Un guiño para cada lado

Un guiño para cada lado

Con el afán de hacer equilibrio entre distintos sectores de su partido, el gobernador consideró que "es tiempo de diálogo, de amplitud", pese a algunas voces disonantes como la de Enrique Estévez respecto de un armado con el PJ.

El gobernador Miguel Lifschitz volvió a hacer equilibrio entre las voces de su partido que reclaman la refundación de un frente político nuevo, antimacrista, que incluya al peronismo y a sectores progresistas, y su intención de mostrarse equidistante tanto de Cambiemos como del PJ, o por lo menos del kirchnerismo, para insistir en un espacio que tenga al socialismo como partido principal y a él ‑reforma constitucional mediante‑ como aspirante a la reelección.

Ayer se pronunció a favor de "sumar miradas" y de "construir síntesis sin tachar a nadie", y llamó a evitar la grieta, alocuciones que parecieron dirigidas más hacia el interior de su partido y como contrapunto de las opiniones encontradas de sus dirigentes.

El jefe de la Casa Gris había blanqueado el ocaso del Frente Progresista en el mismo discurso en el hotel Savoy con el que salió a reconocer la derrota de las elecciones legislativas de octubre pasado. Allí había considerado como necesario refundar la coalición que gobierna la provincia desde 2007 con la incorporación de otros sectores, y se refirió sobre todo a organizaciones sociales y gremiales, pero no más precisiones. Fue el senador Miguel Cappiello, primero, y el vicegobernador Carlos Fascendini, después, los que revelaron a Rosario/12 que ya desde mediados del año pasado hay conversaciones con el PJ, o al menos con varios senadores peronistas proclives a revisar la posibilidad de tejer una alianza para enfrentar al macrismo y evitar una probable victoria electoral en la provincia para 2019. Algunos, como el sanlorencino Armando Traferri ‑que armó el Nuevo Espacio Santafesino junto a varios sindicatos‑, y el diputado Luis Rubeo como peronistas convalidaron esos escarceos y los consagraron como una buena causa para frenar la ola amarilla en la Bota.

"No hay que tachar a nadie, ni por sí ni por no", contestó ayer Lifschitz cuando en Radio Dos le preguntaron por la posibilidad de integrar un espacio más amplio junto con dirigentes del justicialismo. "Es tiempo de diálogo, de amplitud", selló.

Las aguas están divididas hacia dentro del partido de la rosa. Su presidente a nivel provincial, Enrique Estévez, se mostró remiso en los últimos días a juntarse con el PJ, o al menos no con el kirchnerismo local. "Cómo vamos a acercanos a los que nos llamaron narcosocialistas", protestó. Y la advertencia sonó dirigida al diputado nacional Luis Contigiani ‑que aunque no está afiliado hoy es el único exponente del bloque socialista en la Cámara Baja‑ quien había proclamado que no hay lugar para posiciones de centro, que hay que polarizar abiertamente para enfrentar y derrotar a la coalición del PRO y de la UCR. En esta línea, según ha ido consultando Rosario/12 en sucesivas ediciones, comulgan el diputado Rubén Galassi, el ya citado Cappiello y ni más ni menos que el vicegobernador, el radical Fascendini. De fondo, un arco de cuadros intermedios del socialismo que se definen como "Fuerza del Territorio" reclaman a la dirigencia socialista que se abra a acuerdos con otras expresiones sociales y políticas para "evitar el avance de la derecha". Aseguran que desde su militancia barrial palpan con mayor fidelidad cuánto ha calado el marketing de Cambiemos en la idiosincrasia popular.

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