Comenzó diciendo que “ahora estamos trabajando mejor, no existe ese estado de crispación que hubo durante el kirchnerismo donde, además, tuvimos a gente violenta en la dirección. Del robo inicial que hubo en la obra de reunificación del hospital quedaron secuelas y es lo que hoy estamos sufriendo. Han asumido directores que son parte del hospital y conocen todas estas circunstancias y, como suben políticamente, cierran la boca. Todos los problemas que vive el hospital tiene que ver con aquella obra del año 99, bajo la dirección del doctor Mario Calvo, quien prometió cocina, lavadero y archivo, que nunca se hicieron. Sobre esto hay varias causas judiciales, pero están planchadas”.

Luego, Pérez argumentó que “me parece bien que anuncien con bombos y platillos la puesta en funcionamiento de la bomba de cobalto, pero también podríamos tener algún acelerador lineal, porque una cosa no invalida la otra. Ahora tenemos un gran problema, y es la falta de un infectólogo desde hace un año. Esta es una especialidad que debe ser reemplazada rápidamente porque marca el paso de la institución, desde la limpieza hasta el manejo de instrumental. Las infecciones intrahospitalarias se dan, entre otras cosas, por la mala limpieza, el hospital está sucio y faltan baños. El hospital fue perdiendo baños y hoy no hay, ni para el personal ni para los pacientes ambulatorios”.

Plata que falta

Allá por julio de 2013, Gustavo Traverso, quien era coordinador regional de los centros de referencia del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y primer candidato a concejal de Junín por el Frente para la Victoria (FpV), que se iban a invertir cerca de 40 millones de pesos en mejoras edilicias y de infraestructura para el Hospital Interzonal.

“No sé donde está ese dinero” –dijo Pérez. Deben haber ido a algún bolsillo pero Traverso dijo que nunca llegaron. Ejemplos como este, tenemos todo el tiempo y, mientras tanto, el hospital sigue sucio y sin baños”.