Crisis ocupacional: 26% de los jóvenes bonaerenses está desocupado y el 54% trabaja en negro

Los jóvenes entre 18 y 24 años de la provincia de Buenos Aires son los más expuestos a la informalidad laboral, el desempleo y los bajos sueldos. La situación se replica entre las mujeres.

Un informe de diagnostico aboral realizado por la Secretaría de Trabajo de la Nación, elaborado con datos del año 2017, demuestra que la desocupación entre los jóvenes de 18 y 24 años ascendía al 26%, mientras que el 54% de quienes sí trabajan bajo relación de dependencia no se encuentra registrado.

En esa franja etaria, que seguramente este año sentirá con fuerza los problemas económicos que tienen su réplica en el empleo, además hay un 17% de “Ni-Ni”, jóvenes que no estudian ni trabajan. De ese total de 436 mil personas, el 71% son mujeres, quienes mayormente (69%) realizan tareas de cuidado del hogar.

Pero las mujeres en la provincia de Buenos Aires sufren otro tipo de desigualdad: en promedio, cobran un salario 27% inferior al de sus pares varones, por el mismo cargo y labor. Se trata, traducido a salarios nominales corrientes según valores de 2012, de una diferencia de $ 6.000.

El informe concluye que “las mujeres, al igual que los jóvenes, suelen tener una inserción laboral más precaria que sus pares varones, mostrando mayores tasas de desempleo y empleo no registrado”.

Un dato alarmante: el 35,4% de los asalariados no está registrado. Es decir, que son trabajadores que no se encuentran encuadrados en ningún régimen legal, cuyos empleadores no tributan al Estado ni pagan cargas sociales ni realizan aportes jubilatorios.

Los niveles de informalidad, no obstante, varían según el sector: en el privado, alcanza al 39% de los asalariados, mientras que en el caso de trabajadores de casas particulares, asciende al 73% de un universo de 531 mil personas. En el Estado, encargado de bregar porque esto no ocurra, también existe un 5% de empleados en situación irregular.

El número también es altísimo entre los cuentapropistas: el 72% (más de un millón de personas) se encuentra en la informalidad. Casi la mitad de ellos (el 48%) son trabajadores no profesionales sin capital, es decir que desarrollan actividades laborales de subsistencia.

Entre los desocupados, un número preocupa especialmente: el 63% de los cesanteados tuvo su último empleo informal o por cuenta propia, lo que según el informe “condiciona la inserción laboral futura, ya que no se cuenta con referencias comprobables sobre la experiencia laboral previa”.

Entre los ocupados, en tanto, el 74% de los registrados en 2017 era asalariado. De ese universo, el 70% se desempeñaba en la esfera privada, mientras que el 20% son empleados públicos; y el 10% trabajadores de casas particulares.

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