La estrategia de Trabajo para ahogar sindicatos sigue su curso

La estrategia de Trabajo para ahogar sindicatos sigue su curso

La realidad de los expedientes cajoneados continúa su curso ya casi como una política de Estado dentro del Ministerio de Trabajo. Dar de baja sindicatos puede ser posible con la complicidad del ministerio de que conduce Jorge Triaca y con un fácil método: no firmar los papeles que exige la ley y ahogarlos con el retraso de los documentos que los habilitan a funcionar.

 

La homologación de la negociación colectiva es parte fundamental para que un acuerdo de partes tome vuelo oficial y sea obligación del empleador aplicar las condiciones alcanzadas en ese convenio. Actualmente, el Ministerio de Trabajo sigue siendo uno de los principales enemigos de los sindicatos por la falta de voluntad en conceder la oficialización de los pactos salariales entre las organizaciones gremiales y el sector empresario o empleados. Sin el aval de la cartera que hoy conduce Jorge Triaca, esos acuerdos son de imposible cumplimiento.

Infinidad de sindicatos debieron (y deben en la actualidad) atravesar la pesada burocracia ministerial, que exige la presentación de los papeles que certifiquen que la organización funciona de acuerdo a la ley, pero que en la práctica, Triaca y sus asesores, mantienen los expedientes sin firmar y esto provoca que los gremios no puedan ejercer su principal función. Esto va de la mano con los misiles presidenciales que apuntaron, en un discurso en el Centro Cultural “Néstor Kirchner”, directamente a la cantidad de sindicatos existentes y de la intención de Casa Rosada de dar de baja cerca de 500. Presión la cual se suma a la carta de “recomendación” que le envió el ministro de Trabajo a la CGT, en la cual mencionaba la modificación, entre otras cosas, de los procesos electorales gremiales y la duración de los mandatos. “Que los diputados acorten los suyos”, había criticado el secretario de finanzas de Azopardo, Abel Frutos, en aquel entonces.

Otro de los puntos que acontecen en el universo de las negociaciones colectivas, es la casi nula exigencia del MTySS a las cámaras empresarias para que cumplan con las paritarias y con los acuerdos firmados por actividad. Un ejemplo es la industria farmacéutica. Sonido Gremial pudo averiguar que las patronales de esa actividad aplican convenios que los favorecen económicamente, contrariamente a los que corresponden. Los profesionales farmacéuticos y bioquímicos, desde 2014, perdieron $952 en su salario real, ya que las empresas encuadran a los profesionales del rubro en una grilla salarial que no les corresponde de acuerdo al gremio que los representa. Las paritarias de Safyb (Marcelo Peretta) y de ATSA (Héctor Daer) no son iguales, por los que los gerentes enviaron la orden de aplicar el CCT que menos haberes abone. Algo que el Ministerio de Trabajo debería alertar y actuar en consecuencia. La actualidad de los visitadores médicos es aun mas grave. Hace dos años que las cámaras se niegan a firmar paritarias con la Asociación de Agentes de Propaganda Medica, que conduce el secretario Adjunto de la CTA Autónoma, Ricardo Peidro. Las condiciones que imponen que es las empresas disminuyan sus representantes sindicales.

Con toda esta estrategia en curso, Trabajo se asegura que muchos sindicatos no puedan ejercer sus principales funciones como supervisar el trabajo el negro y denunciarlo, pagarle el sueldo a sus empleados y, tener su certificado de autoridades al día y básicamente, reconocerlos legalmente ante la ley 23.551. Tema aparte son los gremios de los denominados “chicos”.

La realidad es que el discurso oficial es contradictorio dado que, por un lado, afronta una batalla contra el trabajo no registrado, ilegal, en negro. Por otro, no homologa los convenios que legítimamente cerraron los sindicatos en con las cámaras empresarias y no los induce a cumplir con los acuerdos.

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