En Córdoba no hay cartas para mandar ni para jugar

En Córdoba no hay cartas para mandar ni para jugar

Schiaretti cambiará estética de campaña y De la Sota envía mensajes en los que se proclama experto en superar derrotas.

 

En Córdoba, ya no hay cartas para escribir ni para jugar. Intuyendo una derrota, Cristina Fernández escribió esta semana una carta abierta en la que pedía que todos los votantes no oficialistas se pasaran a sus filas. Esos opositores le retrucaron con cartas y mensajes en las redes sobre su escasa autoridad para convocar al diálogo, a los acuerdos y a la unidad opositora.

Es más, hasta su fiel jefe de bloque en el Senado en los años de gestión, Miguel Pichetto, le hizo saber que ella ya no forma parte del justicialismo y que piense en un bloque propio cuando llegue a la Cámara Baja.

La campaña bonaerense tiene esos atractivos de los que otros distritos carecen. Por lo que está en juego, por lo estrecho del resultado de las Paso y por la implicancia que podría tener para una oposición que puede seguir fragmentada y sin rumbo después de la elección general.

Por estos lados, nos entretenemos con otras cosas, como contar sobrecitos de azúcar, sacar cuentas de cuánto pone cada gestión para pavimentar un pedazo de ruta o quiénes se están peinando ya para salir en los afiches dentro de dos años.

Acá no hay cartas ni réplicas llamando a votar distinto.

Juan Schiaretti ha tomado nota del cachetazo de las primarias y esta semana se paró ante un auditorio empresarial para mostrar su nueva estrategia y cambio de tono.

En la campaña de las Paso, Schiaretti –quien hasta hace poco bailaba cumbia con Mauricio Macri y decía que su rumbo de gestión era el correcto– se paró ante empresarios para decir que algunas acciones del Gobierno nacional eran comparables a las del ministro de la dictadura José Alfredo Martínez de Hoz.

Ahora, con los resultados en la mano, el gobernador habla con un tono muy moderado para pedirles a los funcionarios nacionales que tengan a bien, si es que no les genera molestia alguna y cuando les parezca oportuno, acreditar aunque sea una parte de los recursos prometidos.

Cumbia, Martínez de Hoz, si podés acordate de mí. Los virajes ocurren mientras, además, se destinan recursos públicos para promocionar a los alicaídos candidatos a diputados nacionales.

Experto en derrota

Schiaretti reunió esta semana a sus funcionarios, candidatos y legisladores para reconocer errores de comunicación.

En el encuentro, anticipó que Unión por Córdoba tendrá nueva estética de campaña, con cambios de eslóganes, colores y mensajes.

Como una sombra perturbadora, José Manuel de la Sota entra y sale de la campaña. El exgobernador se enojó con el ánimo de derrota que campea en el PJ cordobés y ha grabado videos para arengar a la tropa. Pide mayor compromiso, actitud positiva y se pone como ejemplo de superación de derrotas electorales.

Schiaretti y De la Sota comparten una preocupación que va muchísimo más allá del resultado de una elección legislativa: el futuro del peronismo es sombrío y puede que a ellos no les quede otra que intentar alambrar Córdoba para tratar de quedarse con el poder local.

En el comando de Unión por Córdoba repasan números desalentadores. Los votantes de Cambiemos no parecen dispuestos a moverse entre agosto y octubre, pero sí algunos de los del peronismo provincial.

¿Hacia dónde migrarán, si es que lo hacen? ¿Al kirchnerismo, a fuerzas de izquierda, al propio Cambiemos? Con esa respuesta y la cantidad de votantes de más que haya en la general respecto de las Paso, estará la asignación de bancas.

Cambiemos se parece a esos equipos que terminan el primer tiempo ganando 2 a 0 y no quieren que ni se juegue el segundo. Por eso, han decidido exponer lo menos posible a su primer candidato, Héctor Baldassi, a situaciones de riesgo, como debates o cruces con otros candidatos.

Una conducta que puede ser plausible en términos de táctica electoral, pero de dudoso contenido republicano y democrático.

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