Un funcionario, en la cuerda floja por la tensión con la CGT

Un funcionario, en la cuerda floja por la tensión con la CGT

Luis Scervino, de la Superintendencia de Salud, controla las obras sociales. El endurecimiento del Gobierno podría forzar su partida.

 

“Si lo echan, sería una provocación, un intento de ruptura”, advirtió ayer uno de los más influyentes integrantes de la mesa chica de la CGT ante la consulta de PERFIL. Este secretario general se refiere a una eventual salida de Luis Scervino, titular de la Superintendencia de Servicios de Salud (SSS); un puesto estratégico que se encarga de regular las obras sociales sindicales. Durante la semana, hubo fuertes rumores de un inminente desplazamiento y en consultas realizadas por PERFIL a múltiples fuentes gubernamentales reconocieron que desde la cartera de Trabajo de Jorge Triaca hay una embestida contra el funcionario, que conduce el organismo bajo la órbita del Ministerio de Salud.

Scervino fue antes de asumir director médico de la Obra Social de Trabajadores de Obras Sanitarias, el gremio del influyente José Luis Lingeri. También dirigió un instituto creado bajo la órbita de la ex CGT que comandó el metalúrgico Antonio Caló. Pero él pide siempre que se recuerde que también ha colaborado en numerosos proyectos con el actual ministro de Salud, Jorge Lemus.

Fuentes de la SSS reconocieron que existen rumores, pero destacaron que el superintendente mantuvo reuniones esta semana con los segundos del jefe de Gabinete, Gustavo Lopetegui y Mario Quintana. Por otro lado, una fuente sindical afirmó que el funcionario mantenía incluso esporádicos contactos con el presidente, Mauricio Macri.

Bajo su gestión, de fuerte perfil técnico, se regularizaron los pagos a las obras sociales y se operacionalizó un acuerdo para restituir una millonaria deuda que se había acumulado durante los gobiernos kirchneristas. Además, se iniciaron acciones para mejorar el control de las obras sociales.

Algunos dirigentes del oficialismo creen que las citadas medidas deberían haber prevenido cualquier acción de protesta, como las que realizó este año la CGT. Por eso quieren desplazar a Scervino. Algunos, incluso, afirmaban este jueves, durante la jornada del paro, que su salida era inminente.

En el mundo sindical nadie confirmó que ello vaya a ocurrir, pero sí reconocieron que Trabajo intenta imponer un control político sobre la liberación de los fondos. A pesar de que se trata de aportes que hacen los trabajadores con sus sueldos, y la SSS sólo debería administrar su reparto, una vieja norma de la DGI permite que, en los hechos, el Ministerio de Hacienda pueda cerrar o abrir las compuertas.

Los rumores de la salida de Scervino coinciden con una serie de declaraciones y decisiones oficiales que muestran un virtual contraataque estatal como respuesta al plan de lucha de la CGT, que culminó con el paro del jueves. El ejemplo más visible fue la publicación en el Boletín Oficial, el mismo día de la primera huelga general de la era Cambiemos, de una disposición con “recomendaciones” sobre “procesos eleccionarios” sindicales.

La mayoría de la plana mayor de la CGT sostiene que el Gobierno sólo está blandiendo amenazas para mostrarse fuerte y consolidar su base electoral. Sin embargo, algunos creen que el Ejecutivo nacional podría tentarse con seguir el modelo de la gobernadora María Eugenia Vidal frente a los docentes. “Son capaces de cualquier error”, indicó un histórico jefe cegetista, “están mal en las encuestas y pueden pensar que confrontando con nosotros levantan”. Unos y otros coinciden sin embargo en remarcar que el sindicalismo está abierto al diálogo. Su objetivo es privilegiar un acuerdo con el sector más “político” del oficialismo, a la vez que achacan la autoría intelectual de los ataques retóricos a la “camarilla” de Marcos Peña. Por esta razón, la intención sería buscar en los próximos días un puente con la denominada ala política del Gobierno, con el fin de encontrar un modo de encauzar la relación.

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