Por: Emiliano Giri.

Durante la semana siguiente vimos a la sociedad, los medios y hasta “EL” Presidente hacer una cacería sobre el “cheto” de rulos, que cometió el pecado de cargar en su camioneta dos tablas de surf y poner rumbo a la casa de su madre en Ostende, el surfer era definido por gran parte de la sociedad y de las autoridades como un “BOLUDO” en un país donde lo que toca es ser “VIVO” ,como el famoso conductor de TV que al tener avión privado se fue a Esquel con su familia y el novio de una de sus hijas, pero como “El Cabezón” es amigo de la casa, nada de él se dijo desde atril de “La Rosada”, eso sí, donó dos mil dólares al hospital lugareño que representa el 10% de un respirador, como para justificarse ante las puteadas que desde las redes sociales empezaban a circular.

Pero lo del conductor del Bailando es casi anecdótico con lo que vino después. En el transcurso de la semana siguiente a decretarse la cuarentena, se generó en la sociedad argentina un aire esperanzador  de unidad nacional y de coordinación para enfrentar al Coronavirus, convirtiéndonos como buena sociedad ciclotimica que somos en “Albertistas”, y ahí empieza el problema  porque los más obsecuentes (de estos estamos rodeados en todos los ámbitos y espacios políticos), confundieron la necesidad de cerrar filas ante esta crisis sanitaria creyendo que eso era un cheque en blanco para que salgan a militar la pandemia bajo la construcción de un relato en donde “…. la Argentina se convertía en un modelo a estudiar …”(Ministro de salud dixit); “…si estuviera el gobierno anterior no sé cuántos moriríamos…” (la Abuela  de plazo de Mayo dixit), Alberto se convertía en Supermán para la  revista Noticias y hasta el encuestador con apellido de provincia ,se animó a presentar una encuesta donde la imagen positiva del presidente ronda el 93%.

Y este creo se convirtió en un momento de inflexión que tuvo su pico máximo de audiencia este domingo pasado cuando vaya a saber aconsejado ¿por quién?, decidió meterle grieta al sector formal de economía Argentina poniendo a los empresarios grandes, medianos y pequeños en el lugar del enemigo de la sociedad: “ MISERABLES”  los llamó; viejo teorema  del que las sociedades tienen que tener un enemigo en el cual descargar su enojo y su frustración, no sea cosa que si esto empeora esa sociedad termine perdiendo la paciencia y traslade su enojo al sistema.

Ese domingo decenas de miles de empresarios y comerciantes estaban esperando que el gobierno les anunciara alguna propuesta de ayuda para afrontar los salarios de millones de argentin@s que con sus aportes sostienen a los millones de argentin@s que viven en la informalidad, el mensaje a los primeros fue la descalificación, vacía de contenido, confundiendo el concepto de empresario con empresa, no teniéndolos en cuenta, ese domingo muchos, y me incluyo, esperábamos un diferimiento de las cargas sociales, del impuesto a las ganancia y muchas más medidas que no vienen al caso.

La Argentina hace años viene definiéndose entre una sociedad que se sostiene desde la ayuda social del estado o una generadora de empleo que definitivamente ayude a millones de argentinos a salir de la pobreza, el presidente de este último domingo parece estar más cerca de lo primero que de lo segundo, aunque en su campaña haya dicho todo lo contrario.

Las esperanzas de hace 15 días parecen más ilusiones que esperanzas, ojalá que el Presidente retome la senda de la ARGENTINA UNIDA por el bien de TODOS, TODAS y TODES !!!