no son elásticos y tienen previsiones de riesgo limitadas, por lo cual aquí hay dos derechos en conflicto: el del nuevo paciente y su enfermedad y el del resto de los asociados que ven mermados los fondos para la cobertura de sus problemas de salud.

Encontrar la solución a estas situaciones es hoy una cuestión de supervivencia para muchas mutuales y también para obras sociales y prepagas en nuestro país.

La ley establece que se debe aceptar al aspirante a incorporarse a una mutual aunque tenga problemas de salud preexistentes. En ese caso debe declararlos –es obligatorio– y la mutual establece una cuota diferencial para no afectar el servicio al conjunto de los asociados.

Controversia

No obstante, esta cuota diferencial no llega a cubrir nunca el elevado costo de algunos tratamientos cuya cobertura hoy los jueces exigen haciendo caso omiso a cualquier tipo de argumentación.

Claramente ponen la salud por encima de la cuestión económica. Pero esto está derrumbando el delicado equilibrio que sostenía al sistema sanitario nacional, ya que para que se puedan cubrir las necesidades de atención se necesitan todos sus componentes: el sistema público pero también la seguridad social y el sector privado.

Si uno cae, los otros se desbordan también.

Hoy es necesario atender los dos derechos a la vez: el de la persona que demanda su tratamiento y también la sustentabilidad de los sistemas a través de los cuales muchas personas generaron con sus aportes un fondo de previsión en caso de enfermarse.

Es decir, debemos encontrar la manera de poder hacernos cargo de esos tratamientos de alto costo y esos casos especiales sin romper las redes de cobertura de salud.

La solución es apelar a más solidaridad y generar más redes. El camino es lograr acuerdos entre todos los sectores involucrados: Estado, industria farmacéutica, empresas, mutuales, seguridad social y prestadores para poder afrontar los costos crecientes de los nuevos tratamientos.

Y sobre todo, la integración en una sola entidad para dar cobertura a estos pacientes con enfermedades no frecuentes, lo que permite la utilización de herramientas de gestión como las licitaciones para afrontar los costos.

La idea, en definitiva, es hallar entre todos la clave para poder sustentar la solidaridad.

 

Comentá la nota