La culpa es de Cristina

La culpa es de Cristina

El gobierno da explicaciones sobre la economía a los empresarios y a nadie más. En otros frentes batalla los malos resultados de sus medidas con un arsenal de posverdades y descalificaciones y su capacidad demostrada para manipular miedos y fantasmas, corrupción, autoritarismo y mano dura y ahora el rechazo a la despenalización del aborto.

Respaldado por los medios oficialistas, en la previa de la convocatoria denunció que el acto era para defender a un Moyano acusado de corrupción. Después del acto, el jefe de gabinete se encargó de profundizar esa línea, pero asignando la responsabilidad por la convocatoria a Cristina Kirchner. “La única que faltaba en el escenario” dijo Marcos Peña. Demasiado esfuerzo para ocultar que el centro de la convocatoria fue la situación económica que ha generado quebrantos, pobreza y desempleo.

  Ninguno de los centenares de miles que estaban en la 9 de Julio escuchó ni una consigna que aludiera a Moyano o a la ex presidenta. Cada columna cantaba sus cantitos y todos relacionados con la situación económica, la inflación, los bajos salarios, los tarifazos, el saqueo a los jubilados. Cada quien tenía el suyo, pero en un momento, poco antes de que empezaran los oradores, todos confluyeron en uno solo: “¡Mauricio Macri, la puta que te parió!” Ese fue el eje de coincidencia y la causa de la masividad. Si algún mérito cosecha el líder camionero es su olfato para medir el clima social y generar una convocatoria a pesar de la renuencia de  la mayoría de los grandes sindicatos. Este acto fue más grande que los que se realizaron antes con la participación de todos los gremios. Y seguramente la decisión de convocarlo, junto con los que se sumaron, lo coloca en el lugar de capitalización del descontento cada vez más amplio y más agudo.   

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  La mayoría de los gremios que no quiso participar se inclinó públicamente por una línea de negociación en general, y frente a las paritarias en particular. Como es una de las primeras, la paritaria docente siempre ha funcionado como negociación testigo. El gobierno se plantó en el 15 por ciento sin cláusula gatillo. El gremio planteó el 20 por ciento con cláusula gatillo. Con la reactivación del Fondo del Conurbano, la gobernadora María Eugenia Vidal tiene una caja fresca. Pero se trata de una negociación testigo que servirá de parámetro a las que vengan detrás. Se plantó en esa cifra y comenzó a cerrar cerca de 50 escuelas rurales con el argumento de que tienen pocos alumnos y empuja al gremio a realizar medidas de fuerza que pueden causar malestar en la comunidad educativa. Así, la negociación tiene muy poco margen.

  En su gira por España, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, confirmó esa actitud de poco margen. “Estamos atravesando los peores meses de inflación porque estamos generando la suba de los precios de los servicios regulados, que es inevitable”, dijo en un foro de empresarios adonde fue invitado por la empresa ABERTIS,  la concesionara de autopistas más importante del planeta, ex socia del grupo Macri.

  Es una confirmación, no es nuevo. Desde el principio sabían que subirían drásticamente las tarifas. Y eso quiere decir que desde el principio sabían que la inflación se dispararía. Es decir, que la inflación es parte de su programa económico y no una consecuencia indeseada. Lo que no desean es el malestar con el gobierno que genera. Pero la inflación formó parte siempre del programa que ganó las elecciones del 2015. Formaron parte de ese programa votado por millones de incautos la devaluación que enriquece al complejo sojero, el endeudamiento que enriquece al sistema financiero, el tarifazo que enriquece a las grandes privatizadas y la inflación que destruye al salario y favorece la “competitividad”. En todas esas medidas hay ganadores claros. Y en todas pierden los desocupados, trabajadores, pequeñas y medianas empresas, capas medias altas, medias y bajas. Todas estaban representadas en la 9 de Julio el miércoles.

  Las altas tasas inflación fueron buscadas por este gobierno. Oficialmente calcula para el año 2018 que habrá un 15 por ciento de inflación. Pero ya está discutiendo más del 50 por ciento de aumento a la tarifa del gas. La empresa Abertis, que patrocinó la disertación de Dujovne en Madrid, administra el acceso Oeste y la Panamericana. Desde que está Macri, los peajes triplicaron su costo (aumentaron el 300 por ciento) muy por encima de la inflación y  empujándola para arriba. Por supuesto, en el mismo lapso las acciones de la empresa crecieron el 394 por ciento.

  En Madrid, el ministro destacó algunos logros inexistentes del gobierno mintiendo sobre la reducción de la pobreza, el crecimiento y la creación de empleo, pero con relación a la inflación y otros índices macro que son desastrosos para explicar –como el alto endeudamiento y la fuga de capitales– destacó que no hay posibilidad de resultados en el corto plazo y que habría que esperar hasta 2021 para empezar a normalizarse. “No hemos llegado al pico de endeudamiento” afirmó.

  El discurso del ministro de Hacienda abre juego para la política, porque resulta claro que necesitarán en el 2019 la reelección de Macri o de un candidato neoliberal conservador como el presidente. Y al mismo tiempo cierra el margen para la política y la negociación, porque es claro al expresar que el programa del gobierno ya no está en condiciones de hacer más concesiones y deberán hacer política en un marco inflacionario y de fuertes ajustes.

  En ese contexto tan estrecho, donde los únicos que ganan son los ricos, el margen de la política también se achica porque no tiene nada que ofrecer a la mayoría. Cuando eso sucede, Cambiemos apela a sus ya comprobadas estrategias para desacreditar a sus críticos o para desviar la atención y generar debates donde no paga un costo tan alto como con la destrucción de la economía popular que es un objetivo en sí mismo del programa de Cambiemos.

  Será un desafío para los estrategas de la alianza oficialista llegar al 2019 con una imagen alta. A Macri se lo viene mostrando enfermo muy seguido. Son dolencias menores que no afectan su gobernabilidad pero que podrían habilitar la excusa de un futuro renunciamiento para darle paso a María Eugenia Vidal. Para el oficialismo, la elección bonaerense es la llave del 2019 y el gobierno nacional comenzó a dotar a la gobernadora de fondos, cobertura mediática y gran cantidad de obras públicas, por ahora en el interior de la provincia.

  Hay un despunte de esa estrategia. El otro, menos drástico, ha sido abrir líneas de debate que tienen que ver con la corrupción, el antisindicalismo, la antipolítica, la mano dura y el rechazo a la despenalización del aborto. La primera decisión de peso después de la imponente protesta obrera fue abrir el debate a la despenalización del aborto, una cuestión que rechaza la mayoría oficialista y que siempre había bloqueado.

  Para el movimiento de mujeres y para la sociedad en general, la posibilidad de alcanzar la despenalización del aborto implica un progreso en la vía de ampliación de derechos. El oficialismo anunció que despejó el camino para su debate en el Congreso, pero adelantó su posición contraria. Es similar a la brutal ofensiva del gobierno por impactar en la sociedad con iniciativas que forman parte de la filosofía de un estado policial. Sobreactúa para distraer, pero sobreactúa sobre temas que le interesan, no son solamente cortinas de humo. Son temas donde los propagandistas del oficialismo se especializan en manipular fantasmas y miedos que movilizan a muchas personas en relación con estos temas.

  Y también son temas de la agenda popular, de metas que los movimientos sociales han ido incorporando en el campo de los derechos humanos y la democratización de la sociedad. Para la derecha tienen un sentido inverso. No le interesa democratizar ni ampliar derechos, pero aunque se ubique con claridad en una posición de derecha muy conservadora, estos debates le implican mucho menor costo que la ofensiva sostenida sobre el reclamo económico. No ha habido ninguna respuesta oficial a los reclamos planteados en el imponente acto del miércoles. No significa que no sintiera el impacto. Ya no se trata de un gobierno con imagen en ascenso como en 2016 y 2017. Ahora está en bajada. Antes, cualquier cosa que pasara, hasta la más horrible, funcionaba a su favor. Ahora el campo empezó a inclinarse levemente para el otro lado y funciona al revés. El acto del miércoles hizo roncha.

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