“Una gran pérdida para Jujuy”

“Una gran pérdida para Jujuy”

El Coya Condorí tenía 70 años. Había sido dirigente sindical en el Ingenio Ledesma y fue secuestrado en 1975. Luego se convirtió en un testigo clave en los juicios por violaciones a los derechos humanos.

 

La noticia comenzó a circular durante la madrugada, surgida entre quienes lo acompañaron en la clínica San Salvador de Jujuy: a las 23.30 del sábado murió Hugo “el Coya” Condorí, 70 años, internado esa misma mañana con un cuadro de meningitis bacterial en un contexto más vasto de angustia y desazón para los militantes populares de la provincia. El Coya Condorí encabezó la Obra Social del Personal del Azúcar del Ingenio Ledesma en los años 70, un espacio que reunió en la comisión directiva a quienes iban a ser secuestrados y desaparecidos antes y después del golpe de 1976 entre demandas y conflictos con el Ingenio Ledesma. Fue sobreviviente de la dictadura, luchador para la apertura de los juicios, testimoniante memorioso y clave en la causa contra Carlos Blaquier. “Su muerte deja a la provincia sin uno de sus referentes más contestatarios. Esto es una gran pérdida para Jujuy en un momento de enorme retroceso de las políticas de derechos humanos en esta provincia”, dice a Página/12 Inés Peña, de Madres y Familiares de detenidos-desaparecidos de Jujuy.

Anoche, algunos compañeros escribieron apurados partes de su historia. Alguien habló de dos refranes preferidos. “Es orgullo ser preso político y poder decirlo”. Y: “Soy parte del grupo de los presos que no le sacan nunca el culo al quincho”, expresión popular en el norte.

Condorí era presidente de la Asociación de ex Presos Políticos de Jujuy y del Partido Solidario. Fue un referente del movimiento sindical de los 70, clave como testigo de contexto en todos los juicios de lesa humanidad de Jujuy. Y una figura también clave para entender el proceso de articulación de los últimos años que reunió en la provincia las demandas del movimiento de derechos humanos y de los movimientos territoriales y Milagro Sala. “Esto para nosotros es un hecho lamentable –agrega Peña–, se nos están muriendo nuestros grandes dirigentes, de angustia y desazón –explica–. Hay que recordar que Condorí además estuvo entre los primeros en la carpa por la reivindicación política de Milagro Sala”.

Condorí nació en San Salvador el 27 de agosto de 1946. Fue segundo de seis hermanos. Su madre vivía en Libertador, su padre en San Salvador, razón por la cual pasó sus primeros años entre ambas localidades. Trabajó de niño en algunas ventas para contribuir en la casa. Y no terminó de estudiar porque eligió trabajar cuando su padre planteó que había dos opciones. A los 14 era ayudante y cadete en tiendas de San Salvador. A los 18 entró en la sección refinería de Ledesma. Para entonces, ya conocía a la compañera con la que tuvo seis hijos.

Condorí inició su actividad gremial en la obra social cuando el sindicato no tenía una. Fue secuestrado en 1975, antes de la Noches de los Apagones de 1976. Estuvo preso en Jujuy y en la Unidad 9 de La Plata. Su testimonio es clave en las causas porque justamente logró articular el proceso previo con la represión. “Acá todo el mundo recuerda a (el médico Luis) Arédez porque era intendente”, dijo en 2012 a Página/12. “Pero eso fue secundario, lo primario es que él era asesor nuestro: Arédez, (Jorge) Weisz, (Carlos) Patrignani y yo fundamos la obra social que es la que se encargó de luchar por el cumplimiento de la Ley de Salubridad, pero nunca la (empresa la) había cumplido. Nosotros veníamos del peronismo, había radicales, Weisz era de Vanguardia Comunista, pero lo que discutíamos era cómo profundizar las políticas de salubridad o de vivienda, más allá de las ideologías había un problema que había que solucionar.”

“Hoy se nos fue el Coya”, dijo ayer su nieto Santiago Hugo Hamud, secretario del parlamento jujeño. “Nos dejas un gran legado que estamos dispuestos a seguir. Saludos a los 30 mil. Y hasta la victoria siempre camarada y abuelo”.

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