La hora de la responsabilidad ante tanta comedia de enredos en el Concejo

La hora de la responsabilidad ante tanta comedia de enredos en el Concejo

El intendente Jorge Nedela no ha encontrado la forma de lograr consensos necesarios para la aprobación de la Ordenanza de Emergencia Económica y Social como la adhesión al pacto fiscal exigido por la gobernadora María Eugenia Vidal a todas las comunas de la Provincia.

 

Ante la llamativa falta de gestión del bloque de concejales de Cambiemos para alcanzar acuerdos en el ámbito del deliberativo, el Ejecutivo municipal no tuvo otra alternativa que hacerse cargo de las negociaciones. Sin éxito, claramente.

Uno de los intentos fue con el concejal díscolo Jorge Pagano, quien rodeado de delegados gremiales y policía vallando el edificio del deliberativo, decidió retirarse hasta nuevo aviso. 

Y la nueva intentona de Cambiemos llegó y –de haberse tratado de una comedia- no habría tenido desperdicio, tal y como la de los dos integrantes del Frente Renovador.

Una vergüenza fue ver a Maximiliano Barragán y al pastor Gustavo Yacenko delegando el mandato que les dio el pueblo, en una improvisada asamblea realizada en el recinto del Concejo, con no más de 50 personas, a los que le preguntaban a viva voz qué debían hacer, si dar quórum o renunciar. Otro fracaso.

Por su parte, el Sindicato de Trabajadores Municipales no tuvo otra alternativa que oponerse sin saber muy bien a qué. Quizás la interna existente en el seno de este gremio, también pesó. La presencia del secretario federativo Alfredo Dulke, en diálogo con el jefe comunal, con una actitud moderada y contemplativa contrastaba con la  del secretario gremial José Haunau, el más combativo del Sindicato, y decidido a enfrentar a Don Alfredo.

Por último el sector del PJ- Unidad Ciudadana, que navega en un barco sin timón ni capitán. Y aparentemente está haciendo agua, se ha quedado sin iniciativas ni ideas para aportar.

No se les ocurre cómo hacer para propiciar un ámbito donde confluyan los sectores del oficialismo y de los trabajadores, para encontrar en conjunto la salida a este conflicto, ni hablar de una propuesta superadora. Lo único que no pueden hacer, es no hacer nada, como lo vienen haciendo.

Frente a tanta mediocridad, lo cierto es que más de 1.600 familias se encuentran amenazadas por la incertidumbre que les provoca no saber cuándo percibirán sus salarios. Quizás llegó la hora de la responsabilidad y la madurez. Aunque tarde, será bienvenida.

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