Diálogo tripartito: los contactos del massismo con “papistas” que frenaron el paro

Diálogo tripartito: los contactos del massismo con “papistas” que frenaron el paro

Trabajaron para acercar posiciones entre Gobierno y CGT para armar una mesa que el macrismo rechazaba. Los gremios pedirán allí bono de $1000. El rol de Accaputo, Lozano y Casaretto.

En la conferencia de prensa donde el Gobierno anunció beneficios para jubilados y exención de Ganancias en parte de los aguinaldos, uno de los vicejefes de Gabinete, Mario Quintana, debió, además, comunicar una medida que él sí quería en particular pero que buena parte de sus compañeros repudiaba: la conformación de una mesa de diálogo entre los sindicatos, el Estado y los privados. El sector que deseaba ganar la pulseada de la instalación del tema era el Frente Renovador, la fuerza de Sergio Massa, que operó día y noche y de todas las maneras posibles para que el tema primero estuviera en los medios y luego llegara a concretarse. Las huestes del tigrense jugaron fuerte porque persiguen el objetivo de atomizar la CGT en su círculo político (ya dos integrantes del triunvirato son massistas) y para sumarse la medalla de la pacificación de un conflicto complejo que terminó domando el Gobierno pero con respaldo de este sector y otro actor clave: la Iglesia. El miércoles próximo, en el marco del primer encuentro, la CGT pedirá un bono de mil pesos igual al que se les dio a jubilados y a beneficiarios de asignaciones.

El Diálogo Social no fue una idea que se le haya ocurrido al FR en soledad, sino que siguió la línea que establecieron los católicos a través de los que traen a Buenos Aires el mensaje del papa Francisco, que el próximo sábado recibirá nuevamente al presidente Mauricio Macri en el Vaticano.

Fue este último punto el que logró que Francisco “Pancho” Cabrera, el ministro de la Producción, resignara su negativa a ponerlo en práctica. El funcionario descreía de esa articulación por varias razones: en primer lugar, porque casi nunca funcionó en la historia argentina salvo en algún período del gobierno deRaúl Alfonsín; y, en segundo lugar, porque esa mesa también fue sugerida al entonces presidente Fernando de la Rúa para evitar una caída en lo que fue la crisis social, económica y política más grande de la historia. En aquel momento, incluso, terció el propio Jorge Bergoglio como uno de los más influyentes religiosos de la Capital Federal.

En esta ocasión, en tanto, uno de sus lugartenientes que también lo acompañó en la gestión de la mesa que fracasó en 2002 trabajó como un artesano. La referencia es para Carlos Accaputo, el titular de la Pastoral Social porteña, que habla hoy con todos y que tiene vínculos fluidos con buena parte de los popes del empresariado nacional, muy interesados en apagar una medida de fuerza nacional en momentos de crisis y recesión. Tanto él como monseñor Jorge Lozano y Carlos Casaretto se hablaron varias veces en el último mes con referentes del FR como el diputado industrialista José Ignacio De Mendiguren, la punta de lanza de Massa para el acuerdo tripartito. Todos ellos, antes de la fuga política hacia el oficialismo, eran hombres de consulta de Joaquín de la Torre, ex intendente de San Miguel por el massimo y actual ministro de la Producción de María Eugenia Vidal en la Provincia.

“Ahora, si el Gobierno va a usar el diálogo como una foto y nada más, vamos mal”, expresó un economista cercano a Massa que descarta que saldrán a capitalizar la mesa tripartita como mérito propio pero criticando sus alcances.

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