La defensa del modelo sindical frente a la reforma laboral

La defensa del modelo sindical frente a la reforma laboral

En nuestro país, es casi una obviedad, los sindicatos han preservado poder gracias al modelo sindical vigente como dice un comentarista, "con la flexibilidad del mimbre y la fortaleza del roble.."

 El modelo, sin ser una ficción orientadora, remite en su unicidad al New Deal, desarrolla sindicatos de mercado, gestionarios de la convención colectiva y servicios, que adscriben, modestamente, a un reformismo social atenuado. Presionan, negocian y gestionan. No es poco en el escenario sindical mundial. Además, reconocen una similitud exitosa, aunque parcial, con el grupo Gantes (Finlandia,Suecia y Dinamarca), administradores de un servicio esencial: el seguro de desempleo y la salud.

Para la UIA ese "rígido modelo" debe desterrarse, porque fortalece demasiado a los sindicatos. En EE.UU. a Roosevelt, con el New Deal, se lo combatió en 1935 con igual fundamento.

El Gobierno publicó en abril 2016, un documento oficial denominado El Estado del Estado que promovía reformas al modelo, que los funcionarios consideran necesarias para que Argentina fuese como Australia. El numero de junio 2017 de la Revista de Relaciones Laborales dirigida por R.Hyman, señala que en Australia hay una descentralización de la negociación por empresa, favorable al empleador, que impone discutir incondicionalmente productividad, flexibilización, competitividad, etc. En Australia en los 90 los sindicatos tenían una densidad entre un 40% y un 50% de trabajadores afiliados; en el 2014 solo tienen un 15%.

Los sindicatos advertidos, desde el año pasado, se aprestaban a fortalecer las fuentes de sus poderes esenciales, ganar una parte de la opinión publica esquiva y se munían de una programática mínima, que les permitiera aumentar representatividad en el lugar de trabajo y en los ámbitos de la vida cotidiana del asalariado Los funcionarios y empresarios, por su parte, esperaban las elecciones para actuar sobre el modelo.

De pronto, en Brasil, se sancionó una ley anti modelo laboral, con las mismas excusas aquí invocadas para bajar costos salariales. Esa reforma afectará las fuentes del poder sindical al fracturar el colectivo laboral con el debilitamiento de derechos individuales y colectivos; el poder organizacional desterrando la solidaridad, acentuando la empresarización e individualización del trabajador, eliminando cotizaciones convencionales y otras contribuciones.

Debilitará la afiliación, la capacidad financiera y de movilización. Se elimina prácticamente la negociación colectiva de centralidad media, la vigencia de la mas favorable y se pierde poder institucional con la excesiva modulación de la jornada, el fraccionamiento de vacaciones, la tercerización de actividades estructurales de la empresa y la contratación de falsos autónomos. Se reduce el poder comunicacional y de alianzas. Otros efectos aun no difundidos acentúan el desastre.

La onda expansiva de la reforma brasileña con su esperado efecto de contagio azuzó a funcionarios y empresarios y alertó a la CGT, que consideró indispensable precisar el enemigo real, desechando fantasías. Brasil indica el rumbo a los confundidos. Los empresarios invocarán la necesidad de recuperar competitividad a través de aumentar la productividad, la flexibilización, la desregulación y las remuneraciones por premio y estimulo y otros ambiciosos objetivos, reduciendo costos laborales.

Sabemos que el poder real se conserva en el nivel que se negocia; es gravísimo que la reforma, consagre "un mercado laboral que esclavice a la sociedad en lugar de servirla y que el derecho al trabajo se transforme, en el derecho del capital". Tage Erlander, líder socialdemócrata sueco, decía que el mercado es un sirviente útil, pero un amo intolerable.

La defensa del modelo, batalla decisiva, pasa de ser un tema teórico a constituirse en la praxis cotidiana de combate, que no espera a las elecciones.

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