¿Dónde está la oposición?

¿Dónde está la oposición?

Cristina aguarda un operativo clamor, Scioli hace gala -otra vez- de su prudencia y Randazzo continúa en su eterno análisis del tablero. Mientras tanto, Macri y Vidal cometen errores "no forzados" que perjudican a millones.

El peronismo como movimiento mayoritario, social y humanista es el que se debe sentir y debe actuar como oposición. Sería esperable –y deseable- que sus dirigentes no se den cuenta cuando ya sea demasiado tarde, y no encuentren ni siquiera afiliados a quienes contarles la historia.

Sumido en su afónica interna, el PJ parece ausente en este proceso crítico de la Argentina y mira más hacia adentro de su estructura, observa con más atención su “interna”, pierde de perspectiva el todo para atender sólo una parte, su parte. Y es así que se la ve a Cristina, aguardando un operativo clamor, luchando contra la adversidad judicial, refugiada en su núcleo político más afín, que no es  precisamente el peronismo. Y Scioli con su extremada prudencia, puso sordina a su voz con preclaridad ante las  inmediatas consecuencias  que bajo la forma de denuncias penales utiliza como castigo el gobierno y su “pata judicial” contra quienes no opinan igual o se atreven a criticarlo. Randazzo, cual Penélope, analiza el tablero y ve que no hay muchas fichas para mover, toma envión antes de decidir si será finalmente el alfil que en diagonales marcará el nuevo camino. Por último Espinoza, retoño de Ballestrini, que no pudo –o no supo- ser árbol grande, se levanta como referente de una pequeña porción territorial con escasas posibilidades de extender su liderazgo más allá de La Matanza.

Así está hoy el PJ, sin conducción real y con una traumatizada imagen, tan traumatizada como la humanidad del presidente del partido luego del terrible accidente en helicóptero.

En este escenario, tanto Macri como Vidal siguen cometiendo errores no forzados –aunque no por eso inocentes- y tomando  decisiones que sólo benefician a sus egos –y amigos- mientras perjudican a millones de argentinos.

Y la oposición ¿dónde está? El peronismo ¿es oposición? Sin el PJ como oposición y con un Massa cuya tropa desperdigada actúa con una sinceridad brutal, criticando o no apoyando decisiones de su líder o, menos gravoso aun, respetando el pensamiento de su espacio (gremial, partidario de origen o personal) pero sin encontrar un lugar cómodo desde donde actuar, suma a Margarita con una perspectiva electoral.

Sólo se ve (muy presente y activa en las calles) a una izquierda combativa y persistente enfrentando al gobierno, a éste gobierno, como lo ha hecho con otros, y como lo seguirá haciendo seguramente con los próximos. Hoy, desde ahí, se construye “la oposición”.

El peligroso escenario de no tener un contrapeso parlamentario que funcione como elemento compensador de malas iniciativas y que  vota todo a  cambio de un “carguito”, hace desaparecer el equilibrio democrático del debate de ideas, para pasar a la confrontación de ideas, pero no al debate o a la confrontación de proyectos.

En estas dos semanas se multiplicaron las marchas, paros, protestas, piquetes y hasta amenazas por caminos que de hecho están lejos, muy lejos de la racionalidad que  impone el disenso democrático. Por un lado, un gobierno que proclama el diálogo (pero sólo con los radicales que le son propios) y le achaca  fantasiosamente  al kirchnerismo un intento destituyente. Un gobierno que ve a la Argentina como una oportunidad de negocios y cuyas metas fiscales están disociadas de la realidad y el sufrimiento de  la gente. Por el otro, la izquierda que ha  colado con relativa sencillez en el escenario político como el único espacio que está decidido a dar batalla contra el modelo capitalista de Cambiemos.

En la marcha de la  CGT, el peronismo y  kirchnerismo recibieron de parte del gobierno un elogio impensado, según el  ministro de propaganda, Jaime Duran Barba, fueron ellos quienes  le escupieron el asado a la CGT. Nada más lejos de la realidad. El palco lo coparon las comisiones internas de los sindicatos que son de izquierda y no responden a la conducción superestructural de la central  obrera, las bases pidieron fecha y el paro general tiene fecha, será el próximo 6 de abril.

El Movimiento Evita, parte importantísima de los movimientos sociales con fuerte  liderazgo y formación política, le marca los errores y la cancha a Stanley (Carolina, Ministra de Desarrollo social) quien cree que  la caridad que derrama el gobierno sobre los más necesitados anestesia su afán de exigir del estado una garantía de goce pleno de sus derechos, comenzando por el trabajo y el respeto a su condición humana.

En este escenario cada mala decisión del gobierno, sólo nos acerca aún más a una crisis que pone en riesgo el sistema.

Si Macri decide aumentar hasta un 25% el IVA y el PJ y Massa no lo evitan, sin dudas que se exteriorizará en las calles el descontento.

Se puede evitar, es posible, pero no con la pasividad que ponen en evidencia estos sectores ¿de la oposición? que ante la extensión del blanqueo a los familiares directos, el silencio sobre quienes blanquearon y fueron perdonados por la AFIP y otros tantos ejemplos más, no han adoptado una actitud de verdadera confrontación en el campo de batalla de la democracia; si se deja lugar a que este proyecto  avance, habrá más protestas en  las calles y en las plazas.

El peronismo como movimiento mayoritario, social y humanista es el que se debe sentir y debe actuar como oposición. Sería esperable –y deseable- que sus dirigentes no se den cuenta cuando ya sea demasiado tarde, y no encuentren ni siquiera afiliados a quienes contarles la historia.

Comentá la nota