Crece la tensión entre Kicillof y los intendentes por el manejo de fondos

Crece la tensión entre Kicillof y los intendentes por el manejo de fondos

La relación está en su punto más tirante porque los jefes comunales aseguran no tener interlocución y dicen que el gobernador busca condicionarlos en la administración económica de los municipios

 

Amenos de un mes de asumir la gobernación de la provincia de Buenos Aires, la tensión entre Axel Kicillof y los intendentes bonaerenses del peronismo se agravó, por diferencias políticas, pero sobre todo por el manejo de fondos.

En la previa del debate por la reforma impositiva, el malestar de los jefes comunales se acrecentó por la falta de diálogo, la apatía en la relación y los intentos de recortes de partidas, que los colocaron desde la asunción de Kicillof en situación de un enfrentamiento cada vez menos disimulado, aunque todavía sin decirlo en público.

"Estamos completamente al margen", dijo con indignación a LA NACION un importante intendente peronista de la provincia, quien además se quejó de que no tienen acceso al gobernador. El diálogo se procura "a través de los ministros o del mismo Alberto Fernández".

El disgusto de los alcaldes peronistas es generalizado y creen que se funda en la "desconfianza" que Axel Kicillof tiene de ellos. No pueden evitar comparar este destrato con la relación opuesta que mantienen con la Casa Rosada, con la que aseguran tener un diálogo abierto.

"Vidal era brava, pero esta indiferencia nunca nos pasó", dijo nostálgico un representativo jefe comunal peronista, que en general simboliza la postura de sus colegas.

A pesar de los pocos días de gestión, el gobernador de la provincia "arrasada" no ha hecho más que provocar a los jefes comunales y las disputas entre el mandatario y los intendentes cuentan con varios capítulos.

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El primero fue la decisión de marginar a los intendentes en el reparto de los cargos en los ministerios de la provincia.

"Nunca nos pasó no tener un representante comunal en el gabinete provincial", aseguró un intendente peronista. Y resaltó la diferencia con Alberto Fernández, que sumó a su gabinete a Gabriel Katopodis, intendente de San Martín, como ministro de Obras Públicas de la Nación y con quien el diálogo, aseguran, es fluido.

"Deberíamos ser escuchados", dijo otro intendente del conurbano, que no sabe si le molestó más que no haya intendentes integrando el gabinete provincial o el hecho de no haber sido consultado para la asignación de cargos.

Luego, con la ley de emergencia de la provincia, Kicillof intentó quitarles a los municipios el manejo de la caja de los fondos que recibían directamente de la Nación, centralizando su movimiento a través del Ministerio de Hacienda y Finanzas provincial.

"El gobernador desconfía de nosotros", fue la lectura que enseguida hicieron desde el peronismo los jefes comunales, y salieron a defender con uñas y dientes los fondos que siempre consideraron propios.

Ante la furia de los intendentes, Kicillof debió volver sobre sus pasos y la ley se aprobó obligando solo a los municipios a registrar e informar a la provincia "los ingresos de fondos, títulos y valores originados en la ejecución de programas nacionales".

Sin darles respiro, antes de que terminara el año los intendentes bonaerenses fueron obligados a comprar letras del Tesoro de la provincia. Esta solidaridad constreñida no fue bien recibida por algunos de los barones del conurbano, que no dudaron en afirmar que "es la primera vez que tenemos que ayudar a la provincia". Mientras que otro tuvo una mirada un poco más condescendiente y valoró que el gobierno está arrancando y "tenía un apuro con un vencimiento". Aunque enseguida agregó: "Espero que esa ayuda sea valorada".

La última disputa, que aún no está resuelta, se inició en silencio, días atrás, por el cobro de las patentes.

La provincia de Buenos Aires, desde hace muchos años, confiere el cobro del impuesto automotor de los vehículos con una antigüedad superior a 10 años a los municipios.

Ahora, el gobierno provincial, en una búsqueda desesperada de fondos, intenta sacarles a los municipios un 20 por ciento de lo recaudado por dicho gravamen por los vehículos con patente de 2009.

"El monto no es representativo, pero el gesto significó mucho", aseguró un intendente peronista.

"Si nos subestiman, van a tener problemas. Más de los que le dejó Vidal", advirtió ante LA NACION otro jefe comunal que se define como a la expectativa de las medidas que tomará el gobernador y considera que "la economía se soluciona con política", y que "algún día hay que crecer", ironizando sobre la juventud del gobernador. "Que mejore la situación dependerá de él, porque está completamente cerrado", reflexionó otro intendente sobre el futuro de la relación.

Fuentes cercanas al gobierno provincial aseguran que mantienen el diálogo permanente con todos los intendentes y que trabajan en conjunto.

Por ahora no hay margen para una ruptura pública, pero sí se evidencia un quite de colaboración de parte de los intendentes del espacio.

 

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