El Gobierno enfrenta el paro nacional con doble desafío: controlar la calle y evitar que la CGT aliada se debilite

El Gobierno enfrenta el paro nacional con doble desafío: controlar la calle y evitar que la CGT aliada se debilite

En la Casa Rosada minimizaron el poder de convocatoria que tendrá Moyano; el impacto de la medida suma problemas al Gobierno; las diferencias entre Vidal y Macri

El Gobierno apostó a una fractura sindical y pensó que el paro nacional de este martes quedaría limitado a la convocatoria aislada de Hugo Moyano. Pero el efecto contagio en las bases sindicales amenaza con tener una amplia adhesión gremial y podría sumar otro problema para la Casa Rosada: la presencia inminente de una CGT aliada aunque debilitada, mayor conflictividad en la calle y nuevos elementos de inestabilidad política que potencien aquello que Mauricio Macri denominó "el regreso al pasado" como factor gravitante para profundizar la crisis económica.

Con el paro nacional y una nueva alianza de actores sindicales hasta ahora dispersos, el Gobierno podría sumar desde este martes otro problema además de la volatilidad del dólar, el riesgo país y los reclamos del círculo rojo para que se baje la candidatura presidencial de Macri.

Ayer aparecieron en las calles porteñas afiches sin firma y con la imagen de los principales referentes de la CGT en la cena de CIPPEC con una leyenda que decía: "Cuando el pueblo se muere de hambre". Se los veía a los principales referentes de la central obrera que no se sumarán al paro del martes como Andrés Rodríguez (UPCN), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Héctor Daer (Sanidad), Gerardo Martínez (UOCRA) y Carlos Sueiro (Aduanas).

En paralelo, Hugo y Pablo Moyano gastaron sus teléfonos durante las últimas 24 horas para ampliar el espectro de adherentes al paro nacional del martes. Así, sumaron al bancario Sergio Palazzo, a SMATA, un sector de la Unión Transporte Automotor opositor, los aeronáuticos y portuarios, a Piumato de Judiciales que irá a la marcha de Plaza de Mayo, las dos CTA, los ferroviarios del "Pollo" Sobrero, la izquierda y los movimientos sociales liderados por el Movimiento Piquetero Nacional.

Es decir, lo que divisó en un primer momento el Gobierno como una movilización menor de Moyano y un grupo escaso de gremios que se iba a licuar con el paro transportista de la UTA del 1 de Mayo, podría terminar de ser una huelga bastante más amplia de lo previsto. "Un error de cálculos", diría un destacado peronista bonaerense que llegó a la Presidencia.

El Ministro de Producción y ministro de Trabajo encubierto, Dante Sica, subestimó la jugada de Moyano y sus aliados. Apostó a mantener cohesionada a la CGT para controlar la calle y minimizó el impacto de los gremios en una Argentina que resulta ser volátil cada cinco minutos.

Sica expresó a Infobae que "nosotros creemos que la mejor forma de afrontar los desafíos que tenemos como país e impulsar soluciones para los trabajadores es hacerlo en conjunto, a través del diálogo, y no con este tipo de medidas", dijo en referencia al paro del martes.

A la vez, el ministro de Producción pareció subestimar la falta de negociación con los gremios duros y añadió: "Tenemos un diálogo continuo con todos los dirigentes gremiales y estamos trabajando diaramente tanto en la contención de aquellos sectores que presentan dificultades coyunturales como con los representantes de las diferentes actividades productivas para mejorar su competitividad, seguir mejorando nuestra integración al mundo e impulsar su crecimiento".

Nada de ello. Sica no habla con Moyano o con los gremios duros hace bastante tiempo. El diálogo tanto de Sica como del Ministro de Transporte Guillermo Dietrich se limitó desde hace rato a los referentes de la CGT que fue a la cena de CIPPEC y que ayer apareció escrachada con duros afiches. Aquella CGT "domesticada" y dialoguista.

Para la mayor parte de los funcionarios del gobierno el paro del martes "sólo responde a un interés electoral puro". Es probable. Detrás de la figura de Moyano aparece siempre el fantasma de Cristina Kirchner o el PJ residual. Pero ello no deja de ser un escollo para el Gobierno en el preludio de una campaña con una economía volátil y excesiva sensibilidad social.

Desde la Casa Rosada se subestimó el poder de daño del jefe de Camioneros o se pensó que congelando un proyecto de reforma laboral en el Congreso e imponiendo un esquema de precios controlados se solucionaba el frente abierto con los gremios.

"La jugada del Gobierno de ningunear a los gremios podría jugarle en contra ya que después de esta movilización y un paro muy fuerte habrá que ver si la secretaría general de la CGT no se tendrá que hacer un replanteo porque quedará muy cuestionada", dijo ayer a Infobae Omar Plaini, del gremio de canillitas y allegado a los Moyano.

Moyano fue más lejos: "La actual conducción de la CGT vive lejos de la realidad de la gente", dijo.

El secretario General de la CGT, Carlos Acuña, esbozó una suerte de respuesta a Moyano. Se refirió a la situación económica pero advirtió que "no sirve hacerle un paro general a este gobierno" y calificó como "sectorial" a la movilización del 30 de abril.

En este contexto, la dura embestida de los gremios de este martes y un paro de alto acatamiento podría desatar un duro cuestionamiento a la CGT que es la única pieza de salvataje que hoy tiene el Gobierno para frenar el malestar en las algunas bases gremiales.

Conflictividad en las calles

A todo ello, se le suma la conflictividad en las calles. Desde el Movimiento Evita, Gildo Onorato destacó que el Bloque Piquetero Nacional se sumará al paro del martes porque "el país está a la deriva y el gobierno de Cambiemos está agotado".

En otras palabras, esto es lo que plantearon de manera más edulcorada a María Eugenia Vidal los empresarios del círculo rojo el lunes pasado en el Hotel Alvear: que Macri baje su candidatura y sea la gobernadora bonaerense la postulante a la presidencia ante la presencia de un esquema de poder desgastado.

El problema del Gobierno también es la calle. La ministra de Seguridad Patricia Bullrich expresó ayer a Infobae que "vamos a estar en los lugares donde siempre intentan cortar para que el paro sea paro y no corte". Es decir, se buscará evitar a toda costa los piquetes para que el trabajador que quiera llegar a sus puestos lo pueda hacer.

Sin embargo, Moyano desafió el poder de Bullrich. "La ministra (Patricia Bullrich) cuando era montonera pensaba diferente, ahora se puso del otro lado y piensa (mal de) un reclamo legítimo, que está previsto en la Constitución Nacional, un reclamo que es una realidad que nadie puede negar. Espero que no produzca una provocación para poder tener argumentos para reprimir a los trabajadores. Los que paran son trabajadores, los que no tienen trabajo, los sectores sociales, despedidos", dijo enérgico el líder de los camioneros.

A diferencia de otros paros anteriores Moyano ahora parece avalar la metodología piquetera de cortes y bloqueos de accesos a la Ciudad que tanto su gremio como el PJ ortdoxo siempre repudió. ¿Signos de cambios políticos? ¿Fundamentalismo de la coyuntura? Nadie responde. En tal caso, es la versión de un Moyano hiper pragmático o remixado.

Vidal esboza en la provincia de Buenos Aires un esquema de vínculo con los gremios bastante diferente al que enarbola Macri. En primer lugar, no eliminó el Ministerio de Trabajo y tiene allí un lugarteniente como Marcelo Villegas que pasó por varias multinacionales, entiende de negociaciones con los trabajadores y mantiene un diálogo permanente con todos los gremios.

De hecho, Vidal acaba de cerrar el acuerdo más relevante de su gestión como fue el de los docentes. Ese acuerdo avalado por el combativo gremio de Baradel se alcanzó tras una ardua negociación donde la gobernadora bonaerense tuvo que resignar partidas de otros ministerios para reunir los fondos exigidos para los aumentos pautados.

No es el único caso. El lunes próximo Vidal convocará a una mesa técnica salarial de los trabajadores judiciales y buscará alcanzar una propuesta acordada de aumento salarial en línea con la política de acuerdos paritarios de los últimos años.

Vidal no desconoce los datos duros: según datos del INDEC, el conurbano bonaerense tiene con el 11,4% el índice más elevado de desocupación del país. De hecho, Mar del Plata, por ejemplo presenta el nivel más elevado de desempleo: 12,8%. En la provincia de Buenos Aires el desempleo es del 11,1%, casi un dígito más que en el 2017 y casi tres dígitos más que los parámetros de la Nación.

Vidal sabe que tiene una bomba de tiempo en sus manos con esos índices de desocupación. La reacción de Villegas ante los gremios no es la misma que la de Sica. Pero no se trata sólo de números, de personalidad de un funcionario o de gestos. Es mucho más que eso. El actual panorama gremial refleja una forma de hacer política diferente de Vidal y Macri. En el fondo este esquema diferenciador es también el que se presenta como desafío supremo en la Casa Rosada de cara al futuro inmediato de la Argentina.

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