Ni en uno de los espacios donde la CGT ya daba por hecho el nombramiento de un jugador propio parecen tener peso los gremios en la toma de decisiones. Es que tras cosechar pocos lugares en las listas, quedar representados con muy poca presencia en el Gabinete, ayer se formalizó su ausencia en el organismo que se encarga de mover los fondos para las Obras Sociales sindicales.

Hace algunos días la central obrera fue informada que el cirujano cardiovascular David Aruachan no conducirá la Superintendencia de Servicios de Salud. En su lugar fue designado ayer Eugenio Zanarini, el vicerrector de la Universidad Isalud.

Zanarini, que cuenta con una extensa trayectoria en la función pública sanitaria, es un hombre de estrecha confianza del ministro de Salud, Ginés González García, quien le dio la bendición final para ocupar el cargo en detrimento del promovido por la CGT.

El nombre de Arauchan en algún momento contó con la aprobación de Fernández. Incluso el propio González García había dado el visto bueno, ya que el Presidente había acordado con la cúpula de CGT que le acercaran nombres para ocupar ese organismo estratégico. Así, el presidente del grupo de Unión Personal-Accord Salud (perteneciente al sindicato de estatales UPCN) había sido propuesto por consenso por todos sus colegas que dirigen las obras sociales.

En la Superintendencia solía tener importante influencia la mano de José Luis Lingeri, el cerebro gremial detrás del entramado de las obras sociales. Sin embargo en esta oportunidad parece corrido de la toma de decisiones, que recaerá en exclusiva en Ginés.