Tienen a la vista y a futuro, ventajas y no tanto.La cuestión de Ganancias, la tónica de paritarias y otros temas de la agenda, se recitan de memoria entre los tópicos clásicos de reclamo.

Mientras desarrollan su complicada alquimia de unidad, desde Azopardo, el panadero Abel Frutos, con protocolo, enfatizó que esperan “algún gesto hacia los trabajadores” pero aclaró que “no ponen plazos. Acotó también una ironía “si venimos de esperar tanto tiempo…”, y acentuó su crítica a la nula relación que mantuvieron los últimos 3 años con el kirchnerismo.

Es apto para todo público que esa CGT liderada por Hugo Moyano miró con más que simpatía el triunfo de Cambiemos. Empero, la designación de Jorge Triaca, al frente de la cartera laboral, la “corrección” para eximir de descuentos impositivos al aguinaldo y el nombramiento en la Superintendencia de Salud de Luis Alberto Scervino, hombre de Obras Sanitarias, con lo que se avizora la devolución de 26.000 millones de pesos que forman parte de la deuda del Estado con las obras sociales, son considerados gestos por el macrismo. Pero ninguno de los puntos mencionados “colma expectativas” en las filas sindicales.

Da el talle de tal escenario que el titular de la CGT Azul y Blanca Luis Barrionuevo se haya referido a la inflación y le señalara al diario La Nación: “si es del 50 por ciento, yo voy a pedir el 50 por ciento. A mí no me importa. Macri administra el país, yo administro a los gastronómicos”, sentenció.

Por el rumbo de los números también se expresó el jefe de la CATT y virtual candidato a la conducción de una central unificada, en versión de cuerpo colegiado. Juan Carlos Schmid. Para el referente de Dragado y Balizamiento, el Observatorio Económico Social de Azopardo cerró su contabilidad 2015 con una estimación inflacionaria del 28%. Schmid, empero aclaró que el cálculo es “sin contabilizar el impacto de la devaluación”, por lo que estimó que los gremios reclamarán para este año un aumento salarial “por encima del 30 por ciento”.

El MASA resguarda a Caló

La diversidad política de la CGT que lidera Antonio Caló fue parte de su génesis en 2012. Con el gobierno de Mauricio Macri en su primer tramo de gestión, esa realidad queda más expuesta. Los sindicatos del Grupo Castelar (Gordos e Independientes) abrevian tiempos para negociar con Cambiemos. Los agrupados en torno al metalúrgico, saben que tendrán que sentarse. “Pero sin bajarnos los pantalones”, coincidieron la semana pasada. Juegan a fortificar su estructura desde el MASA, blindando a Caló para la “pelea de la unidad”, realzan a jefes como Sergio Sasia (Unión Ferroviaria) y Guillermo Moser (Luz y Fuerza), para bailar al compás que pretenden. El escenario neoliberal que se respira desde las sonrisas empresarias los preocupa. Conocen esas aguas. Pero aseguran que están dispuestos a dar pelea. Y en esa mecánica, brindaron por el inminente regreso del ex titular de la UFI, el economisa José “Pepe” Sbatella.