Con o sin crisis, la banca argentina no pierde nunca

Con o sin crisis, la banca argentina no pierde nunca

Con cualquier gobierno y diferentes políticas monetarias, las entidades financieras se las arreglaron para proteger sus utilidades. Cómo ganaron con los K y el macrismo. Por qué bajaron los préstamos a la producción y cómo actúan en medio de la emergencia sin arriesgar nada.

Les va bien cuando el viento de cola empuja al consumo y la política monetaria les permite continuar con tasas usurarias en las tarjetas de crédito o en los empréstitos. Ganan cuando el gobierno de turno deja correr la bicicleta financiera y les garantiza resultados extraordinarios. Tampoco pierden cuando una crisis como la actual amenaza como nunca al sistema productivo. Los bancos en Argentina gozan de un privilegio excepcional ajeno a otras actividades de un país donde el dinero no parece estar nunca asegurado.

En cualquier contexto, el Banco Central (BCRA) aplica tibiamente su poder de policía sobre la actividad financiera, y suele ceder más rápido al lobby de los banqueros que a las urgencias del mercado productivo. Aun en circunstancias como las actuales, las instituciones bancarias, públicas y privadas, priorizan al extremo la salud de sus carteras y mantienen una engorrosa burocracia que dificulta el acceso al crédito. Tanto para las empresas como para las personas, acceder a los beneficios significa un tramiterío tedioso, que a veces hasta se ve imposibilitado porque se piden requisitos que se deben obtener de oficinas cerradas o con trabajo reducido por el aislamiento social.

Es verdad, como señala el Central en una de sus últimas publicaciones, que hubo una respuesta a la demanda de las empresas para pagar salarios y sostener el capital de trabajo, pero tampoco se facilitaron los trámites y los bancos fueron sobre seguro, especialmente porque apareció como garante el Estado, a partir del Fondo de Garantías Argentino (FoGar), que a su vez tiene el respaldo, mediante fideicomiso, del BICE. “Prestaron a los que tienen garantía del Estado y un poquitito más a sus mejores clientes; fuera de ahí, no se movieron, no salieron de la pecera”, graficó un dirigente que ocupó un alto cargo en la banca pública.

“Son los que más ganaron en estos últimos años, con nosotros y mucho más con el macrismo”, dijo a La Tecla un funcionario nacional relacionado con la actividad. Con el kicrhnerismo, principalmente en el medio del proceso, ganaron a partir del sobre financiamiento del sistema, con una expansión del consumo y con tasas altas en la financiación de las tarjetas de crédito. Durante el mandato de Mauricio Macri se transformó todo en un negocio financiero, a partir de las Leliq y Lebac. El Provincia, por caso, perdió cartera de crédito empresas para transformarse prácticamente en una financiera.

En 2018 y 2019, el negocio de los bancos fueron esas letras que el Central les obligó a comprar para sostener una absurda política monetaria. Las utilidades de las Leliq y Lebac llegaron al 80 por ciento, con la garantía absoluta de que el dinero se iba a recuperar con altas utilidades, a la vez que se restringieron los empréstitos privados. Se puede apreciar en los cuadros de las entidades bancarias que acompañan esta nota que, salvo excepciones, casi todas las instituciones redujeron el porcentaje de préstamos respecto a los activos.

Claro que las Letras del Tesoro no fueron el único factor para reducir el crédito: con tasas de entre el 60 y el 70 por ciento, casi nadie solicitaba financiamiento. La crítica es que, con las utilidades que tenían, debieron cobrar menores intereses; y allí hubo un claro laissez faire de la entidad reguladora, celosa para custodiar la bicicleta financiera y desatenta a la caída productiva. El lobby bancario se defiende con el argumento de que no puede arriesgar la cartera de clientes cediendo dinero a compañías en peligro, por eso bajaron el porcentual de efectivo destinado al crédito.

* De acuerdo a los datos del BCRA el activo de los diez principales bancos privados creció el 102% desde diciembre de 2017 a diciembre de 2019.

* En el mismo período el efectivo y depósitos en esas entidades, se incrementó 209%.

* La tenencia de títulos públicos y privados creció el 119% en los últimos dos años.

*El monto en préstamos que concedieron los bancos privados más importantes sólo aumentó el 60%.

*Mientras en diciembre de 2017 tenían prestados 876.894.603.000 pesos, en

diciembre de 2019, esa cifra era de 1.405.807.906.000 pesos.

* La relación entre los activos y el dinero prestado en diciembre de 2017 era del 53%.

Dos años más tarde bajó al 42%.

* El patrimonio neto de la banca privada en la Argentina creció en los dos últimos años

del gobierno de Macri un 145%. Pasó de 195.826.930.000 a 480.030.854.000 pesos.

Antes de la llegada del coronavirus, durante el actual Gobierno, el Banco Central empezó con una política de reducción de tasas de interés a la producción y el consumo. “Por pedido del Presidente, las tasas, desde las tarjetas hasta otras líneas crediticias, bajaron al orden del 26 al 28 por ciento, y antes que llegáramos nosotros estaban entre 42 y 45”, comentó un funcionario del Banco Nación. No obstante aceptó que los bancos privados evitaron salir rápido con este negocio, además de los engorrosos requisitos para acceder a los beneficios.

También debe señalarse que las tasas fijadas por el Banco Central, luego sufren un considerable incremento, cuando se les agregan los costos administrativos, seguros y demás adicionales que siguen encareciendo los créditos a límites poco convenientes para quienes los toman.

La llegada del coronavirus obligó al Estado a pedir la colaboración de las entidades financieras. Sin embargo, la reducción de tasas y el lanzamiento de programas de asistencia para sostener el empleo, tampoco las sacaron de la zona de confort. Los préstamos para pagar haberes que dan tanto públicos como privados tienen la inestimable garantía del Estado nacional a través del FoGar. Hasta que no estuvo este reaseguro, los bancos se cuidaronde prestar plata, y aun así, tampoco es fácil acceder.

“A mediados de abril, recién estuvo instrumentado el FoGar; desde que empezó el problema hasta ahí, los bancos privados no prestaron nada”, contó a este medio un director de una de las entidades públicas.

En tanto, otro entendido en la materia afirmó que “pusieron un montón de chicanas para prestarte, como, por ejemplo, que tenés que tener con ellos toda la nómina salarial, que es una forma de dilatar la entrega; u otros requisitos, como balances y demás, que demoran la aprobación”. Vale señalar que un mes de nómina salarial del sector privado en la Argentina equivale, aproximadamente, a 350.000 millones de pesos, y hasta ahora, entre los bancos públicos y privados prestaron 141.000 millones, lo que marca que muchos quedaron afuera.

Vale un ejemplo, que puede multiplicarse por cientos. Antes de la salida del FoGar, un empresario gastronómico de la Ciudad de Buenos Aires se acercó a la sucursal del BBVA donde opera. Pidió ayuda para pagar salarios y, tras solicitarle el formulario 931 (nómina salarial), le dijeron que podían facilitarle menos de 140.000 pesos sobre un bruto salarial de 350.000. Después se instrumentó el FoGar, entonces le ofrertaron pagar el neto de los salarios (lo de bolsillo del empleado), unos 250.000 pesos. “Todo porque se lo garantizaron con el FoGar, ellos no arriesgan un peso”, dijo el empresario a este medio.

El Central muestra con orgullo que ya se colocó el 75% de los 220.000 millones destinados a la asistencia para sostener el empleo (ver aparte). Igualmente admite que “parte de la demora inicial estuvo asociada a la necesidad de las empresas de suministrar la información requerida para cumplir con la normativa legal vigente, dado que se trata de líneas de crédito subsidiadas y no de subsidios no reembolsables”, de acuerdo a lo explicitado en un documento emitido la semana pasada.

Las entidades privadas superaron a las públicas en el otorgamiento de esos paliativos, pero lo hicieron una vez garantizado absolutamente el cobro por el respaldo del Fondo de Garantías. En paralelo, la banca pública aparece como más retraída en esta asistencia. Sobre todo, el Banco Provincia, que hasta ahora desembolsó solamente unos 3.000 millones de pesos en esta línea crediticia, según el mismo informe del BCRA. Desde la política advierten que “posiblemente Gobernación le debe estar pidiendo que guarde el mayor canuto posible por las necesidades financieras que tiene la Provincia”.

“Después de esta crisis va a quedar establecido que, una vez más, los bancos no estuvieron a la altura de las circunstancias, lo cual es cierto en buena parte. Y por otra parte, las entidades financieras se escudan en que tienen que cuidar la cartera y si una empresa se funde, el banco se queda con el muerto encima”, concluyó el dirigente que ejerció un cargo importante en la banca pública. En síntesis, sea el juego que sea, y bajo las circunstancias que sean, la banca nunca pierde. Es más, prácticamente, ya ni arriesga. 

Los créditos a tasa subsidiada impulsados por la cuarentena

Un informe del Banco Central publicado el 5 de mayo indica que el sistema financiero lleva asistidas a más de noventa mil micro, pequeñas y medianas empresas por un monto superior a los 140.000 millones de pesos, y tiene otros 21.761 millones en proceso, a través de la línea de crédito con tasa subsidiada del 24%. El total previsto a colocar es de 220.000 millones, con lo cual, a finales de abril ya se había aprobado el 75% del crédito disponible.

El texto destaca el rol del FoGar, que entregó avales por 92 mil millones de pesos para que las entidades dispongan créditos. Hasta el momento, las entidades nacionales desembolsaron 8.100 millones, las de ABAPPRA lo hicieron por 6.300 millones, y las extranjeras, por 11.400 millones de pesos.

Sobre el destino de la línea de crédito subsidiada a 24%, los montos desembolsados llegaron a $141.000 millones, que se destinaron 30% al pago de sueldos, 13 % a la cobertura de cheques y 50 % para otro capital de trabajo. Estos tres destinos explicaron 93% de los desembolsos. En promedio, cada firma recibió $1,5 millones.

En cuanto a la cantidad asistida superaron las 91.000 empresas. El 44% utilizó los fondos para pago de sueldos, el 13%, para cobertura de cheques diferidos, y el 42%, para otro capital de trabajo. Cerca de 240 empresas recibieron crédito para servicios de salud.

De los $141.000 millones desembolsados, los bancos privados de capital nacional aplicaron el 42% ($59.000 millones), con dos entidades que concentran el 72,3% de este monto: Banco Galicia (44%) y Banco Macro (28,3%). Las entidades nucleadas en ABAPPRA desembolsaron el 39,3% ($40.800 millones), donde se destacaron el Banco Nación (53,5%) y el Banco Credicoop (15%). Le siguieron el Banco de la Provincia de Córdoba (10%);

el Banco de la Provincia de Buenos Aires (6,6%) y el Banco de la Provincia de Neuquén (3,7%). Las entidades de capital extranjero desembolsaron el 29% ($40.600 millones), concentradas el 62,5% en Santander (38,7%) y BBVA (23,8%).

Estudio

Con los mejores resultados en el crecimiento patrimonial

La página especializada rankia.com.ar realizó un estudio sobre los “mejores bancos de la Argentina”, de acuerdo al crecimiento de patrimonios o de activos, depósitos y préstamos al sector privado, cantidad de sucursales, cajeros, empleados, cuentas y otras características propias del funcionamiento de las entidades financieras. Además toma datos de una prestigiosa publicación norteamericana. En ese sentido, el sitio destaca que “Banco Santander fue el mejor banco de Argentina en 2019, según la revista The Banker”, que eligió a esa entidad con base en España “por su capacidad de generar excelentes resultados financieros, sobresaliendo ante ‘las difíciles condiciones macroeconómicas constantes’”.

Para The Banker, Banco Santander resultó el Banco del Año en Argentina, América, Europa Occidental, España, Portugal y Chile. En cuanto a la cantidad de sucursales sobresale el Nación, seguido por el Santander. En tercer lugar se ubica el Banco de Galicia, y cuarto, el Banco de la Provincia de Buenos Aires, detrás del cual figura el BBVA Francés.

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