¿Por qué el Gobierno dio marcha atrás con la estatización de la salud?

¿Por qué el Gobierno dio marcha atrás con la estatización de la salud?

Las emergencias generan un estado de excepcionalidad. Un estado en el que decisiones -buenas o malas- que se tomen ahora, en la emergencia , podrían cambiar nuestras vidas durante mucho tiempo. En las últimas 48 horas, se armó una polémica formidable en torno al sistema sanitario por el proyecto del Gobierno de estatizar el sistema de salud y todos sus recursos, sobre todo las camas.

 

Sin embargo, el Gobierno reculó ayer por la tarde en una reunión que tuvo el ministro de Salud Ginés González García con los representantes de la medicina privada, básicamente obras sociales y prepagas. El amague quedó prácticamente en la nada, con algunas salvedades. Por ejemplo: el sector público como el privado van a compartir un mismo "tablero de comando" para coordinar la emergencia sanitaria.

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Ahora bien, ¿qué significaba, en la práctica, el proyecto que quiso poner en práctica el Gobierno, por qué lo quiso impulsar y por qué dio marcha atrás? Tres preguntas que te vamos a responder.

Repasemos un poco los sucesos de las últimas 48 horas. Ginés González García les había anunciado a los representantes de las empresas de medicina prepaga y a los referentes de las obras sociales que el presidente Alberto Fernández tenía a la firma un decreto por el cual dispondría la centralización en el Estado de todas las camas de las clínicas, públicas y privadas.

¿Qué implicaba esto? Que si vos tenés una obra social, una prepaga o estás afiliado a una clínica podrías terminar en la cama de cualquier hospital público si, a raíz de la alta demanda durante el pico de la pandemia, esas camas estuvieran ocupadas por pacientes que no tienen ninguna cobertura de salud y se enfermaron antes que vos.

¿Cuál fue el argumento oficial? Que todos puedan acceder al sistema de salud, independientemente de la extracción social, durante la pandemia, un criterio con el que nadie mínimamente sensato podría estar en desacuerdo.

Pero la pregunta es: ¿es realmente equitativo ese criterio?

El sistema sanitario argentino se divide en privado y público. El 70 por ciento de la sociedad argentina se atiende en el sistema privado.

¿Qué significa privado? Que la persona paga de su bolsillo la atención por salud ¿De qué manera lo hace? Una vía es a través de su obra social: le descuentan un monto de su sueldo, con lo cual no se trata de dinero público. La segunda vía: el pago de una cuota a una medicina prepaga. Pero como las obras sociales están desreguladas muchas de ellas tienen convenios con empresas de la medicina prepaga. Es decir, muchas prepagas atienden desde gente de Pami a cualquier empleado de clase media o clase media baja que trabaje en el sistema formal.

En una palabra: las prepagas no solo son para ricos, como pretendió instalar un sector del oficialismo, sino también para la clase media y baja en la Argentina, que hacen un gran esfuerzo para pagar una medicina privada ante la alternativa de tener que caer en hospitales públicos colapsados y con insuficiente de equipamiento.

El revuelo descomunal que se armó cuando los medios dieron a conocer este proyecto hizo recular al Gobierno.

Pero, ¿por qué se avanzó? Fuentes del gobierno nacional y de la medicina prepaga coinciden en una fuerte versión: hubo presiones muy fuertes desde la provincia de Buenos Aires para tomar recursos del sistema privado ante el desastre que han hecho con el sistema de salud público bonaerense.

El problema nacional frente a la pandemia es la provincia de Buenos Aires y sobre todo el conurbano, esa gran fábrica de pobres generada por la dirigencia política argentina.

Así se entienden mejor los elogios de Alberto Fernández hacia Hugo Moyano , al que calificó de "inmenso" y "dirigente gremial ejemplar", en agradecimiento por haber firmado un convenio con el gobernador Axel Kicillof para que en las 330 camas del Sanatorio Antártida , de Camioneros, se puedan atender los pacientes con coronavirus de la provincia de Buenos Aires.

La pelea es por lo que va a ser escaso cuando la pandemia alcance su pico: camas, respiradores, recursos de todo tipo: desde barbijos hasta equipos protectores del personal médico.

Ayer, la periodista científica Nora Bär publicó un artículo muy esclarecedor en LA NACION, en el que se preguntaba por qué la Argentina no hace test masivos, que es lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud.

Somos de los países que menos testeo tenemos en el mundo. Lo que se está testeando es insufienciente -faltan kits con reactivos, que es lo que hoy le plantearon en la reunión con Ginés- lo que revela la falta de previsión del Gobierno respecto del impacto que iba a tener la epidemia.

Al margen de las implicancias políticas del acercamiento del Presidente a Moyano, la pregunta es: ¿está apto para atender gente un sanatario, como el Antártida, que nunca llegó a funcionar, pese a sus reiteradas aperturas?

El Sanatorio Antártida de los Moyano tuvo tres inauguraciones "truchas" y acumula acusaciones de lavado de dinero.

¿La pandemia nestoriza a Alberto Fernández?

Hoy Alberto Fernández tiene un 70 por ciento de aprobación. La crisis sanitaria legitimó su autoridad, mientras Cristina Kirchner se desdibujó totalmente. Es más, nadie sabe siquiera realmente dónde está.

La pandemia parece haberlo "nestorizado", mientras él imita gestos que tanto rédito político le han dado a Néstor Kirchner: llama imbéciles a los empresarios, pero al otro día recula y negocia. Se acerca a Moyano, igual que Kirchner, y eso le genera enemigos en la sociedad y en el mundo sindical.

Mientras, la pandemia también puso en conflicto a Juntos por el Cambio. El Pro está pidiendo una rebaja del 30% del sueldo de los funcionarios de los tres poderes del Estado para contribuir ante la emergencia económica y sanitaria. Están pidiendo la creación de un fondo coronavirus a la uruguaya.

Carrió se enojó y acusó a sus aliados macristas y radicales -sobre todo a Patricia Bullrich- de querer sacar rédito político de la pandemia fogoneando los cacerolazos. En el Gobierno piensan lo mismo.

Pero una cosa es el oportunismo político, que probablemente existe en la oposición, y otra muy distinta es discutir la legitimidad de demandarle a la clase dirigente -legisladores, funcionarios, asesores, jueces- que también ellos sean solidarios con millones de argentinos que viven al día y hoy no pueden trabajar.

Si el presidente Fernández les pide solidaridad a los que llevan una vida muy placentera, ¿por qué excluir de ese gesto a la política?

¿Cambiará la pandemia los sistemas políticos, como pronostican pensadores y filósofos en el mundo?

El 2001 -otra emergencia, aunque de carácter económico- dio a luz, muchos años más tarde, lo que luego fue Cambiemos y, más tarde, Juntos por el Cambio: es decir, la primera oposición seria a la hegemonía peronista kirchnerista después de la crisis del radicalismo.

 

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