El Congreso que espera el macrismo: peso de gobernadores y reformas estructurales

El Congreso que espera el macrismo: peso de gobernadores y reformas estructurales

El Gobierno apuesta a un escenario dialoguista en Diputados, similar a los últimos tiempos del Senado. En agenda hay una reforma tributaria y una previsional

 

Más allá del número fino del resultado electoral de octubre, el oficialismo en el Congreso espera un cambio positivo para el Gobierno cuando el 10 de diciembre asuman los diputados y senadores que serán electos este año. Para los principales operadores legislativos de Cambiemos, sea o no elegida como legisladora nacional, la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner perderá influencia a manos de los gobernadores en la Cámara de Diputados, lo que le permitirá a la Casa Rosada abrir negociaciones con los mandatarios provinciales y sancionar leyes con reformas estructurales, según definió un encumbrado diputado macrista.

 

 

El punto de partida de ese escenario que avizora el oficialismo es el armado de las listas legislativas para octubre, en el que por estas horas están sumergidas todas las fuerzas políticas. Concentrada en la provincia de Buenos Aires, la ex presidenta se muestra prescindente de las nóminas del resto de los distritos. Tan así que, una semana atrás, no tuvo ni un gesto ni un llamado para ninguno de los dos gobernadores peronistas que derrotaron a Cambiemos, Domingo Peppo (Chaco) y Sergio Casas (La Rioja). Por acción u omisión, además, la ex mandataria validó las listas kirchneristas que compitieron por afuera de la estructura del peronismo.

 

 

Por ello, en el oficialismo legislativo entienden que el bloque del PJ-Frente para la Victoria (PJ-FpV), que hoy preside Héctor Recalde y que, con matices leves, está encolumnado detrás de las decisiones políticas de Cristina, perderá peso. Observan en Cambiemos que la mayoría de los diputados peronistas que asumirán en diciembre estarán referenciados en sus gobernadores y pasarán a formar parte del bloque Justicialista. Una bancada que hoy no llega a los 20 miembros, cuyos referentes son los diputados Diego Bossio y Oscar Romero (puntal del armado de Florencio Randazzo) y el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey. Se terminaría convirtiendo en el bloque de los gobernadores peronistas.

 

 

El PJ-FpV, en tanto, y siempre según los cálculos del macrismo, pasaría de los 70 diputados que tiene hoy a poco más de la mitad. Unos 40 serían los legisladores que quedarían integrando una bancada que se volvería 100% cristinista, aunque muy probablemente pierda a varios de los caciques K que reinaron en la Cámara baja durante los gobiernos de la ex presidenta: Juliana Di Tullio, Carlos Kunkel, Diana Conti y Carlos "Cuto" Moreno son algunos de los legisladores que no renovarían sus escaños estas elecciones.

 

 

Con un recinto más volcado al diálogo entre el Gobierno y los gobernadores, la Cámara de Diputados configuraría un escenario similar al que tuvo lugar durante este año y medio en el Senado. Allí, entre otras decisiones importantes, el Poder Ejecutivo logró los nombramientos de los dos ministros que propuso para la Corte Suprema, Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti, aun después de haber intentado designarlos por decreto, desairando a la Cámara alta.

 

 

Esta posibilidad de encontrarse con un Congreso más dialoguista envalentona a Cambiemos con la idea de aprobar a partir del año próximo algunas leyes que, evalúa el macrismo, implicarán reformas estructurales para la Argentina: la reforma tributaria, que ya está en debate a nivel de asesores; la reforma previsional, tal vez el punto más polémico de la agenda porque probablemente incluirá el debate sobre las edades jubilatorias de hombres y mujeres; y el anunciado blanqueo laboral, para el que se tienen que poner de acuerdo todas las provincias y la Nación.

 

 

 

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