Espero que “Cambiemos” se haga cargo

Espero que “Cambiemos” se haga cargo

Hoy baten con bombos y platillos la aprobación de la construcción de las represas sobre el río Santa Cruz, por parte del Ejecutivo nacional.

A pesar de todo, falta el paso fundamental: la justicia. Sin ese aval, la obra nunca podrá iniciarse; sin embargo, estamos en Argentina, donde los jueces, las Cámaras y la Corte Suprema, suele bailar al ritmo de la política de turno y los gobierno, en virtud de las campañas y los intereses. Sin imparcialidad no habrá justicia y lo primero, no está garantizado en nuestro país. Ahora bien, no olvidar los nombres de todos y cada uno de los impulsores de esta obra cuya construcción está siendo manipulada, forzada e impuesta “cueste lo que cueste”, sobre el frágil equilibrio ambiental de la región. Después, nadie habrá sido y solo perdurarán los desastres de la imprevisión y los negociados.

Néstor Kirchner, Cristina Fernández, Mauricio Macri, Eduardo Costa, Máximo Kirchner, Alfredo Martínez, Héctor Roquel, María Esther Labado, etc y toda al tropa de legisladores nacionales y provinciales que han pasado estos últimos años tanto por el gobierno provincial y nacional y el Congreso y lo que resultarán en octubre, deberán hacerse cargo (y nos encargaremos de recordárselo las veces necesarias) de las consecuencias medio ambientales que vayan a producir las represas Cóndor Cliff-La Barrancosa, en caso de construirse sobre el río Santa Cruz, siempre y cuando la Corte Suprema de Justicia actúe en la misma sintonía en relación a las represas, en la cual concurren tanto el kirchnerismo como los cambiantes de “Cambiemos”, quienes a la vista del recuento definitivo de votos electorales, no lograron arrancarle una victoria a la ex presidenta, a pesar de estar procesada, acusada, imputada de los peores delitos, entre ellos lavado de dinero, traición a la Patria y catalogada como Jefa de una asociación ilícita. Aún así, los votos en provincia de Buenos Aires fueron para ella.

Sobre el tema “Cóndor Cliff-La Barrancosa” los medios titulan de manera defectuosa, tendenciosa o al menos incompleta. En general, replican el título bajado desde prensa del gobierno nacional (Ministerio de Energía) donde, palabras más, palabras menos, señalan: “Se aprobó la construcción de las represas sobre el río Santa Cruz”, cuando en realidad debería decir: “El Congreso aprobó la construcción…” o “Fue aprobada una nueva instancia en la construcción…” o “Un nuevo paso para la aprobación de la construcción…”.

Están aún pendiente tres medidas judiciales que no han sido resueltas por la Corte Suprema de Justicia: el Amparo medioambiental interpuesto por la Asociación de Abogados Ambientalistas de la Patagonia, una medida cautelar presentada por Fundación Bancos de Bosques para el Manejo de Recursos Naturales y una denuncia penal realizada por Pino Solanas sobre la participación del subsecretario de Energía Hidroeléctrica, Jorge Hugo Marcolini, quien se desempeñó como parte de la empresa autora del estudio y como firmante, luego, en la recepción del mismo EIA en la subsecretaría a su cargo. Esto, claramente, arroja serias sospechas sobre un posible manejo irregular de todo el proceso, el cual se encuentra viciado. Ante ello el gobierno salió a deslindar responsabilidades y expresar que todo estaba de acuerdo a los procedimientos. ¿Qué otra cosa iba a decir?.

Objetivamente, entonces, la construcción de las represas lejos está de “comenzar” como pretenden desde el gobierno nacional y provincial, si no se expide la Corte Suprema de Justicia sobre temas ciertamente de una importancia fundamental. Ahora bien, teniendo en cuenta que los problemas derivados de los impactos ambientales son relativamente “lentos” en relación con nuestra vida, la degradación irreversible del medio ambiente, seguramente lo verán generaciones futuras y muchos de los actores de hoy, ya no estarán en este mundo.

Por eso es tan importante reclamarles seriedad, cordura, compromiso, planificación y explicaciones hoy; mañana será muy tarde y algunos de ellos lo arreglará con una simple frase de disculpa: “si, la verdad no equivocamos”, un desastre anticipable el cual se podría evitar con solo anteponer el interés de hijos y nietos, sobre el mezquino de quienes hoy pelean por mantener el negocito político y la prebenda que da el poder efímero.

No tiene explicación posible, que quienes ayer encontraban todo mal hoy lo vean todo bien, como por arte de magia o adjudicándose cambios sustanciales que solo ellos conocen. Nada se hizo mejor a la vista de mucha gente y prominentes técnicos y científicos de áreas naturales, quienes advierten las consecuencias irreparables que va a producir la obra hecha “a lo argentino”. Seguimos inmersos en el ocultismos, los intereses espurios, la promiscuidad política, los negociados y una cierta coparticipación en la corrupción ancestral heredada de décadas anteriores.

YPF-Chevrón, YCRT, Usina de Río Turbio, Represas, autovía Caleta-Comodoro, solo por mencionar algunas obras establecidas en Santa Cruz o el paradigmático contrato del ocultismo oficial, operado en Neuquén con el acuerdo petrolero, habla a las claras que los argentinos debemos estar alertas de los gatopardistas que nos acechan. No podemos bajar la guardia y pensar que en diciembre del 2015 la promiscuidad política se ha superado. Nada de eso sucede y las Represas sobre el río Santa Cruz, son el claro ejemplo de lo dicho, donde no solo juega el presente, contaminado por un pasado, el cual nadie ha podido (o no ha querido) remediar, sino se pone en riesgo el futuro. Todos justos hoy, como en la década pasada el kirchnerismo en soledad, pero por los mismos intereses egoístas que antes, pugnan por destrozar el único río prístino de la provincia para obtener una relación costo-beneficio insignificante en materia de aporte energético para la nación.

Si esta teoría es posible y Ud estimado lector piensa en ese mismo sentido, es hora de estar alerta y reclamarle al gobierno nacional y a todos los representantes de “Cambiemos” en Santa Cruz, que se hagan cargo de las decisiones que tomen y de las consecuencias que ellas produzcan; nosotros, siempre estaremos aquí para recordárselo. 

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