La CGT esperaba más celeridad para decretar prohibición de despidos

La CGT esperaba más celeridad para decretar prohibición de despidos

La suspensión de dos artículos de la ley de contrato de trabajo trae consigo chispazos y acusaciones cruzadas 

 

 

Detrás de la sanción de normativa para frenar despidos y suspensiones que sancionó la Casa Rosada hay una trama política intensa. Con malestares expresados con discresión pero firmeza por la CGT. La respuesta de funcionarios de primer nivel fue receptiva y conciliadora, el tiempo dirá si la cicatriz es mínima o habrá progresión en la herida.

Cuando esa casa obrera la expresó al presidente Alberto Fernández en Azopardo que era "parte de este Gobierno" se sopesaba la crisis económica, se minimizaba su interna pero ni soñaban el Covid-19. Terminaba 2019 y allí se habló incluso de la central obrera como fuente de capacitación. El énfasis de aquella postura tuvo a Héctor Daer, uno de los secretarios generales cegetistas, como voz cantante y el resto acomodándose con mayor, menor y casi imperceptible entusiasmo para foto, vivo y video. Esta última situación continúa un amplio núcleo de jefes gremiales intercambia codazos y no como saludo en tiempos de pandemia.

La adhesión, que se mantiene, tuvo chispazos. El referente de Sanidad y la tropa leal de Azopardo mascullaron broncas varias por la distancia que tomó el Gobierno en estas horas decisivas. Esperaban más reflejos tras el pedido para suspender dos artículos "flexibilizantes" de la Ley de Contrato de Trabajo (LCT). Esa lectura también se extendió a quienes están lejos de compartir un café con Daer. Un denominador común: "Hace falta más peronismo", frase que semanas atrás en diferentes tonos pero con la misma partitura reclamaron algunos secretarios generales como Omar Maturano (La Fraternidad) a viva voz y otros discretamente.

"Vemos, nos preocupa que el Gobierno se cerró en un eje", le confiaron a BAE Negocios pocas horas antes de que la normativa de alivio a empresas, sumas no remuerativas y otras lides tomaran cuerpo de Boletín Oficial. En una de las alas del Gobierno le resumieron a este medio que "más allá de todo lo pueda acontecer en esta vorágine, se valora que los disgustos se expresen directamente".

Y allí el punto de referencia para considerar que quizás, porque las certezas suelen ser progenitoras de ingenuos, que se superó el disgusto puesto de manifiesto antes de que se congelaran los artículos 221 y 247 de la LCT, léase suspensiones e indemnizaciones al 50% por la nunca derogada situación de "fuerza mayor".

Cuando Daer la oficializó el domingo, vía Twitter, luego del anuncio presidencial sobre la extensión de la cuarentena desde Olivos, el Ejecutivo ya sabía que la inquietud iba a llegar a la luz pública. A esa altura ya no se percibía la labor conjunta que tuvo lugar en el otro fin de semana, cuando la CGT puso a disposición de la Casa Rosada 4100 plazas de los hoteles sindicales y sus obras sociales en la emergencia. Fue así que horas antes de que diera lugar al pedido de suspender los artículos de la LCT, Daer, que para la ponderación del Presidente es casi un ministro más de su equipo, se sinceró ante los dos funcionarios que acompañaron en imagen al jefe de Estado en Olivos por su preocupación por la falta de dinámica peronista y no incrementar la labor "codo a codo".

Acto seguido, le dijeron al mandamás de Azopardo que no había razones para preocuparse, que nada había cambiado. El tiempo en pandemia, será testigo.

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