Un desafío de largo aliento

Un desafío de largo aliento

Habrá que examinar las ordenanzas en vigencia para evaluar las sanciones que correspondan frente a estos hechos que conspiran contra la salud de la población. Buscan erradicar microbasurales.

Erradicar los centenares de basurales a cielo abierto que han proliferado durante los últimos años en la ciudad de Córdoba llevará tiempo y dedicación.

Las estimaciones oficiales llegan a contabilizar unos 400 vertederos irregulares que ganaron espacio en función de la ausencia de controles y de la irresponsabilidad de muchos vecinos.

En el plano de la gestión estatal, no se trata de cargar culpas, ya que estos vaciaderos de todo tipo de escombros han sobrepasado la capacidad de gestión de varias administraciones en el Palacio 6 de Julio.

Sin embargo, las postales impresentables y degradantes para la higiene de la ciudad Capital y de sus zonas periféricas se observan en franco desarrollo al cabo de ochos años del último gobierno.

En un renovado intento por solucionar de una vez este problema, que afecta al medio ambiente y la calidad de vida de grandes franjas de la población, la nueva gestión del intendente Martín Llaryora puso en marcha un plan de desmalezamiento y de retiro de las toneladas de desechos arrojados a los basurales en cuestión.

Los operativos de las cuadrillas de trabajadores dependientes del área de Higiene Urbana y Espacios Verdes comenzaron por las zonas más críticas, entre ellas predios tapados de residuos cercanos al barrio San Vicente.

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La tarea será ardua y es de esperar que tenga continuidad y el soporte necesario de los equipos de operarios y de las máquinas adecuadas para semejante emprendimiento que, según se anunció, involucra también a los Centros de Participación Comunal (CPC) y a entidades vecinales de los barrios más castigados.

El cuadro de situación es complejo y excede la órbita del municipio. Desde Caminos de las Sierras indicaron que recogen unas 90 toneladas diarias de basura de los 37 vertederos marginales que pululan en los 47 kilómetros de extensión de la avenida Circunvalación.

Desde la empresa aseguran que estas tareas las hacen con empleados, camiones y recursos propios. Y ponen el foco sobre conductas recurrentes: vecinos desinteresados por el bien común que arrojan desechos donde no deben o que acuden a los carreros u otros rodados para sacarse de encima restos de poda o de obras de albañilería.

Habrá que examinar las ordenanzas en vigencia para evaluar las sanciones que correspondan frente a estos hechos que conspiran contra la salud de la población.

El plan que encara el municipio es auspicioso. Pero frenar el desmadre de estos basurales es un compromiso que atañe a los vecinos y a los que operan servicios al margen de los sistemas de higiene formales.

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