La crisis golpea a la industria panadera: desde 2016 cerraron 10 locales y hubo despidos constantes

La crisis golpea a la industria panadera: desde 2016 cerraron 10 locales y hubo despidos constantes

Mientras a nivel nacional se evalúa declarar la emergencia en el sector, desde el Centro de Panaderos local aseguran que se está “tocando fondo” y que la situación es similar a la de 2001.

La fuerte crisis económica que se vive en el país impacta en todos los sectores, y el de los panaderos es uno de los más afectados: se estima que durante el 2018 cerraron 200 comercios y desde la Federación Argentina de Industrias de Pan (Faipa) analizan decretar la "emergencia nacional".

En Mar del Plata, el panorama es igualmente oscuro. "Estamos tocando fondo", reconoció el presidente del Centro de Panaderos local, Carlos Monzón, quien mencionó la fuerte suba de los servicios, los altos costos de los alquileres y la caída del consumo como los principales factores que determinan la crítica situación que atraviesa el rubro.

“Desde 2016 a la fecha, los servicios aumentaron en promedio un 1000%, las facturas que antes eran bimestrales hoy son mensuales, los alquileres son impagables y no hay ventas”, resumió Monzón en declaraciones a 0223 Radio. En ese contexto, dijo, comenzó a “sobrar gente” en los negocios, los comercios se “achicaron” y, en muchos casos, decidieron cerrar definitivamente sus puertas. “Se cerraron 10 panaderías y todos redujeron en un 25% a su personal”, sentenció.

“Se despidieron a muchos trabajadores: los dueños de las panaderías se quedaron con 5 ó 6 personas –la mayoría, familiares- para poder subsistir”, puntualizó.

En ese sentido, Monzón reconoció que las panaderías habilitadas hoy trabajan un 50% menos que hace tres años y advirtió que, al mismo tiempo, aumentó el número de productores de pan clandestinos. “En Mar del Plata se destinan más de 4500 bolsas de 50 kilos de harina para abastecer a 900 mil habitantes, de los cuales más de 2500 habitantes se utilizan en la clandestinidad”, señaló y recalcó que se tratan de lugares que funcionan a puertas cerradas y producen sin ningún tipo de control bromatología.

Frente a ese escenario, Monzón dijo que sufren una situación de “deslealtad comercial muy grande” y ahora, los panaderos tratan de “sobrevivir”. “Esto es muy similar al 2001, estamos tocando fondo”, definió por último.

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