Enfermeros, médicas y residentes, los que más violencia sufren en la salud

Una investigación realizada a lo largo de dos años en los hospitales públicos y privados de la Ciudad revela una faceta poco conocida de las agresiones que se producen en el ambito sanitario.

Empujones, gritos, insultos, patadas a las puertas de consultorios; cada tanto alguien que saca un arma y amenaza con comenzar a los tiros o agrede a trompadas a algún médico... A lo largo de los últimos años los hospitales públicos y privados han venido convirtiéndose en escenario cotidiano de una violencia social que parece fuera control. Si bien basta una mirada por los diarios del mundo para comprobar que no se trata de un fenómeno exclusivo de nuestro país, la violencia en el sistema de salud adquiere en cada lugar características propias que resulta esencial conocer para poderla revertir.

A eso apunta precisamente una investigación de dos años que presentó el martes pasado la Agremiación Médica platense para mostrar los rasgos de la violencia sanitaria en nuestra Región. El trabajo, acaso el mayor que se haya hecho sobre el tema a nivel local, revela una faceta poco conocida del fenómeno: que son los enfermeros/as, el personal femenino y los profesionales más jóvenes quienes sufren la mayoría de las situaciones violentas en el sistema de salud.

Otro dato no menos impactante que surge del estudio -realizado por el Instituto de Políticas Sociales para Argentina (IPSOAR)- es la fuerte incidencia que tienen las demoras y el consumo de drogas y alcohol. Aunque esto no constituye ciertamente una novedad -dado que ambas causas aparecen mencionadas con frecuencia en las crónicas de los episodios- el estudio indica que seis de cada diez agresiones responderían a una u otra situación.

“Si bien tiende a creerse que la violencia sanitaria es algo que ocurre solo en las guardias de los hospitales por parte de los pacientes hacia los médicos, la realidad -como confirma este estudio- es que se trata de un fenómeno mucho más diverso y complejo que no podemos dejar de analizar en detalle si lo queremos frenar”, señalaba el martes Jorge Varallo, vicepresidente de la Agremiación Médica, invitando a otras entidades profesionales, gremios y funcionarios del Estado a valerse de este diagnóstico para “construir entre todos espacios laborales más seguros en el sistema de salud”.

EL DIAGNOSTICO

Como surge de las consultas a 733 profesionales de la salud de la Ciudad, las agresiones físicas y psicológicas a las que están expuestos en sus ámbitos de trabajo constituye para la gran mayoría de ellos (el 74%) una tema de preocupación central. El dato no resulta extraño considerando en el subsector público, el más golpeado por el fenómeno, siete de cada diez encuestados reconoció haber sufrido alguna situación de violencia durante su desempeño laboral.

Si bien las manifestaciones de violencia física de pacientes hacia médicos constituyen la cara más visible del fenómeno por su fuerte repercusión, el estudio de la Agremiación Médica revela que éstas no ocupan ciertamente el primer lugar, sino que son más bien la excepción. Como se desprende de ese trabajo, la forma de violencia más frecuente en el ámbito de la salud es la psicológica, (gritos, maltratos, amenazas e insultos, que representan el 57% de los casos), seguida por la violencia interna entre profesionales (23%) y las agresiones físicas (14%), recién en tercer lugar.

Al analizar el fenómeno por género, los investigadores comprobaron que la violencia afecta más a las mujeres que a los hombres que se desempeñan en el ámbito de la salud. Mientras que el 62% de ellas reconoció haber sufrido violencia en su lugar de trabajo, en el caso de ellos el porcentaje fue cuatro puntos menor. Por otra parte, si se considera que una de cuatro profesionales mujeres refirieron haber sido víctimas de agresiones por parte de sus compañeros en el último año, parece claro que la violencia de género tiene también una fuerte presencia en los hospitales de la Región.

En cualquier caso, ya se trate de hombres o mujeres, quienes realizan tareas de enfermería conformarían el sector más afectado dentro del equipo de salud. De acuerdo con la investigación, el 31% de ellos/as sufrió alguna agresión física en su lugar de trabajo. Este grupo sería también el más perjudicado por la llamada violencia interna. Como consecuencia de estas circunstancias, los enfermeros y enfermeras son quienes más han migrado de sus espacios laborales en busca de mejores condiciones para trabajar.

De la investigación se desprende también que los médicos residentes- aquellos más jóvenes que están en etapa de formación de posgrado-, son los que más sufren de violencia psicológica en sus trabajos, con un 73% de respuestas positivas sobre los casos relevados.

En relación a las causas habituales que disparan episodios de violencia psicológica, la mayoría de las personas encuestadas aseguró que tienen que ver principalmente al tiempo de espera para la atención (38,7% de los casos) y, en menor medida, con el consumo de sustancias psicoactivas (10%). El estudio marca sin embargo una diferencia significativa en relación a la violencia física, ya que en estos casos el 28,2% de quienes participaron de la encuesta lo relacionó al consumo de drogas y alcohol.

Con respecto a los escenarios donde más se producen los episodios de violencia física, la investigación mostró que si bien las guardias, como suele verse, ocupan el primer lugar (ya que

el 41,7% de los casos ocurren allí), también las salas de internación (27,2%) y los consultorios (8,7%) son espacios donde se suelen dar. En cuatro de cada diez casos (43,7%) los agresores son los propios pacientes, y en un 29,1%, sus acompañantes; mayoritariamente varones (56%) que tienen entre 18 y 30 años (el 31%), según muestra la investigación.

Seis de cada diez agresiones son atribuidas a las demoras y la ingesta de drogas y alcohol

Un tercio de los y las enfermeras admite haber sufrido agresiones físicas en su lugar de trabajo

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