Cristina Kirchner ya se decidió: quiere que Lavagna asuma como ministro de economía de Alberto

Cristina Kirchner ya se decidió: quiere que Lavagna asuma como ministro de economía de Alberto

El candidato peronista lo elogia en público pero todavía duda porque notó frialdad por parte del ex ministro. En el equipo de Lavagna hablan de condiciones

Cristina Kirchner se lo viene insinuando. La última vez fue al regreso de su último viaje a Cuba. Cuando ambos integrantes de la fórmula se encontraron en su casa de Recoleta, la expresidenta insistió con el planteo: quiere que Roberto Lavagna sea el ministro de Economía del próximo gobierno de Alberto Fernández.

CFK cree que Lavagna es el economista indicado para sacar a la Argentina de la crisis. No sólo por su experiencia tras la explosión de 2002 -un punto que los mercados valoran especialmente en momentos de crisis- sino porque piensa que las ideas industrialistas del exministro y actual candidato a Presidente son las que necesita el país para volver a crecer de manera sostenida.

Alberto F. coincide con el diagnóstico de su compañera de fórmula. Pero desde su núcleo más cercano confían que esperaba una actitud menos distante sobre esa posibilidad de parte del economista. El candidato, en reiteradas oportunidades, fue explícito con su deseo de que Lavagna sea su ministro de Economía.

Llegado el momento, esto es, durante la transición, la propia Cristina podría sondear a Lavagna, y de esa manera darle garantías de convivencia política.

"Alberto no quiere desgastar la relación porque confía en que Lavagna le dirá que sí después del domingo 27", asevera a iProfesional un ex funcionario kirchnerista de trato asiduo con el candidato.

De hecho, fue reconocido que Fernández fue muy elogioso de Lavagna durante el primer debate entre los candidatos. El propio exministro lo reconoció: "Le agradezco el reconocimiento", dijo públicamente en las últimas horas.

La posibilidad de que Lavagna sea el futuro ministro de Economía fue incluso abordada por los empresarios que lo vieron en la reciente visita al Coloquio de IDEA. No se llevaron de él un "sí". Pero tampoco un "no", como se encarga de descartar en público (como no podría ser de otra manera siendo un candidato presidencial), según relata el directivo de una multinacional.

"Yo estoy a disposición para integrar una mesa de diálogo. Pongo mi equipo para esa finalidad, y si me dan la posibilidad daré mi opinión", se limita a decir Lavagna. Una frase de compromiso de quien sabe que la próxima gestión asumirá en un momento crítico de la economía.

Durante la última parte de la campaña, el candidato de Consenso Federal también se mostró muy cercano a Fernández, al menos desde lo discursivo. Enfocó el tramo final con duras críticas hacia la gestión oficial y apuntó sus dardos exclusivamente hacia Mauricio Macri.

Las condiciones de Lavagna

Allegados al exministro, que comparten con él el trajín de la campaña, cuentan que una de las claves para que finalmente acepte una invitación será el diagnóstico que el propio Lavagna tenga sobre la situación económica.

Se sabe: la crisis actual no está resuelta y hará falta mucha pericia y respaldo político para sacarla adelante. Desde el entorno de Lavagna indican que el ex ministro no estaría dispuesto a asumir si creyera que lo peor de la crisis todavía no pasó y que pueda haber riesgo de un fogonazo inflacionario.

En otras palabras: ¿querrá Lavagna afrontar el sacrificio personal que implica volver a encarar una reestructuración de la deuda pública? Y no sólo éso: tal vez, lo más relevante pase por los riesgos que el economista esté dispuesto a asumir.

Es lo que lleva a algunos en el kirchnerismo a pensar que tal vez el rol que pueda asumir Lavagna sea no el de ministro en funciones sino el de un consigliere informal, un rol como el que Daniel Scioli había pensado para Miguel Bein en caso de haber ganado en 2015: un referente que diera las grandes directivas pero que no necesariamente estuviera involucrado en el día a día de la gestión.

Lo cierto es que para que Lavagna acepte el cargo debe percibir un respaldo político total y un amplio margen de acción, bien lejos del actual esquema de atomización de las áreas económicas que promovió el macrismo y más cerca de la figura tradicional del "superministro". Sólo así consideraría que es factible una salida fácil a una situación para la cual él ya hizo un diagnóstico oscuro.

Sin ir más lejos, el economista Matías Tombolini -candidato a jefe de Gobierno en la Ciudad por el espacio de Consenso- cree que la inflación de 2020 tendrá "tres dígitos". Es decir, que estará por encima del 100 por ciento, entre otras cosas, porque prevé una violenta emisión de pesos para abordar la bola de las Leliq.

El consenso entre los economistas profesionales empieza a ser que la economía "veinte veinte" estará lejos de ser de crecimiento. Incluso, el Fondo Monetario ya dio vuelta su predicción de expansión del 1,1% para pronosticar un retroceso de 1,3 por ciento.

La idea de que el año que viene será muy trabajoso -otra vez- y con variables sin resolverse puede conspirar contra la idea edulcorada de que Lavagna u otra figura del mundillo de economistas puede "agarrar la manija" durante el primer año de Alberto F. presidente.

El ministro que asuma el 10 de diciembre tendrá por delante dos desafíos urgentes para resolver: la deuda y la bola de las Leliq. Dos verdaderas bombas. Un cable que se corte mal y la crisis se profundizará.

La deuda, incluso, contiene la renegociación con el Fondo Monetario. Un capítulo que  obligará a una coordinación política entre la Casa Rosada y la visión técnica de los economistas.

Algunos asesores de Alberto F. sugieren que la pulseada con el FMI será lo más difícil y trascendental. Sostienen que, en cambio, la negociación con los bonistas privados estaría más allanada. ¿Por qué? Básicamente por la tasa de interés cercana a cero que manda en el escenario financiero global.

También será muy relevante la negociación que se encare con los bancos, que vienen acumulando Leliqs en sus balances, y que tienen a los depósitos a plazo fijo de los ahorristas argentinos como contraparte.

"Acá no es cuestión de poner a una figura en el Ministerio de Economía y pensar que por sí sólo resolverá la crisis. Entre otras cosas, la crisis de 2001 enseñó que las miwmqw se resuelven con medidas acertadas, por más dolorosas que sean. En aquel momento, Cavallo no convenció a nadie de su plan porque el diagnóstico de todos era que la convertibilidad se había agotado", analiza con frialdad y perspectiva histórica un economista cercano al candidato Fernández, y que espera tener alguna responsabilidad en la eventual (próxima) administración.

Los que piensan como ese economista están en la misma línea que Cristina Kirchner: que para enderezar la economía hace falta alguien con capacidad técnica, experiencia, y amplio conocimiento de la política. "Lavagna tiene todo eso pero le falta equipo", sugiere otro economista que fue funcionario en el segundo gobierno de Cristina.

En la semana previa a las elecciones, Matías Kulfas se ha consagrado como el vocero principal del Frente de Todos en temas económicos. "No hay otra alternativa que renegociar la deuda con el Fondo Monetario porque estamos en un default parcial", dijo en las últimas horas el economista.

Durante la Asamblea anual del organismo, la línea técnica dejó trascender desde Washington que la futura revisión será "dura", en línea con lo que en Buenos Aires destaca el embajador del organismo, Trevor Alleyne.

Por eso mismo, los distintos asesores de Alberto F. siguen de cerca los últimos movimientos dentro del Fondo. Ya es vox pópuli que se ha desatado una puja interna por la actuación de la institución en la crisis argentina.

En concreto, se observa con cautela si Alejandro Werner, el argentino-mexicano que es Director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario. En el FMI hay una corriente entre los técnicos que carga gran parte de la responsabilidad en Werner por el deterioro imparable de la Argentina.

En el equipo de Fernández no descartan que la llegada de Kristalina Giorgieva a Washington implique también el desplazamiento de Werner. Algo que disgustaría a algunos integrantes del entorno de Alberto F.

"Preferimos discutir con alguien que sepa cómo funciona la economía argentina, por más que tengamos diferencias y nosotros también lo responsabilizamos de la crisis. Pero peor sería si asumiera en un puesto clave alguien que no sepa nada de nosotros, que provenga de Europa o de los Estados Unidos", deslizan.

Para ponerse a trabajar a pleno desde el inicio de la transición, Fernández quiere definir si, finalmente, Lavagna acepta y se hace cargo de la economía en crisis, otra vez.

También habrá definiciones para el Banco Central. Para ese puesto clave, el ex vice de la entidad durante los años K, Miguel Angel Pesce, corre con ventaja. El actual titular del Banco de Tierra del Fuego se acercó a la administración Kirchner a partir de sus vínculos políticos con el ex Jefe de Gabinete y actual candidato presidencial. Nada menos.

 

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