La crisis del PRO: Derrotados y en alta tensión interna

La crisis del PRO: Derrotados y en alta tensión interna

Será difícil regenerar la foto de la unidad luego de una semana cargada de operaciones cruzadas y pases de factura por una derrota que golpeó a todos pero de la que nadie quiere hacerse cargo.

Espasmódicas, cargadas de catarsis y con la precisión de que la división sólo profundizará la crisis, las reuniones encaradas por los principales referentes del Pro para lograr algo de tranquilidad, lejos están de calmar la erupción de un volcán que expuso su grava con el pase de facturas poselectoral entre Nación y Provincia, y que ebulle en su interior.

Más allá de las cuitas a resolver entre todos los socios, que hoy ponen en riesgo de continuidad a lo que nació como Cambiemos y se transformó en Juntos por el Cambio, el Pro se encuentra en una crisis que deberán resolver Mauricio Macri, María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta, si es que pretende ser el partido convocante para la unidad de los sectores antikirchneristas. Pero ya no hay entre ellos, sobre todo de parte de Vidal y Larreta sobre Macri, la misma confianza de hace cuatro años.

“La relación de Maria Eugenia con Macri no está mal, son más segundas líneas opinando en los medios, pero es gente que a partir de la derrota quiere tercerizar responsabilidades; nadie puede pensar que ella tiene responsabilidad en este proceso, el tiempo nos va a seguir dando la razón. Además, María Eugenia tiene una sociedad con Horacio que la va a mantener”, le dijo a La Tecla un ministro bonaerense.

La tensión con la Rosada está focalizada en Jefatura de Gabinete, por un lado, y el Ministerio del Interior, por el otro. Con Marcos Peña hace mucho que las diferencias aparecen como irreconciliables. Con Rogelio Frigerio hay opiniones disímiles en la manera de encarar la política. Entre la Gobernación y esas dos carteras hubo munición gruesa tras la derrota.

Desde el entorno de Peña se dejó trascender que Macri estaba enojado porque no se sumaron más votos en el Conurbano al mismo ritmo que se cosecharon en el interior del país y en la propia Provincia. Dicen que la mandataria bonaerense debió hacer mayores esfuerzos donde se concentra el grueso de los votos, y que debió ser más dura en marcar algunas diferencias con el peronismo, como, por ejemplo, hablar más de corrupción.

En Provincia contestan con números a las acusaciones de que el Conurbano no aportó lo suficiente, y marcan que en el Gran Buenos Aires hubo 32,57% de votos promedio para el actual jefe de Estado, incluso por encima del norte del país, donde el promedio fue 32,42%. Repiten que “la crisis económica fue importante, pero además faltó muñeca política, porque descartaron todas las propuestas que dimos, como el desdoblamiento, las colectoras y plan V”. Devolución de gentilezas para Peña, el principal opositor a todas esas ideas.

También expusieron en el Gobierno nacional el malestar con Vidal por arrancar con el posmacrismo después de las PASO, dando por retirado a Macri, quien a la postre terminó con más del 40% de los votos. “Mauricio y Marcos, con la elección quedaron vivos, y no iban a dejar de facturarle a Vidal el apresuramiento de lanzar el posmacrismo”, señaló a este medio una fuente de Balcarce 50.

En Provincia achacan algunas de estas operaciones también al Ministerio del Interior. Las diferencias con Frigerio vienen desde hace tiempo y se centran en el manejo de la política. Desde calle 6 le endilgan al ministro haber perjudicado a las arcas bonaerenses en los acuerdos con las provincias peronistas. En Interior reprochan que no era necesario hacer público ese malestar en su momento, y ahora pasan la factura. Además, Frigerio juega cerca de Emilio Monzó, a quien responde el viceministro Sebastián García de Luca. La relación Vidal-Monzó es irreconciliable.

Macri también le marcó la cancha a Vidal al reunirse con su primo Jorge, intendente de Vicente López y aspirante a ser el conductor del Pro bonaerense. Después, el propio Presidente recibió a la Gobernadora, con el doble propósito de bajar tensiones y cerrar la designación de quién conducirá los hilos del Pro en el Congreso. Pero eso también generó una erupción, y por más reuniones que se sucedan, acomodar la postal de la unidad llevará tiempo, autocrítica y resignación.

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