El "hartazgo", la razón de Macri para dar otra muestra de poder

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El Gobierno resolvió ahondar las diferencias en el trato entre gremios amigos y opositores

 

"¿Querían ver hasta dónde usa el poder Mauricio? Ahí lo tienen..." Las palabras, que pertenecen a uno de los integrantes del gabinete, sirven para explicar lo que ocurrió en las últimas horas. El Gobierno trazó una raya, un límite. No habrá contemplaciones para aquellos que crucen esa frontera. El presidente Mauricio Macri se hartó del "doble discurso" de algunos de los principales referentes del sindicalismo y les marcó la cancha.

Si bien el diálogo entre el Gobierno y aquellos gremios que participaron de la movilización anteayer continuará, la Casa Rosada tomó el control del Fondo Solidario de Redistribución, que se encarga de reintegrar a unas 300 obras sociales sindicales el dinero que asignan a tratamientos de alta complejidad o medicamentos costosos. Todo se auditará con mayor atención y habrá un especial énfasis en las elecciones sindicales, avisó el Gobierno.

"No vamos a ser revanchistas, esto no cambió lo que dijimos. Seguimos con la misma agenda de trabajo y vamos a continuar dialogando con todos los gremios para construir consensos", dijo a LA NACION uno de los asesores del Presidente en materia laboral.

La reacción de Macri fue clara: echó al viceministro de Trabajo, Ezequiel Sabor, y el superintendente de Servicios de Salud, Luis Alberto Scervino -estaba a cargo de una caja que acumula unos 30.000 millones de pesos destinada a "disciplinar a la dirigencia sindical"-, dos funcionarios que habían llegado al Poder Ejecutivo gracias a su sintonía con sectores de la central obrera.

La salida de Sabor y Scervino, pero especialmente las designaciones de sus reemplazos, Horacio Pitrau, que estaba a cargo de la Subsecretaría de Asociaciones Sindicales, y Sandro Taricco -cercano a Graciela Ocaña-, fueron un gesto de fortaleza para el ministro de Trabajo, Jorge Triaca.

 

El poder del Gobierno luego de las PASO

No se trató de una decisión intempestiva. Mucho menos de un momento de furia del Presidente. Fue otro efecto del resultado de las PASO. Si la suspensión y la habilitación del juicio político contra el camarista Eduardo Freiler fueron un mensaje para la corporación judicial, el de ayer tuvo como destinatarios a los gremios.

El aviso de que la Casa Rosada no dejará pasar este tipo de "provocaciones" llegó fuerte y claro a oídos de los principales referentes del sindicalismo. Según pudo saber LA NACION, todos los gremios se comunicaron en las últimas horas con el Gobierno. Ninguno imaginó una respuesta tan dura.

"Todos los que fueron a la movilización llamaron para justificarse y los que no fueron, para que quede claro que ellos no estuvieron", confiaron fuentes oficiales.

Pero pese al mal humor que causó la movilización que protagonizaron la CGT, las dos CTA y organizaciones sociales, no habrá excluidos. Todos volverán a la mesa de negociación.

Eso sí, el Gobierno marcará diferencias entre "los que entienden" el mensaje que la sociedad dio en las urnas en los últimos comicios y los que no "quieren generar malestar y utilizan a los trabajadores para hacer política".

En ese sentido, en la Casa Rosada rescataron la actitud que mantuvieron los gremios del Transporte, el sector de "los Gordos" y a la conducción de Luz y Fuerza, entre otros. En la lista negra están los Moyano (camioneros) y los independientes, entre los que se destacan José Luis Lingeri (Aguas), Andrés Rodríguez (UPCN) y Gerardo Martínez (Construcción).

"Cuando hablan con nosotros dicen una cosa, nos dicen que hay más empleo y que los sectores se recuperan y crecen, pero después en público dicen otra. Macri se cansó de ese juego", reconoció uno de sus principales asesores.

Los intentos por disuadirlos

"Les dijimos dos veces que habría consecuencias. ¡Que nadie se haga el sorprendido!", aseguraron cerca de Macri.

El Gobierno les avisó a los gremios que una acción como la que realizaron anteayer tendría efectos directos. Según confiaron fuentes oficiales a LA NACION, Triaca habló con los sindicatos antes de las PASO y días después de que se anunció la movilización a la Plaza de Mayo. Los gremialistas desoyeron las advertencias y actuaron.

"La sociedad nos ratificó el domingo y unos días después hacen esto? Nosotros usamos el poder que nos dio la sociedad. Macri no es [Fernando] De la Rúa ni [Raúl] Alfonsín. Ahora ya lo saben", aseguraron fuentes cercanas al jefe del Estado.

En la hoja de ruta en la que el Gobierno pretende avanzar con los gremios hay temas que no serán de trámite sencillo, como la reforma laboral, el blanqueo laboral y los programas de capacitación . El Gobierno aseguró que no habrá imposiciones, que todo será resultado del diálogo, como ya sucedió con la ley de ART y ganancias.

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