Gremios disidentes ya pujan por candidatos y nueva CGT

Gremios disidentes ya pujan por candidatos y nueva CGT

El sector que lidera Hugo Moyano ya cuenta con media docena de nombres para la lista de postulantes a Diputados.

El núcleo de sindicatos opositores que rodea a Hugo Moyano planificó una estrategia de doble objetivo hasta fin de año: tallar con nombres propios en las listas de candidatos del frente que postulará al binomio de Alberto Fernández y Cristina de Kirchner, y presionar por una reformulación anticipada de la CGT. Con esas dos metas apuntará a una conflictividad administrada tendiente a sostener presencia callejera sin tensar en demasía la cuerda con el Gobierno para no facilitarle argumentos de campaña.

Como parte de ese despliegue, el Frente Sindical por el Modelo Nacional organizó ayer un acto en La Matanza para respaldar la candidatura a intendente de Fernando Espinoza y de Verónica Magario a vicegobernadora bonaerense en la fórmula encabezada por Axel Kicillof. En lo formal lo hizo el partido por la Cultura, la Educación y el Trabajo (CET), creado por Moyano hace cuatro años, en una sede del gremio de mecánicos Smata. El frente lo integran, además de los camioneros de Moyano, el Smata, la Asociación Bancaria, la Corriente Federal de Trabajadores (gráficos, pilotos y docentes privados, entre otros) y las dos versiones de la CTA.

La perspectiva electoral del gremialismo disidente está centrada en la nómina para diputados nacionales con el antecedente de 2017, cuando Cristina de Kirchner ubicó en los diez primeros puestos a tres dirigentes de extracción sindical que obtuvieron bancas: Vanesa Siley (judiciales), Walter Correa (curtidores) y Hugo Yasky (CTA de los Trabajadores). Para octubre en el frente esperan al menos repetir ese desempeño con algunos nombres en danza.

Entre ellos pican en punta, por el grupo más cercano al camionero, Facundo Moyano, uno de sus hijos y cuyo mandato por el Frente Renovador vencerá a fin de año, y el canillita Omar Plaíni, que fue diputado nacional hasta 2017 por el Frente para la Victoria. Por la Corriente Federal, el primer espacio gremial en alinearse con Cristina, mencionan a varios dirigentes con aspiraciones o chances de integrar la lista como Héctor Amichetti (Federación Gráfica Bonaerense) y Pablo Biró (Asociación de Pilotos). Mientras que Yasky, por la CTA, apuntará a extender su influencia a otro gremialista del sector, con la mirada puesta en el docente bonaerense Roberto Baradel.

En público los sindicalistas insisten con la máxima de que el peronismo debe integrar un tercio de sus listas con dirigentes de esa extracción como “columna vertebral del movimiento” pero en privado admiten que la prioridad será una lista competitiva con al menos algunos de los nombres incluidos. Eventualmente después de octubre, en caso de un resultado electoral favorable, el sector apuntará a cargos ejecutivos. Saben, además, que los Fernández eventualmente deberán contemplar el apoyo tempranero que les dedicó uno de los cotitulares de la CGT, Héctor Daer.

En paralelo los esfuerzos del frente opositor tendrán por objetivo la propia central obrera. La jefatura bifronte de Daer y Carlos Acuña tiene mandato hasta agosto próximo y desde los espacios tradicionales no brindaron señal alguna de adelantamiento de esos plazos. Tanto los “gordos” de los grandes gremios de servicios como los “independientes” de buen diálogo con Cambiemos aclararon que recién el año próximo esperan retomar las negociaciones con los grupos disidentes con vistas a una eventual reunificación. Sin embargo, cerca de Moyano destacaron la necesidad de consensuar un nuevo liderazgo antes de la asunción del próximo gobierno.

En el razonamiento de los opositores la futura gestión, del signo político que fuese, demandará un sindicalismo unido: si es peronista –como aspiran- requerirá de una CGT fortalecida para contener la conflictividad a la espera de una eventual reactivación de la economía. Si hubiese una reelección de Mauricio Macri, alegan los mismos referentes, la central obrera tendrá que plantarse desde el primer minuto para evitar una sangría de derechos adquiridos a través de la vigencia de las leyes de Contrato de Trabajo y de Asociaciones Sindicales.

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