Entre el diálogo y el rechazo

Entre el diálogo y el rechazo

Mientras algunos dirigentes de la CGT consideraron encaminada la negociación con el Gobierno, otros advirtieron que “no se avanzó en nada” y reiteraron la necesidad de hacer un paro. Las dos CTA coincidieron en los cuestionamientos y en la urgencia de realizar una huelga.

 

La respuesta del Gobierno a los reclamos sindicales exhibió las diferencias dentro de la CGT: mientras algunos dirigentes consideraron encaminada la negociación y volvieron a dejar en suspenso el llamado a un paro nacional, otros, como el camionero Pablo Moyano, advirtieron que “no se avanzó en nada” y que el bono de mil pesos anunciado “no le sirve a nadie”. Desde los dos sectores de la CTA, la reacción fue la misma: “El ofrecimiento del Gobierno es una burla para los trabajadores”, fueron las palabras que eligió Hugo Yasky. Pablo Micheli llamó a realizar un paro conjunto de las CTA, Camioneros, la Corriente Federal de Trabajadores y los gremios de la CGT disconformes con la oferta de un bono para jubilados con el haber mínimo y beneficiarios de la AUH, y una exención parcial del pago del Impuesto a las Ganancias.

Ni bien concluyó la reunión con los funcionarios de Mauricio Macri, los integrantes del triunvirato que conduce la CGT fueron los voceros de la postura que valora la respuesta oficial al pedido de los sindicatos y que aboga por seguir postergando la convocatoria a un paro nacional, a la espera de las negociaciones previstas para los próximos días.

“Se ha encauzado parte de los reclamos”, dijo Juan Carlos Schmid, y precisó que “la semana que viene será clave” en las discusiones para avanzar en la aplicación de las medidas anunciadas. Héctor Daer se expresó en un sentido similar; agregó que la CGT aspira a que el bono establezca “un piso que abarque a la totalidad de los trabajadores” y que los aspectos que involucran al sector privado se analizarán en “una mesa conjunta con el Gobierno y los empresarios”, mientras opinó que la negociación con el sector estatal “ya está avanzando” –pese a que varios gobernadores alertaron sobre la ausencia de fondos para hacerlo–. Para el secretario adjunto de la CGT, Andrés Rodríguez, “se registraron coincidencias en el diálogo con el Gobierno” y “se ha llegado a un principio de acuerdo aceptable” respecto de los jubilados, los beneficiarios de la AUH y la exención parcial de Ganancias para el medio aguinaldo.

La conducción de la CGT se atajó ante los previsibles reclamos de una actitud más firme frente al Gobierno que incluya la concreción de la huelga en suspenso: “Es muy posible que haya compañeros que tengan esa postura, otros estamos evaluando si podemos avanzar en soluciones”, se defendió Schmid. Y aclaró que “nunca se descartó” un paro. En principio, para el triunvirato de la CGT la posibilidad de la huelga sigue latente mientras se mantenga abierta la discusión por el bono para trabajadores estatales y privados.

Críticas y rechazos

Pronto, el líder de Camioneros, Pablo Moyano, planteó las diferencias al interior de la central obrera: “Lo que anunció (el ministro de Trabajo, Jorge) Triaca es una vergüenza, una ridiculez –se plantó–. No hablamos todavía con los compañeros de la CGT, nos juntaremos en las próximas horas a ver en qué se avanzó, porque nosotros no vemos que se haya avanzado nada.” Se refirió, en particular, al bono: “No estamos de acuerdo. Mil pesos no le sirven a nadie, el bono tendría que haber sido algo más importante, de 4 mil o 5 mil pesos y para todos”. Los trabajadores, estimó el hijo de Hugo Moyano, “ya perdieron con la inflación, perdieron con el Impuesto a las Ganancias y perdieron con el tarifazo, mil pesos es un bonito, no un bono”, dijo. Si bien pareció bajar el tono de sus declaraciones previas a la reunión, cuando hasta amenazó con que su gremio dejaría la CGT si ésta no reaccionaba, Moyano insistió en la necesidad de una medida de fuerza y aclaró que si el triunvirato no toma la decisión, él se pondrá al frente del reclamo con el gremio de Camioneros y sumará a otros sindicatos para “hacer una jornada de paro o una marcha”.

La de Moyano no fue la única voz crítica de la CGT. Desde el consejo directivo de la central obrera, Víctor Santa María calificó como “insuficiente” el anuncio oficial: “Hemos tenido una política de diálogo, tratando de reabrir las paritarias. Pero nos quedamos cortos con la respuesta del Gobierno, no es lo que esperaba la mayoría de la CGT”, dijo el titular del PJ porteño. Y Rodolfo Daer se diferenció de su hermano. “Desde el 10 de diciembre todos somos más pobres. Reivindicamos el diálogo como mecanismo para encontrar soluciones adecuadas, pero los trabajadores no pueden seguir esperando”, sostuvo.

El rechazo se extendió a los dos sectores de la Central de Trabajadores de la Argentina. “El ofrecimiento del Gobierno es una burla para los trabajadores”, alertó Hugo Yasky, secretario general de la CTA de los Trabajadores. “Aceptar esas migajas, esas míseras migajas, sería darles la espalda a los cientos de miles de familias en las que hoy falta la comida para llegar a fin de mes. Vamos a responder poniendo en la calle la dignidad de los que no aceptamos migajas, convocando a la lucha en unidad con todos aquellos dispuestos a defender a los trabajadores.” Para Yasky, “la supuesta ayuda del Gobierno es homeopática, es tan sólo una pequeña grajea en un balde de necesidades”. Y el titular de la CTA Autónoma, Pablo Micheli, compartió la urgencia de realizar una huelga: “Si es por nosotros, vamos al paro. Vamos a tratar de hablar con la otra CTA y los otros sindicatos”, dijo. Micheli evaluó que “mil pesos para jubilados y mil pesos para los beneficiarios de planes por única vez a fin de año no resuelve las necesidades de la gente, que está agobiada por los impuestos y por salarios bajos”.

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