Debido a su apuesta política, Moyano pierde cada vez más poder sindical

Debido a su apuesta política, Moyano pierde cada vez más poder sindical
La reciente ruptura protagonizada por el sindicato de los bancarios, con cerca de 100 mil afiliados, puso de relieve la pérdida de fuerzas que ha sufrido el líder camionero. Ahora se suma el alejamiento con el jefe de la CTA opositora.

Ignacio Chausis y Martín Ferreyra

El sendero político que comenzó a transitar Hugo Moyano hace algo más de un año pone en evidencia, día a día, las enormes dificultades que enfrenta el líder camionero a la hora de construir una alternativa opositora viable en términos electorales. A la imagen negativa que, con razón o sin ella, despiertan los dirigentes sindicales en general (y Moyano en particular) en vastos sectores de la clase media, se suman los cortocircuitos que genera al interior del propio moyanismo su acercamiento a sectores de la derecha como el diputado Francisco de Narvaéz o el PRO de Mauricio Macri. Pero lo cierto es que las dificultades no tienen que ver solamente con las posibilidades de construir una carrera política.

Dentro del terreno gremial, su ámbito natural de influencia, Moyano no consigue ensanchar su área de poder. Lejos de ello, su desembozado enfrentamiento con el gobierno le hizo perder algunos aliados clave, como el caso del titular de la Asociación Bancaria, Sergio Palazzo, uno de los principales sindicatos al interior del universo moyanista.

Analistas y dirigentes gremiales coincidieron en que la determinación del gremio conducido por Palazzo es indicio de la caída de la influencia sindical de la central obrera moyanista. Para Daniel Mercado, gremialista de La Bancaria, la decisión del sindicato "es fundamentalmente política" pero representa un duro golpe a las aspiraciones de Moyano de proyectar sus actividades a otras arenas. "No hay razones estrictamente gremiales para la salida del sindicato de la CGT", indicó Mercado, quien agregó que a partir de la decisión bancaria de abandonar la entidad sindical moyanista "la posición de Moyano se debilita notablemente, porque el que se va es nada menos que el segundo gremio de la CGT que conduce en cantidad de afiliados". Por otro lado, Mercado consignó que, puertas adentro del gremio, Palazzo no queda bien parado con la salida: "Llegó gracias a Zanola, después se fue con Moyano y ahora quiere ser neutral. A la gente esos giros le provocan cierta desconfianza", cerró Mercado.

El politólogo Nicolás Tereschuk prosiguió en esa línea al relacionar la salida del gremio bancario con las intenciones políticas del camionero: "Hay que ver en qué medida la posición de Moyano hoy por hoy es política y no sindical", sospechó Tereschuk, quien relacionó la noticia del gremio de Palazzo con el cruce virtual que protagonizaron Moyano y su par de la CTA disidente, Pablo Micheli, crítico de las prácticas del titular de la CGT Azopardo.

Para Tereschuk, "la cultura de Moyano tiene más que ver con lo político que con lo sindical, lo que no está mal pero no deja de ser una bifurcación del camino sindical" que terminará afectando el objetivo político del referente opositor, consideró.

Al tema de la "bifurcación", el analista agregó otro indicio del difícil momento que atraviesa el titular de la CGT crítica al gobierno de Cristina Fernández. Ese momento, señaló, tuvo lugar la semana pasada con el balance de los gremios que se anotaron en el rumbo de las negociaciones paritarias selladas, dicho sea de paso, bajo el techo que había impulsado el gobierno para las discusiones salariales de este año.

Así, Tereschuk aseguró que otro hecho relevante fue "la foto de los gremios importantes que días atrás firmaron acuerdos salariales, pese a que había previsto que habría dificultad por el techo que planteó el gobierno". El proceso paritario "se dio en una dinámica histórica en el ámbito del Ministerio de Trabajo en una mesa a la que se sentaron empresarios y trabajadores", una pintura que dista de la posición actual de Moyano "política y opositora de todas las iniciativas del gobierno", lo que "no condice con la idea que tienen otros sindicatos sobre la política en Argentina: la distancia que separa las posiciones es lo político", dijo Tereschuk.

Finalmente, el especialista recordó que en la historia argentina "nunca fue fácil para un dirigente sindical pasar al terreno de lo político; no hubo dirigentes que lograran traducir la presencia y el poder organizativo de un sindicato en caudal de votos", advirtió.

La sangría de gremios moyanistas tuvo lugar antes de la conformación de la CGT, a cuya cabeza quedó el metalúrgico Antonio Caló. A mediados del año pasado, los principales gremios del transporte –la UTA, Taxistas, Ferroviarios– se alejaron de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT), donde residía buena parte del poder de fuego de la CGT de Moyano. Sumamente debilitada y con escaso poder de movilización, hoy la CATT se encuentra presidida por Juan Carlos Schmid (Dragado y Balizamiento). La última deserción tuvo como protagonista a Luis Pandolfi, titular del gremio de Tintoreros y vocal en la CGT Azopardo, quien dio el portazo enemistado por un conflicto de encuadramiento sindical. En resumidas cuentas, Pandolfi acusó a Moyano de querer "robarle" afiliados a su gremio.

¿Quiénes permanecen al lado de Moyano? Ausente Palazzo, el gremio de mayor envergadura es la UATRE de Gerónimo Venegas, quien coquetea con hacer pie en política y hasta lanzó su propio partido político, denominado "Fe". El lanzamiento de este último tuvo lugar el 25 de abril pasado en el lujoso Hotel Marriott Plaza con una lista de participantes impensable algún tiempo atrás: Hugo Moyano se abrazó con su otrora enemiga y actual diputada Patricia Bullrich, Horacio Rodríguez Larreta y Federico Pinedo, del PRO, Oscar Aguad (UCR) y los ruralistas Alfredo De Angelis y Luciano Miguens. Tampoco faltó el jefe del gobierno porteño Mauricio Macri, de excelente relación con el jefe de los peones rurales.

También permanece al lado de Moyano su secretario adjunto, Guillermo Pereyra, titular del sindicato del Petróleo y Gas Privado de Río Negro, Neuquén y La Pampa. A diferencia de Venegas, Pereyra tiene una posición mucho menos visceral en cuanto a la relación con el gobierno nacional, al que le reconoce méritos de la gestión de los últimos años. Amadeo Genta, referente de los municipales, y Julio Piumato, del gremio judicial, son otros de los referentes del espacio sindical del camionero.

Así las cosas, hoy revisten en el moyanismo apenas uno de cada cuatro trabajadores comprendidos en algún convenio colectivo, alrededor de un millón de trabajadores, muy lejos de sus pares de la CGT, con más de 3 millones de afiliados y conjunto de entidades nuevas para agrupar sindicatos afines por actividad, como la Confederación de Gremios Industriales o la Unión General de Asociaciones Sindicales de Trabajadores del Transporte que preside Omar Maturano.

Asimismo, el camino político adoptado por Moyano desestabilizó "la unidad en la acción" concertada con el sector de la CTA que lidera Pablo Micheli, y que se traducía en "ganar la calle" para darle visibilidad a una serie de reclamos. La alianza entre ambos sectores sindicales rindió sus frutos el 20 de noviembre del año pasado, durante un paro que se hizo sentir fuertemente en la Capital Federal como consecuencia, principalmente, de los cortes en sus principales accesos. "La relación sigue existiendo, lo que ocurre es que nosotros hemos lanzado una medida de fuerza con paro y movilización para el 29 de mayo y la CGT de Moyano no se ha definido, y calculo que a esta altura tampoco se va a definir", se lamentó Micheli en diálogo con Tiempo Argentino. "No hubo altercados ni inconvenientes, pero la indefinición por parte de la CGT de Moyano a estar en la calle nos obliga a ir por caminos diferentes", agregó. «

Por qué no va al paro con Micheli

El líder de la CTA disidente, Pablo Micheli, había convocado a un paro y movilización para mediados de mayo, que luego fue postergado para el 29 del corriente mes. Sin embargo, hasta el momento, la medida de fuerza no logró encolumnar a la CGT que conduce Hugo Moyano, quien postergó una y otra vez una definición al respecto.

En el moyanismo evalúan que, en la actual etapa de construcción de un frente político opositor, un paro como el que tuvo lugar el 20 de noviembre pasado, con múltiples cortes en los accesos a la Ciudad de Buenos Aires, no sería bien recibido e incluso atentaría contra las posibles alianzas electorales a la derecha del espectro político.

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