La conflictividad gremial empieza a hacer confluir, a desgano, a Moyano y Schmid

La conflictividad gremial empieza a hacer confluir, a desgano, a Moyano y Schmid

Fueron inseparables pero su relación está quebrada. La protesta contra los tarifazos y la avanzada del Gobierno para flexibilizar el convenio del SOMU los puso del mismo lado. Los une el espanto.

Por: Jorge Duarte.

Por el mismo lugar pero separados. Ese parece ser hoy el camino que transitan Juan Carlos Schmid y el clan Moyano, en momentos en los que empieza a calentar el clima de conflictividad social y sindical que seguramente tendrá uno de sus picos de mayor tensión en un par de meses.

Hugo Moyano y Schmid supieron ser dirigentes inseparables. Desde el MTA se mantuvieron unidos, primero en la pelea contra el menemismo, luego contra la Alianza, transitaron el camino de retorno a la calle Azopardo, se acercaron a Néstor y más tarde se pelearon con CFK.

Hace un tiempo, pero fundamentalmente desde la salida de Schmid de la conducción de la CGT, la relación entre ambos está quebrada. El titular de Dragado y Balizamiento que llegó al triunvirato de la mano de Hugo, fue casi empujado por Pablo a dimitir (de hecho fue quien lo anunció a los medios) y más allá de algún encuentro con el mayor de los Moyano, Juan Pablo Brey mediante, sus senderos parecen bifurcados y distantes.

Sin embargo la brutalidad de la política económica del Gobierno parece no darles demasiado margen a ambos para desconocerse, si es que quieren mantenerse en la vereda de la oposición y con cierta visibilidad. De hecho en las últimas horas se lo observó a Schmid en las reuniones organizativas de la marcha de antorchas contra los tarifazos que se va a realizar en Rosario, que a nivel nacional se referencian con el liderazgo del camionero, y ahora coincidieron en respaldar al SOMU en el conflicto que mantienen con las empresas y el oficialismo para evitan que flexibilicen sus convenios colectivos.

La presencia en la marcha de antorchas del extriunviro cegetista tiene que ver más bien con un factor local. Rosario es su enclaves político por excelencia, donde alguna vez fantaseó con ser candidato en la arena política y no puede darse el lujo de desconocer la presencia de una protesta que seguramente tendrá cobertura nacional. Quienes están cercanos a él sostienen que no subirá a ningún escenario, ni se sacará fotos altisonantes.

Lo del SOMU es más bien parte de una estrategia defensiva de buena parte del movimiento obrero. No son pocos los que creen que si el Gobierno logra torcerle el brazo a los marineros, gremio mayoritario de la actividad, irá por el resto de los portuarios en un segundo paso. Y luego por el resto del transporte. Ya a esta altura un viejo anhelo del ministro Guillermo Dietrich.

Como sea, la distancia entre ambos no se estrechó pero Cambiemos los pone de la misma vereda, algo que puede ser un error táctico. La reunión por el espanto, todavía no los tiene mancomunados, aunque rejuntados ya hacen ruido.

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