Derrumbe del puente en Génova: El aporte de la facultad de Ingeniería

Cada vez que se produce el colapso de una gran estructura, se renuevan las alarmas sobre el mantenimiento y control de las obras civiles. Cuando una tragedia pone en evidencia debilidades de un sistema de infraestructura, la sociedad reclama también sobre el estado de otras construcciones. Todas las acciones posibles para mantener la salud de las obras y asegurar la integridad, debieran implementarse siempre, sin necesidad de una reacción luego de un problema.

 

 

Este martes se derrumbó una sección del puente Morandi, en la ciudad italiana de Génova, que dejó al menos 39 víctimas fatales. Todavía son materia de estudio las causas del siniestro, aunque probablemente algunas fallas estructurales serían parte del problema. Este puente fue inaugurado en 1967 y, según diversas fuentes, cada vez eran más frecuentes los trabajos de mantenimiento.

El caso actualiza la necesidad de entender que las obras civiles tiene una vida útil, y que es imprescindible cuidar su salud estructural para asegurar su durabilidad y seguridad. Sobre todo porque de su buen funcionamiento depende la vida de las personas que las usan.

Por eso, el director del Departamento de Ingeniería Civil de la Facultad de Ingeniería de Olavarría, Fabián Irassar, resaltó que “las obras no son para toda la vida. La sociedad tiene que entender que toda esa infraestructura requiere de cuidados, aunque sean costosos. Se cree que el hormigón no se degrada y sí lo hace. Adentro tiene acero, de altísima tensión, que se degrada. Y eso debilita la estructura”.

Hay reglamentos de construcción que exigen una vida útil de 50 años, y de 75. O como el caso del Eurotúnel que está planeado para dos siglos. También se debe considerar el factor ambiental. Irassar, advirtió que “no se trata solo del cambio climático, sino por la propia intervención del hombre. El ambiente es central para la estructura. Se va a mantener inalterada en un ambiente benigno, de baja humedad relativa, sin cambios térmicos grandes, sin nieve, ni cloruro o sulfato. Pero si el ambiente cambia, afecta a la estructura”, indicó.

Con la tecnología actual “tenemos indicios de colapso, pero no podemos permitir que ese colapso sea catastrófico como lo que pasó acá”, subrayó el ingeniero.

Ocurrió en Italia, en un país desarrollado. Para la mirada local, Irassar centra su análisis en un “Estado que es el único que puede mantener un concepto de vida útil, de 50 o 70 años. No hay empresas, salvo el Estado en sus distintas reparticiones. Hay que fortalecer los entes de vialidad en función de un diseño durable y bien mantenido”, sostuvo. “Nuestro mantenimiento en estructuras es casi nulo. Y el mantenimiento forma parte de una concepción central de inversión para el ahorro de las futuras generaciones”, planteó.

El uso de las obras para el que fueron pensadas en vital para su vida útil. “Si se pensó que en un puente iban a pasar 300 camiones y con el tiempo pasan 1500, se reduce la vida útil. Tiene un límite, y habrá que hacer modificaciones para alargar la vida útil o disminuir el tránsito para evitar el colapso. Que es lo que se hizo en el puente de avenida Sarmiento”, repasó el especialista.

 

“Pensemos en Argentina” –propone-. ¿Por qué se colapsa la infraestructura? Una de las razones es el incremento de las cosechas, eso hace que la cantidad de toneladas que viajan por las rutas sean muchísimo mayores. En los últimos 15 años han cambiado todos los cálculos. No se sabía que la proyección de producción iba a duplicarse, y eso lo tenemos que tener en cuenta como concepto de diseño”, enfatizó.

En el mundo, la innovación de las estructuras se concentra en la vida útil. Hay análisis de estructura por frecuencia de resonancia, eco auscultaciones, monitoreo de vibraciones, y toda una serie de técnicas y nuevos materiales que tratan de cuidar la salud de las construcciones, aunque la noticia aparezca cuando se produce un colapso.

De manual

Uno de los grandes problemas de las estructuras es la corrosión del acero. Esto lo dice el doctor Oscar Cabrera, miembro del Área de Materiales y Construcciones, de la FIO. “Las barras de acero que componen el hormigón armado están protegidas, pero esa protección puede fallar. El hormigón con el tiempo va incorporando humedad, oxígeno, cloruros, y eso va haciendo que el acero no se mantenga pasivo y se empiece a diluir, corroer. Y eso hace que pierda sección, resistencia, seguridad y termine con el colapso de la estructura”, explicó.

El puente de Génova está cerca del mar, entonces es muy probable que las sales de cloruro ataquen el hormigón, sostiene Cabrera. “El otro tema es que está sostenido por dos tirantes de acero revestidos en hormigón. El hormigón al recibir carga de tracción se agrieta y por allí ingresan los agentes que degradan la estructura. Entonces puede pasar que se rompa un tirante”, arriesgó.

Asimismo, “los criterios constructivos de hace 50 años eran muy diferentes a lo que estamos utilizando ahora”, remarcó el ingeniero. “Hoy se están haciendo hormigones de mucha mejor densidad, más impermeables, se conoce más el mecanismo de corrosión de las estructuras, y eso hace que se tomen mayores recaudos a la hora de construir”.

Hay una evolución en la tecnología para construir. Hay más conocimiento, nuevos métodos, equipos, desarrollo científico. Los hormigones actuales son menos porosos, más compactivos, protegen más al acero, evitan el avance de la corrosión. Hoy es posible colocar sensores en el interior de las estructuras para monitorear el proceso de corrosión, y para determinar si es necesario reforzarlas, reemplazarlas. Tiene un costo elevado, pero el monitoreo de la salud de la obra, con el tiempo, resulta una inversión y en la garantía de funcionamiento.

Para Cabrera, desde el diseño la obra debe tener operaciones sistemáticas de control para asegurar su vida útil. “Así como lo tiene un auto, las grandes obras debieran tener un manual de mantenimiento, para revisarlo, saber cuándo debe pintarse, controlar las fisuras, los drenajes”, explicó. “Son medidas para asegurar que las estructura están en buenas condiciones”, resaltó el ingeniero.

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