Una gestión reformista, con varias cuentas pendientes

Una gestión reformista, con varias cuentas pendientes

El ejercicio del poder

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Mauricio Macri, presidente de la Nación. Foto: LA NACION

Pese a las marchas atrás que el Gobierno debió hacer en la primera mitad de su gestión por impericia o por resultados indeseados, el macrismo demostró que la tesis de que no se puede gobernar sin el peronismo es incorrecta. Ahuyentó el fantasma de la gobernabilidad que se buscó agitar e instaló una nueva dinámica basada más en el diálogo que en las presiones económicas. También aplicó un esquema de toma de decisiones más cercano al empresarial.

La estrategia de mantener una relación cercana con los jefes provinciales, con quienes acordó proyectos claves, le permitió al Gobierno mejorar el panorama legislativo, particularmente en el Senado, donde el peronismo supera al oficialismo.

Entre la cordialidad y la tensión, el macrismo mantuvo con el sindicalismo un vínculo basado en el diálogo. La CGT unificada tras la llegada de Cambiemos al poder tuvo momentos tensos con el Gobierno, pero nunca se llegó a la ruptura.

Más notas para entender este temaA dos años de asumir, Macri logra una evaluación positiva

Qué falta

En los próximos dos años, el Gobierno ejercerá el poder desde una nueva posición de fortaleza, tras el fuerte respaldo que recibió en las elecciones legislativas de octubre. La composición del Congreso es más beneficiosa que antes para Cambiemos, pero aún sigue siendo minoría y depende de los acuerdos con el justicialismo.

Tras la victoria en las urnas, el Presidente convocó a los gobernadores y gremios a negociar reformas profundias en el ámbito previsional, fiscal y laboral, que sufrieron modificaciones durante las negociaciones. El éxito o no de las iniciativas dependerá de si logran superar la instancia legislativa.

El tiempo que le queda de mandato también le servirá al oficialismo para empezar a construir una eventual candidatura a la reelección del Presidente. Aunque no se anunció, en el oficialismo admiten que el plan de Macri es de ocho años.

JusticiaGermán Garavano, ministro de Justicia. Foto: LA NACION

Qué se hizo

Tras la asunción de Macri al poder, la Justicia comenzó a actuar con celeridad en las causas por corrupción que implicaban a funcionarios, empresarios y presuntos testaferros kirchneristas, muchos de los cuales terminaron tras las rejas.

La relación entre el Ejecutivo y el Judicial ingresó en una senda diferente a la que había transitado con el kirchnerismo. Los jueces dejaron de actuar en función de las presiones políticas, aunque Macri dejó activos a operadores informales, como Angelici. Sin embargo, esa mayor libertad no mejoró la percepción de los magistrados.

Además, el Gobierno logró que la procuradora general de la Nación, Alejandra Gils Carbó, renunciara a su cargo. Acusada de ser militante kirchnerista, la funcionaria dejará el cargo a fin de año. Al mismo tiempo, el oficialismo impulsa una reforma de la ley del Ministerio Público Fiscal que elimine la duración vitalicia del mandato del procurador.

Qué falta

El Gobierno busca impulsar una reforma judicial que abarca desde la ampliación de la cantidad de horas que deben trabajar los empleados del Poder Judicial y la eliminación de las ferias judiciales hasta un cambio en la cantidad de miembros del Consejo de la Magistratura, que el oficialismo busca llevar a 16 miembros con el objetivo de despolitizarlo. El mandatario anunció las propuestas poco después de la victoria electoral de medio término. Por lo pronto, la Corte Suprema evalúa cambios en el reglamento interno de la Justicia.

Algunas de las reformas de las que habló Macri están contempladas en el plan Justicia 2020, que el ministro Germán Garavano presentó en la primera parte del mandato y que busca modernizar y agilizar el funcionamiento de la Justicia.

Entre las iniciativas del ministro figura quitarles poder a los tribunales de Comodoro Py, acusados de actuar políticamente.

Política exteriorJorge Faurie, canciller. Foto: LA NACION

Qué se hizo

El gobierno de Macri buscó desde el comienzo de la gestión recomponer los lazos con gran parte del mundo después de una década de distanciamiento. La visita a la Argentina del entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en marzo de 2016, fue el puntapié de una serie de contactos de alto nivel con numerosos países de peso. Paralelamente, el Gobierno marcó distancia con Venezuela.

Superada la primera etapa de "reinserción al mundo", Macri ya deja traslucir su intención de convertirse en un líder regional. Lo dejó entrever en el acto de asunción de la presidencia del G-20 y lo dejará más claro aún cuando hoy inaugure la conferencia de la Organización Mundial del Comercio, eventos a realizarse en Buenos Aires. Está previsto que lo acompañen presidentes como Michel Temer (Brasil), Michelle Bachelet (Chile), Tabaré Vázquez (Uruguay) y Horacio Cartes (Paraguay).

Qué falta

El Gobierno tiene dos objetivos claves en materia de política exterior que aún no cumplió: la firma del acuerdo de asociación entre el Mercosur y la Unión Europea, y el ingreso de la Argentina a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Los dos están encaminados, aunque todavía no se concretaron.

Por un lado, el Presidente aspira a anunciar la firma del tratado con Europa durante la cumbre de la OMC, aunque se desconoce el estado de las negociaciones y qué tipo de acuerdo anunciaría. La reticencia de algunos sectores para avanzar, como la industria agrícola en Francia, puede demorar las negociaciones. Por el otro, el ingreso a la OCDE es un trámite que puede demorar años.

El avance en alguno de esos frentes mejoraría uno de los déficits en el área: conseguir que la mejora de los vínculos se transforme en resultados comerciales concretos.

EconomíaNicolás Dujovne, ministro de Hacienda. Foto: LA NACION

Qué se hizo

El levantamiento del cepo al dólar, la suba de tarifas a los servicios públicos, el acuerdo con los fondos buitre, que permitió al país salir del default, y la eliminación de las retenciones al campo protagonizaron los primeros reajustes en la economía durante la primera parte de la gestión de Macri.

Sin embargo, esta etapa quedó marcada por una inflación que se resiste a ser controlada -se aceleró durante el primer año de gobierno y superó las perspectivas para este año-, y un freno brusco en la actividad, que sufrió una recesión que recién comenzó a revertirse.

Buscó reducir la incidencia del Estado en la dinámica económica y generar condiciones favorables para un mayor protagonismo del sector privado. Se estableció una relación más orgánica con las empresas y se tomaron medidas para favorecerlas, aunque Macri tuvo varios cortocircuitos con los hombres de negocios por su falta de acompañamiento.

Qué falta

La proyección del Gobierno es que de ahora en más la Argentina crezca sostenidamente. Todos los análisis, más o menos optimistas, indican que en 2018 el país volverá a crecer. ? De todas maneras, el macrismo tiene por delante el desafío de corregir desequilibrios económicos que pueden ser peligrosos en el largo plazo. Integran ese grupo el atraso cambiario -que dispara los consumos en el exterior-, el fuerte endeudamiento externo y los déficits fiscal y comercial.

Por su parte, el Gobierno continúa con la búsqueda de la prometida "lluvia de inversiones" en el exterior. Aunque hubo numerosos anuncios de inversiones, muchas aún no se terminaron de concretar.

El alto nivel de endeudamiento externo encendió alarmas entre economistas que temen por la solvencia del país. Por su lado, el Gobierno advierte que mientras exista el déficit la Argentina no puede dejar de tomar deuda.

SeguridadPatricia Bullrich, ministra de Seguridad. Foto: LA NACION

Qué se hizo

El Gobierno desplegó una estrategia agresiva para combatir el narcotráfico y el crimen organizado, cara visible de la gestión de la ministra Patricia Bullrich. El resultado con los delitos comunes aún es dispar.

La ministra buscó mantener una postura rígida en el control de las manifestaciones callejeras. Así lo dejó en claro cuando presentó su "protocolo antipiquete". Sin embargo, en la ciudad de Buenos Aires, principal epicentro de las protestas, su aplicación fue irregular.

Por su parte, la ministra elevó el perfil tras la desaparición de Santiago Maldonado en un enfrentamiento entre mapuches y la Gendarmería en Chubut. Pese a las denuncias de que se trató de una desaparición forzada, se probó que el joven se ahogó.

Paralelamente, el Gobierno se enfrenta a un grupo de mapuches rebeldes que aumentaron las hostilidades en la Patagonia. Hace dos semanas murió un joven de la comunidad en un choque con la Prefectura.

Qué falta

Los cuestionamientos a la ministra Bullrich se multiplicaron en las últimas semanas por el accionar de las fuerzas de seguridad en el sur del país, pero la funcionaria sigue siendo respaldada por el Presidente. Aún se desconoce hasta qué punto llegará la escalada de violencia entre los grupos violentos de la Patagonia -vinculados a la agrupación Resistencia Ancestral Mapuche- y las autoridades.

Una de las prioridades de la gestión en seguridad para lo que queda del mandato será la reconversión de la Policía Federal en una fuerza orientada a la investigación de los delitos complejos. Además, se anunció la creación de agencias especiales de esa fuerza en todo el país.

Al mismo tiempo, la inseguridad continúa ubicándose en los primeros puestos como una de las principales preocupaciones de los argentinos junto con la economía, según las encuestas de opinión.

Política socialCarolina Stanley, ministra de Desarrollo Social. Foto: LA NACION

Qué se hizo

Contrario a lo que denunciaba la oposición durante la campaña, el macrismo mantuvo la vigencia de los planes sociales insignias de la gestión anterior, como la Asignación Universal por Hijo (AUH).

Tras la suba de tarifas, que impactó en los sectores más vulnerables, el Gobierno anunció paquetes de medidas de contención social, como la universalización de la AUH.

La ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, que expuso que la herencia que recibió se definía como "asistencialista" y "clientelar", fue la cara del Gobierno para discutir con las organizaciones sociales el proyecto de emergencia social. El reconocimiento y el diálogo formal de esas agrupaciones fue un cambio importante.

El Gobierno destaca como uno de sus logros lo que llamó "reparación histórica" a los jubilados que mantenían juicios con el Estado. Muchos recibieron aumentos en sus haberes.

Qué falta

"Pobreza cero" fue uno de los ejes de la campaña de Mauricio Macri. Aunque ese objetivo parece extremadamente lejano, el nivel de pobreza registró una merma leve, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Para la Universidad Católica Argentina (UCA), el kirchnerismo dejó el poder en 2015 con una pobreza que rondaba el 29%. En septiembre de este año, el organismo estatal indicó que el porcentaje había bajado a 28,6%. Todavía hay 11,3 millones de argentinos bajo la línea de pobreza.

El nuevo aumento de tarifas y las reformas que el Gobierno busca aprobar en el Congreso amenazan con caldear los ánimos en algunos movimientos sociales, que denunciaron haber sido excluidos del debate.

En su plan por reducir el déficit, el Gobierno no tiene alternativa más que bajar el gasto. En este sentido, la discusión por el cálculo de actualización jubilatoria es la más polémica.

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